Lucas 4,24-30 – le arrojaron fuera de la ciudad

Texto del evangelio Lc 4,24-30 – le arrojaron fuera de la ciudad

24. Y añadió: «En verdad les digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.»
25. «Les digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;
26. y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.
27. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»
28. Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
29. y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
30. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

Reflexión: Lc 4,24-30

No nos gusta que venga alguien con pretensiones de decirnos lo que debemos hacer y mucho menos si lo conocemos, porque, llegado un momento, aunque pudiera tener la razón, nuestro orgullo y soberbia pueden más y entonces empezamos a preguntarnos: ¿con qué autoridad nos habla de esta manera? ¿quién es este para que venga a decirnos lo que debemos hacer o dejar de hacer? ¿después de todo, no es un hombre como nosotros, con limitaciones y defectos como cualquiera de nosotros? ¿no es fulanito, al que conocemos desde niño, con el que hemos corrido, jugado y a cuyos papas y hermanos conocemos bastante bien? ¿de dónde viene a decirnos lo que debemos hacer? ¿con qué autoridad? Muchas veces ni si quiera nos detenemos a considerar sus argumentos, pues nos basta con la idea, los prejuicios que tenemos sobre esta persona o sobre lo que nos intenta decir. En el fondo, es pura soberbia, que no estamos ni si quiera dispuestos a escuchar. Esta es una pésima actitud que lamentablemente es más frecuente de lo que pensamos. Nos cuesta cambiar y no lo haremos por alguien cuya credibilidad –debido a nuestros prejuicios-, es reducida. Tal y como lo plantea el Señor, en tal caso, mejor aplicar la astucia y salir por la tangente, antes que chocar, porque las consecuencias pueden ser desastrosas…levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

Seguir leyendo Lucas 4,24-30 – le arrojaron fuera de la ciudad

(1693) vistas

Imágenes Relacionadas: