Juan 6,51-58 – yo le resucitaré el último día

Texto del evangelio Jn 6,51-58 – yo le resucitaré el último día

51. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
52. Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
53. Jesús les dijo: «En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes.
54. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
55. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
56. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
57. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
58. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»

Reflexión: Jn 6,51-58

Nunca habremos insistido lo suficiente en la importancia de la Eucaristía para la vida cristiana y la salvación de la humanidad. No es algo que podemos tomar con la ligereza que lamentablemente cada vez se extiende más. Debemos confesar que con mucha tristeza vemos que cada día son menos personas las que frecuentan los templos a la hora de la Misa y muy pocos los que participan en la Comunión, peor aun cuando el curita, el sacristán o el monitor, por dárselas de “ortodoxo” o sabe Dios con que licencia se lanza el: “los que estén DEBIDAMENTE preparados pueden acercarse a recibir la Comunión; los demás se sientan y cantamos”. ¿En qué consiste la DEBIDA preparación que con tanto énfasis señalan? No lo sabemos a ciencia cierta; para algunos es una cosa y para otros otra. El hecho es que en vez de enfatizar en la gran oportunidad que tienen de participar en la Eucaristía, el gran Don que están por recibir, del que depende su resurrección y la vida eterna, los ahuyentan fomentando falsos temores. El hecho es que en la última cena hasta Judas comulgó y ni el Señor ni nadie se lo impidieron. No queremos fomentar ir contra las normas que al respecto establece la Iglesia, pero no podemos hacer que estas parezcan superiores y más determinantes que las Palabras de Cristo. Él nos extiende una invitación a todos, sin condiciones. Eso sí, debemos comer de su cuerpo y beber de su sangre para que Él nos resucite el último día. Esta es otra hermosa promesa que no debemos olvidar. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.

Seguir leyendo Juan 6,51-58 – yo le resucitaré el último día

(638) vistas

Imágenes Relacionadas: