Marcos 3,7-12 – se le echaban encima para tocarle

Texto del evangelio Mc 3,7-12 – se le echaban encima para tocarle

7. Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea,
8. de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.
9. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.
10. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.
11. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
12. Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

Reflexión: Mc 3,7-12

Jesús no pasa desapercibido para toda aquella gente. Si reparamos en el texto y nos trasladamos imaginariamente a aquella escena, en aquel entonces, podemos ver cientos y aun miles de personas que se agolpaban en torno a Jesús, al extremo que corría el peligro de ser aplastado. Así de desesperados estaban por -aun cuando solo sea-, tocarlo. Se trata de un fenómeno de masas que actualmente lo podemos apreciar en aquellos festivales musicales emblemáticos, en los que la juventud se enfervoriza de tal modo, que algunos pierden la razón y hacen locuras. Semejante y aun mayor era la atracción que ejercía Jesús, comprensible por lo que decía y hacía. Era como un bálsamo para el espíritu para cuantos podían escucharle y curación verdadera para muchos, que la alcanzaban con solo tocarle. Solo así se explica que vinieran de cada rincón de aquel mundo, por donde se iba extendiendo su fama. Nadie quería perderse la oportunidad de oírlo y si fuera posible tocarlo. Podemos imaginar cual sería la situación que el propio Jesucristo tuvo que pedir que sus discípulos le prepararan un balsa para ponerlo a salvo, poniendo agua de por medio entre Él y la multitud. No habían estrados, ni micrófonos, ni alto parlantes, ni luces, ni música, ni volantes, ni whatsapp, ni Facebook, ni radio, ni email…Había que estar muy cerca para oírlo y, desde luego, mucho más, para tener la oportunidad de tocarlo. ¿Y cómo no tentar la ocasión de alcanzarlo si podían atestiguar la curación que con solo este hecho lograban muchos? Jesucristo en aquel momento era un verdadero fenómeno de masas. Era viral, como el twitt, la imagen o el video que alcanza millones de vistas en el período más corto. Pensemos un momento en eso. ¿Es que aquella gente eran todos tontos e ingenuos? En atención a la admiración que causaba entre nuestros hermanos, personas semejantes a nosotros, prestémosle un poco de atención, que bien ganada la tiene. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.

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