Lucas 9,28b-36 – Este es mi Hijo

Texto del evangelio Lc 9,28b-36 – Este es mi Hijo

28. Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.
29. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante,
30. y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;
31. los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.
32. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
33. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.
34. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.
35. Y vino una voz desde la nube, que decía: « Este es mi Hijo, mi Elegido; escúchenle.»
36. Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Reflexión: Lc 9,28b-36

Estamos frente a un episodio único en el Nuevo Testamento. Que recordemos solo hay otro en el que se oye la voz del Padre y es en el Jordán, cuando Jesús es bautizado. Aquí, a ojos de tres discípulos elegidos, que tiene el privilegio de asistir a este encuentro, por unos momentos Cielo y Tierra se unen, en una convergencia nunca antes vista, dejando deslumbrados a los discípulos invitados a atestiguar semejante encuentro. No hay palabras para describirlo. Tan es así que los testigos no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. Pongámonos en sus zapatos. ¿Qué diríamos? No hay forma de describirlo. Las palabras se quedan cortas; no alcanzan. Pecando de audaces nos atrevemos a aventurar, sin ánimo de explicarlo, ni abarcar este evento, que asistimos a una apertura en el tiempo y el espacio, en el que Jesús se encuentra con dos personajes distantes varios siglos entre sí y con Él, que desafían toda lógica y realidad conocida. Es algo indescriptible y si el encuentro tiene estos ribetes, imaginemos las vestimentas y todo a su alrededor. Los discípulos no podían dormir, a pesar del sueño que los invadía y es que estaban viendo a Jesús en Su Gloria. Al menos es lo que ellos alcanzaron a comunicar, pero es tal el asombro y el ambiente que los envuelve, tal la sensación de bienestar, que quieren armar unas carpas para quedarse allí. Era un lugar que invitaba a la contemplación: sin tiempo, sin espacio, sin apuro, sin preocupación ni ansiedad alguna. Pocas veces habremos sentido algo semejante, sin embargo hemos tenido encuentros con Dios en nuestras vidas que permiten aproximarnos a aquella sensación, por eso podemos atrevernos a imaginar. Pero nunca hemos escuchado el estruendo de esa voz de Dios, que habla con cariño y al mismo tiempo con autoridad y un inconfundible acento en la Verdad, como solamente Él puede hacerlo, brotando de todo lado, incluso de nuestro interior. La voz de Dios lo penetra todo y hace prácticamente imposible desprendernos de Su vibración que pone en actividad cada una de nuestras células, ordenándolas y poniéndolas en acción al unísono en una misma dirección y con el mismo propósito. Es el mismo Dios que nos habla y nos dice lo que debemos hacer. Y vino una voz desde la nube, que decía: « Este es mi Hijo, mi Elegido; escúchenle.»

Seguir leyendo Lucas 9,28b-36 – Este es mi Hijo

(366) vistas

Imágenes Relacionadas:

Mateo 5,43-48 – sean perfectos

Texto del evangelio Mt 5,43-48 – sean perfectos

43. «Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
44. Pues yo les digo: Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan,
45. para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46. Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47. Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48. Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial.

Reflexión: Mt 5,43-48

¿En qué consiste la perfección a la que nos invita Jesucristo? Ver al mundo y razonarlo todo desde otra perspectiva, en la que no descartemos a aquellos que no nos quieren o que nos odian, sino que por el contrario tratemos de incluirlos. Se trata de desarrollar un comportamiento inusual y generalmente inaceptable para nuestros pares y sin embargo exigido por Dios. ¿Cuántas veces quedamos con colegas, compañeros de trabajo e incluso amigos en algo que luego no se cumple, porque alguien falta a su compromiso? Precisamente hoy tuve que hacer un viaje de cerca de una hora tomando dos conexiones para llegar a una reunión a la que no asistió ninguno de los dos colegas con los que habíamos quedado. Ambos se disculparon con sendas excusas, y no sentí el menor remordimiento en ellos por haberme hecho perder casi dos horas en ir y volver de este lugar. ¿Cuál fue mi reacción? A cada uno de ellos a su turno, cuando me estaban dando sus explicaciones, les colgué sin despedirme, muy molesto. Creo que tenía razón para sentirme así, sin embargo, tendría que haberme controlado, procurando un mejor final, porque aun sin ser enemigos, se ha deteriorado la relación, porque a su poco cortés comportamiento se ha sumado el mío. Y si bien este no es un asunto tan grave, que vaya a terminar con nuestra relación, ya hay un disgusto que nos predispone a actuar de otro modo. Y esto es lo que debemos evitar. Para aspirar a ser perfectos, tenemos que esforzarnos por ver toda situación de este tipo, desde la otra perspectiva, respetando a nuestros hermanos, perdonándoles y olvidando, tratándolos con la esperanza implícita que todo haya sido perdonado, olvidado y que se habrá de producir un cambio, que al menos nosotros estamos dispuestos a llevarlo adelante, de lo cual damos evidencia con nuestra actitud. Saludamos y con nuestra actitud mostramos que nos estamos esforzando por impedir que se afiance la enemistad, que podemos y estamos dispuestos a sobreponernos y limar asperezas. Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial.

Seguir leyendo Mateo 5,43-48 – sean perfectos

(298) vistas

Imágenes Relacionadas:

Mateo 5,20-26 – vete primero a reconciliarte con tu hermano

Texto del evangelio Mt 5,20-26 – vete primero a reconciliarte con tu hermano

20. «Porque les digo que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
21. «Han oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal.
22. Pues yo les digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego.
23. Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24. deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel.
26. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

Reflexión: Mt 5,20-26

Nuestra suerte no está de ninguna manera desligada de la de nuestros hermanos. ¡Somos responsables por ellos! Así que, si hay alguien en tu barrio, en tu pueblo, en tu ciudad, en tu país y aun en el mundo que con su cinismo y maldad hace daño a los más humildes o a los indefensos, tenemos el deber de actuar astuta y eficientemente para persuadir por medios pacíficos que se abstenga de tal proceder, porque no le está permitido a nadie abusar, ni faltar a los demás. Hemos de obrar con mucha prudencia a fin de no desatar mayor violencia, porque esta solo acarrea mayor violencia y por ningún motivo debemos hacer que esta se incremente y potencie, sino todo lo contrario. Muchas veces es preciso sacrificar algo de nuestra parte, con tal de lograr mayor comprensión y empatía, tal como acabamos de verlo hacer al Papa Francisco en México, donde no se ha cansado de pedir perdón tato a los pueblos indígenas, tradicionalmente marginados y mal tratados, como a los presos, a quienes ha pedido perdón por no saber responder a sus necesidades y demandas. Él se ha echado sobre sus espaldas y por lo tanto también sobre las espaldas de la Iglesia, la responsabilidad por el maltrato violento y sistemático del que han sido víctimas los indígenas mexicanos y con ellos, los de toda América India. Esto es lo propio de un líder cristiano, como es el Papa. Este es un gesto que debía ser imitado por los poderes políticos de turno de cada uno de los países latinos, que solo han sabido contribuir al maltrato y explotación indiferente de los pueblos aborígenes, despojándolos de sus tierras y de los recursos mínimos para subsistir. No otra cosa fueron las guerras de conquista, las colonias y los virreinatos. Y tras poco más de dos siglos de independencia en promedio, las oligarquías y las cúpulas políticas de estos países han mantenido la misma situación de opresión y explotación, en beneficio de los privilegiados que ostentan el poder, cada quien a su turno, perennizando las diferencias injustas impuestas por la conquista…deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.

Seguir leyendo Mateo 5,20-26 – vete primero a reconciliarte con tu hermano

(420) vistas

Imágenes Relacionadas:

Mateo 7,7-12 – todo cuanto quieran que les hagan

Texto del evangelio Mt 7,7-12 – todo cuanto quieran que les hagan

7. «Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá.
8. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9. ¿O hay acaso alguno entre ustedes que al hijo que le pide pan le dé una piedra;
10. o si le pide un pez, le dé una culebra?
11. Si, pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!
12. «Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganselo también ustedes a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.

Reflexión: Mt 7,7-12

Esta es la ley del talión, el ojo por ojo, pero al revés. Tan es cierto que el mismo Señor sentencia al final: esta es la Ley y los Profetas. Nos llama mucho la atención, porque el Señor no usa las palabras de cualquier manera, sino con una intención. Y resulta que cuando resume todos los mandamientos en “amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos”, termina con la misma frase. No es casual, sino que le está dando el mismo rango, la misma categoría a esta oración. En otras palabras, podemos entender que: todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganselo también ustedes es otra forma de formular el resumen de los Mandamientos. Ha de ser así, sino no lo diría. Hagamos el esfuerzo de reflexionar y descubrir esta similitud. Veamos, no es normal que alguien actúe contra sus intereses, contra sí mismo, aunque algunas personalidades patológicas como los masoquistas tal vez podrían hacerlo, pero se trataría de una excepción y de un comportamiento inesperado y censurable. Lo más natural es que procuremos lo mejor para nosotros y que esperemos que así nos traten los demás. Si eso es lo que nos gustaría, pues de ese mismo modo debemos tratar a nuestro prójimo, que no es sino otra forma de decir que lo amemos como a nosotros mismos. Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganselo también ustedes a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.

Seguir leyendo Mateo 7,7-12 – todo cuanto quieran que les hagan

(1064) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 11,29-32 – generación malvada

Texto del evangelio Lc 11,29-32 – generación malvada

29. Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás.
30. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación.
31. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
32. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.

Reflexión: Lc 11,29-32

Algunos de nosotros no estamos conformes con lo que nos ha dicho Jesucristo, la forma en que se ha presentado y lo que ha hecho. Hay a algunos que incluso les parece anacrónico su mensaje, lleno de figuras arcaicas, correspondientes a otro tiempo y otro modo de ver el mundo. Diríamos que prácticamente el mensaje ha quedado obsoleto. Son muchos lamentablemente los que en la práctica piensan así. Decimos “en la práctica”, porque algunos todavía tienen escrúpulos en confesarlo, pero la verdad es que de uno u otro modo Jesucristo significa muy poco para ellos, lo que es realmente preocupante. Este es un fenómeno muy común en Europa, que paulatinamente se va expandiendo por el mundo entero, teniendo cantidad de representantes en los países de América Latina, tradicionalmente católicos. Y es que el fenómeno nos parece que empezó en los años sesenta de la década pasada, cuando llegó el rock, el movimiento hippie, el “amor libre”, los cabellos largos, la marihuana, el LSD y la revolución sexual, entre otras cosas. Creo que es básicamente la generación que ejercía en aquel entonces la paternidad la que quedó pasmada, obnubilada o paralizada. Como resultado de ello, sus hijos crecieron sin renegar, pero tampoco mostrar demasiada simpatía por la religión y el Señor. La tercera generación escasamente acudió al templo en unas cuantas y contadas veces a lo largo de su vida y aunque recibió educación religiosa en el colegio, esta fue impartida por una generación de profesores carentes de fe; profesionales que –no siendo religiosos-, lidiaban con este curso como uno más del currículo. Finalmente, la cuarta generación en ciernes, la generación digital, nacida en este nuevo siglo, desconoce la fe y la religión se presenta como un tema tabú dentro de sus hogares, del que solo llegan a atisbar algo cuando algunos de sus abuelos, promueven la poca fe que recibieron a través de la participación en algunos actos piadosos. La fe va desapareciendo. Los templos van quedando vacíos, en muchas localidades, aun los domingos. Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás.

Seguir leyendo Lucas 11,29-32 – generación malvada

(315) vistas

Imágenes Relacionadas:

Mateo 6,7-15 – hágase tu Voluntad

Texto del evangelio Mt 6,7-15 – hágase tu Voluntad

6. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7. Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados.
8. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
9. «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
10. venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
11. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
12. y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
13. y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
14. «Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
15. pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Reflexión: Mt 6,7-15

El Señor, mejor que nadie, sabe muy bien lo que nos conviene. Por eso nos enseña en este pasaje: primero, a orar y segundo, cómo debemos orar. Dos asuntos de vital importancia para nuestras vidas. El primero, el solo hecho de orar es de una trascendencia vital. Significa reconocer que no podemos ni somos nada sin Él. Lo necesitamos para vivir cada día, como necesitamos del aire, de la luz, del sol, del alimento y del descanso. Eso quiere decir: vital. No es algo de lo que podamos prescindir. Si lo hacemos, como las plantas, sin agua, ni luz, ni tierra, empezamos a languidecer, a marchitarnos, hasta morir. Qué importante es que captemos esta idea a cabalidad, porque si algo está ocurriendo con la humanidad es precisamente que pretendemos que podemos vivir sin Dios, lo que viene acarreando las graves consecuencias que todos padecemos y conocemos. Una sociedad sin Dios, está destinada al sin sentido, al fracaso y a la muerte. Hemos dicho que Dios nos ha creado Libres y es Verdad. Podemos, entonces escoger entre Dios y todo el resto, que no es Dios y que el Señor llama el Dinero, porque bien examinado, como lo ha hecho Él, nos conduce a este y a lo que este representa, que no es otra cosa que la idolatría, es decir, poner nuestra confianza y fe en otra cosa que no sea Dios. Y es que, quien no cree en Dios es porque, en realidad, ha puesto su confianza en otra cosa, que para él es primero y usualmente es la acumulación de riqueza, es decir, la acumulación y acaparamiento de todo aquello necesario para vivir, pero en cantidades exageradas y sin importar que ello signifique, como en muchos casos sucede, restar a otros lo que ellos necesitan para vivir. Esto se traduce en apetitos desordenados, que finalmente conducen a la perdición y a la muerte. Que no alcancemos a entenderlo o no queramos entenderlo, no cambia el resultado del que el Señor nos advierte. Por eso, siendo Libres, nos conviene escoger lo que Jesús nos manda, es decir, amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos…venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.

Seguir leyendo Mateo 6,7-15 – hágase tu Voluntad

(4753) vistas

Imágenes Relacionadas:

Mateo 25,31-46 – Vengan, benditos de mi Padre

Texto del evangelio Mt 25,31-46 – Vengan, benditos de mi Padre

31. «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: » Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.
35. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron;
36. estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme.»
37. Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
38. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
39. ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?»
40. Y el Rey les dirá: «En verdad les digo que cuanto hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron.»
41. Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
43. era forastero, y no me acogieron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron.»
44. Entonces dirán también éstos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?»
45. Y él entonces les responderá: «En verdad les digo que cuanto dejaron de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejaron de hacer.»
46. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»

Reflexión: Mt 25,31-46

¿Cuál es el propósito de estas Palabras? ¿Qué busca el Señor? Que caigamos en la cuenta que es lo que hacemos por el prójimo lo que cuenta y nada más, fundamentalmente referido a estas obras de caridad desinteresadas y básicas, dirigidas a los que padecen, a los que están solos, a los que necesitan y no encuentran consuelo, sin importar que sean o no nuestros familiares o amigos. Esta es una disposición que debemos tener en general hacia nuestro prójimo, por el solo hecho de serlo, porque todo lo que hacemos por estos, los más pequeños, los menos afortunados, lo estamos haciendo con el mismo Jesús. No hay otra forma de manifestarle nuestro amor que a través de nuestros hermanos, empezando por los más necesitados, los más débiles y desvalidos. Esto es algo que debemos meternos en la cabeza. No se trata de ser bueno o malo, como hemos simplificado. No se trata de “ayudar a los pobres”, como con frecuencia repetimos de memoria en nuestra niñez y adolescencia, como un dogma aprendido en el hogar o en el colegio. La palabra ayudar no se emplea ni por asomo, ni nada que se le parezca. Se trata más bien de “entrar en sintonía”, de ser sensible con los que menos tienen y más sufren en nuestro entorno, ya sea porque les falta libertad, salud, algo con qué guarecerse del frío o de las inclemencias del clima, algo con qué saciar su hambre o su sed o u lugar para quedarse, estando lejos de su hogar. Libertad, salud, vestido, hambre, sed, acoger y enterrar. Estas son las siete obras de misericordia corporales que deben movernos a actuar cristianamente, tal como Jesucristo espera y nos da a conocer. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: » Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.

Seguir leyendo Mateo 25,31-46 – Vengan, benditos de mi Padre

(880) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 4,1-13 – No sólo de pan vive el hombre

Texto del evangelio Lc 4,1-13 – No sólo de pan vive el hombre

1. Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto,
2. durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre.
3. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.»
4. Jesús le respondió: «Esta escrito: No sólo de pan vive el hombre.»
5. Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;
6. y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero.
7. Si, pues, me adoras, toda será tuya.»
8. Jesús le respondió: «Esta escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto.»
9. Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo;
10. porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para que te guarden.
11. Y: En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna.»
12. Jesús le respondió: «Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios.»
13. Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo oportuno.

Reflexión: Lc 4,1-13

Jesús mismo necesita la penitencia o en todo caso pasa por ella para enseñarnos que debemos ser humildes y someternos a ella, si queremos afinar nuestro espíritu. No lo sabemos todo, ni lo tenemos todo. Hemos de tomar nuestros pensamientos, nuestra devoción y nuestro proceder con más humildad, reconociendo que no tenemos la última palabra, que no porque sentimos tan profundamente al Señor en nuestras vidas, ha de ser necesariamente que así lo tenemos. Sospechemos de este sentimiento. Pongámoslo a juicio. Veamos qué tan fuerte y puro es. Sometámoslo a la penitencia para acrisolarlo o en todo caso determinar si es correcto y qué tan limpio y sincero es. No demos por hecho que hemos alcanzado el temple y la altura necesarios. Recordemos que estamos en un camino que va en ascenso y siempre habrá algo más allá, más arriba. Si no tenemos la suficiente humildad, tal vez lo pasemos por alto y no lo veremos. Este es un tiempo ideal, para poner todo en tela de juicio y volverlo a repensar, con la ayuda de la Gracia de Dios, única inamovible. Tal vez estamos atrapados en una rutina que solo es conveniente para nosotros o que solo reditúa beneficios a nuestra vanidad, soberbia y orgullo disfrazadas de falsa humildad. Tal vez nos hemos hecho esclavos y debemos por el contrario desprendernos y dejar todo cuanto nos tiene dominados, sirviéndonos, antes que servir a Dios o al prójimo como se nos tiene mandado. Tal vez incluso estamos sirviendo al demonio, a la debilidad y la perdición, cuando nos creemos encaminados a Dios y sin embargo no somos capaces del menor sacrificio, ni nada que nos incomode y haga salir de nuestra rutina. Tal vez es tiempo de hacer unas renuncias y enfocarnos verdaderamente en lo que constituye nuestro deber, nuestra obligación, aquello que Dios y los nuestros esperan y merecen. ¡Cómo saberlo si no nos apartamos un momento, nos ponemos en penitencia y dejamos que el Espíritu de Dios que habita en nosotros nos ayude a responder! No tenemos todas las respuestas, y es preciso afinarnos para seguir avanzando. Jesús le respondió: «Esta escrito: No sólo de pan vive el hombre.»

Seguir leyendo Lucas 4,1-13 – No sólo de pan vive el hombre

(1117) vistas

Imágenes Relacionadas: