Marcos 6,30-34 – dejándolo todo, le siguieron

Texto del evangelio Mc 6,30-34 – dejándolo todo, le siguieron

1. Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios,
2. cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
3. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
4. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echen sus redes para pescar.»
5. Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.»
6. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
7. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.
8. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»
9. Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.
10. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.»
11. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

Reflexión: Mc 6,30-34

Lo que hacen Pedro y sus compañeros, es lo que el Señor espera de todos nosotros. Es bueno repetirlo y recordarlo, porque a punta de negarlo, no respondemos a la altura que el Señor exige, justificándonos, como si se tratara de un lenguaje figurado o solo dedicado a Simón Pedro y su gente. El problema radica en que no llegamos a entender lo perentorio del llamado de Jesús y lo excluyente que es con respecto a cualquier otra actividad. El Señor nos quiere a dedicación exclusiva. Esto es algo que comprendemos muy bien cuando se trata de un trabajo y sabemos que en tal caso debemos negociar muy bien, porque la remuneración y las gollerías deben ser altos si alguien nos quiere con exclusividad o en todo caso, la causa debe ser muy prestigiosa o de mucha trascendencia. Solo así estaremos dispuestos a entregarnos en exclusividad. Por lo general no nos gusta, ni queremos un trabajo o actividad con tal grado de compromiso y sin embargo eso es lo que nos pide el Señor. ¿Lo haremos? ¿O caeremos en el lugar común de asentir de palabra, pero no de obra? Decimos que somos cristianos y hemos decidido seguir a Jesús, pero si no lo decimos nadie lo nota, porque seguimos con nuestra vida y actividades de siempre, sin que alguien pueda notar el menor detalle que pudiera exteriorizar nuestro compromiso. ¿Qué clase de compromiso es este que no se manifiesta de modo externo? Pongámoslo de este modo: juramos amor eterno a una señorita y le decimos que nos uniremos a ella hasta que la muerte nos separe, pero seguimos llevando vida de solteros y cada quien duerme en sus respectivas casas. Le decimos a todo el mundo que estamos casados, pero nadie nos ve juntos en ningún momento del día ¿Sería posible? ¿Sería correcto? ¿No? Y entonces ¿por qué parece que aplicamos este tipo de relación con Jesús? ¿Es tan solo apariencia o es real? «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

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