Mateo 13,1-9 – cayeron en buena tierra y produjeron cosecha

Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.

Texto del evangelio Mt 13,1-9 – cayeron en buena tierra y produjeron cosecha

01. Ese día Jesús salió de casa y fue a sentarse a orillas del lago.
02. Pero la gente vino a él en tal cantidad, que subió a una barca y se sentó en ella, mientras toda la gente se quedó en la orilla
03. Jesús les habló de muchas cosas, usando comparaciones o parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar
04. Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron
05. Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron en seguida, pues no había profundidad
06. Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron.
07. Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron.
08. Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.
09. El que tenga oídos, que escuche.»

Reflexión: Mt 13,1-9

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Mateo 13,1-9 cayeron en buena tierra y produjeron cosecha

El Señor ha venido y ha salido a sembrar. ¿Qué clase de tierra soy? ¿Cómo recibimos el mensaje que nos trae? Siendo el Señor el Hijo de Dios, ¿qué otra razón puede haber para que no demos los frutos esperados que no sea nuestra mala disposición?

¿Habrá algo que podamos hacer para mejorar nuestra productividad? Depende de la clase de persona que somos, pero ¿cuánto de lo que somos es perfectible? ¿Cuánto de lo que somos está en nuestras manos cambiar?

¿Qué podemos hacer? En primer lugar, reconociendo humildemente quién nos habla, poner lo mejor de nosotros para oírlo esforzándonos por atender y entender. Paralelamente, orar pidiendo la Gracia de contarnos entre los escogidos, capaces de dar el ciento por uno.

Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.

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Mateo 12,46-50 – ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

«Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

Texto del evangelio Mt 12,46-50 – ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

46. Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
47. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»
48. Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
49. Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
50. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

Reflexión: Mt 12,46-50

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Mateo 12,46-50 ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Recordamos con mucha tristeza las veces que algunos amigos nuestros e incluso nosotros, hemos usado la excusa de nuestra familia para evadir un compromiso, una responsabilidad.

Somos muy propensos a aceptar las excusas de aquél o aquella que se justifica con sus hijos, sus padres ancianos y sus hermanos. Solemos distorsionar a tal extremo las prioridades que ponemos por encima de todo a nuestros parientes.

¿Debe ser así? ¿Estamos seguros? Pues si respondiste que sí, fíjate que el Señor nos enseña otra cosa. Y si somos cristianos ¿no debíamos seguir Su ejemplo? Sin embargo, muy fácil y rápidamente nos excusamos y sentimos que hacemos bien.

«Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

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Mateo 12,38-42 – aquí hay algo más que Salomón

La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.

Texto del evangelio Mt 12,38-42 – aquí hay algo más que Salomón

38. Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti.»
39. Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás.
40. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.
41. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.
42. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.

Reflexión: Mt 12,38-42

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Mateo 12,38-42 aquí hay algo más que Salomón

En los tiempos en que nos ha tocado vivir, todo lo tomamos muy superficialmente. Profundizamos muy poco en lo que vemos u oímos y sin embargo juzgamos. Calificamos, aprobamos o desaprobamos por meras evidencias superficiales.

Queremos evidencias contundentes, que nos hagan cambiar de parecer y que fundamenten nuestras creencias. Sin embargo damos poca oportunidad a que estas ideas se profundicen y consoliden.

Todo lo queremos para ahora, para este momento. Porque no tenemos tiempo. Estamos instalados en la butaca de un tren que camina a una velocidad vertiginosa, que no nos da tiempo a detenernos a reflexionar en nada.

La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.

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Lucas 10,38-42 – una sola es necesaria

«Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada».

Texto del evangelio Lc 10,38-42 – una sola es necesaria

38. Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
39. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
40. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude».
41. Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,
42. y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada».

Reflexión: Lc 10,38-42

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Lucas 10,38-42 una sola es necesaria

Andamos medio desubicados. Esto se debe a que nuestra vida carece de norte. Hemos puesto en el centro una serie de cosas sin importancia. Sin embargo nos preocupamos absurdamente por ellas. Nos quitan la vida.

Es tiempo de ponernos a pensar seriamente que es lo que más nos importa. Y para evitar palabras que no reflejan la realidad objetiva, preguntémonos en qué invertimos nuestro tiempo. Por ejemplo, ¿a qué dedicamos nuestros fines de semana?

Todo nos angustia y preocupa por anticipado, porque queremos tenerlo todo controlado. Sin embargo, si ahondamos un poco constatamos que muchas veces andamos preocupados por situaciones secundarias.

«Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada».

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Mateo 12,14-21 – No discutirá, ni gritará

Viene mi siervo, mí elegido, el Amado, en quien me he complacido. Pondré mi Espíritu sobre él, para que anuncie mis juicios a las naciones. No discutirá, ni gritará, ni se oirá su voz en las plazas.

Texto del evangelio Mt 12,14-21 – No discutirá, ni gritará

14. En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.
15. Jesús lo supo y se alejó de allí, pero muchas personas lo siguieron, y él sanó a cuantos estaban enfermos.
16. Pero les pedía insistentemente que no hablaran de él.
17. Así debían cumplirse las palabras del profeta Isaías:
18. Viene mi siervo, mí elegido, el Amado, en quien me he complacido. Pondré mi Espíritu sobre él, para que anuncie mis juicios a las naciones.
19. No discutirá, ni gritará, ni se oirá su voz en las plazas
20. No quebrará la caña resquebrajada ni apagará la mecha que todavía humea, hasta que haga triunfar la justicia.
21. Las naciones pondrán su esperanza en su Nombre.

Reflexión: Mt 12,14-21

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Mateo 12,14-21 No discutirá, ni gritará

El Evangelio de hoy trae esta hermosa cita del Profeta Isaías que extraordinariamente ratifica los atributos con que se reconoce al Mesías y que Jesucristo encarna. De este modo el Antiguo Testamento se une con el Nuevo haciéndonos notar la continuidad y coherencia del Plan de Dios.

Jesucristo es aquel a quien alude Isaías alrededor de 700 años antes. Él será condenado por los judíos a morir en la cruz. Siendo Dios, no ofrecerá resistencia alguna. Dará su vi para salvarnos del pecado y la muerte.

Jesucristo resucitará al tercer día, venciendo de este modo la muerte y enseñándonos el Camino del amor. No hay amor más grande que el de aquel que da su vida por sus amigos. Jesucristo se sometió libremente a esta humillación y llegó a este extremo por amor.

Viene mi siervo, mí elegido, el Amado, en quien me he complacido. Pondré mi Espíritu sobre él, para que anuncie mis juicios a las naciones. No discutirá, ni gritará, ni se oirá su voz en las plazas.

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Mateo 12,1-8 – Quiero misericordia, no sacrificios

Y si ustedes entendieran estas palabras: Quiero misericordia, no sacrificios, ustedes no condenarían a quienes están sin culpa.

Texto del evangelio Mt 12,1-8 – Quiero misericordia, no sacrificios

01. En cierta ocasión pasaba Jesús por unos campos de trigo, y era un día sábado. Sus discípulos, que tenían hambre, comenzaron a desgranar espigas y a comerse el grano.
02. Al advertirlo unos fariseos, dijeron a Jesús: «Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido hacer en día sábado.»
03. Pero él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre?
04. Pues entró en la casa de Dios y comieron los panes presentados, que les estaban prohibidos tanto a él como a sus compañeros, pues están reservados a los sacerdotes.
05. ¿No han leído en la Ley que los sacerdotes en el Templo no observan el descanso, y no hay culpa en eso?
06. Yo se lo digo: ustedes tienen aquí algo más que el Templo.
07. Y si ustedes entendieran estas palabras: Quiero misericordia, no sacrificios, ustedes no condenarían a quienes están sin culpa.
08. Además, el Hijo del Hombre es Señor del sábado.

Reflexión: Mt 12,1-8

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Mateo 12,1-8 Quiero misericordia, no sacrificios

Este es un momento oportuno para reflexionar en torno a la Misericordia. Estamos en el año de la Misericordia y a estas alturas ya debíamos tener muy claro en qué consiste. De cualquier modo, hoy hemos de reflexionar en ella, porque esto es lo que quiere Dios.

La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: miserere, que significa tener compasión, y cor, que significa corazón. Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. Que no es lo mismo que pena. Es padecer con; es implicarse en el sufrimiento de los demás, reconociéndonos como hermanos.

Hemos de reconocernos imperfectos y falibles. No somos capaces de hacer todo lo que queremos. Cometemos errores. Somos falibles. Necesitamos ser perdonados y perdonarnos unos a otros, como Dios nos perdona.

Y si ustedes entendieran estas palabras: Quiero misericordia, no sacrificios, ustedes no condenarían a quienes están sin culpa.

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Marcos 16,15-20 – El que crea y se bautice, se salvará

Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado.

Texto del evangelio Mc 16,15-20 – El que crea y se bautice, se salvará

15. Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación.
16. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado.
17. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas;
18. tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos.»
19. Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
20. Ellos, por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con los milagros que los acompañaban.

Reflexión: Mc 16,15-20

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Marcos 16,15-20 El que crea y se bautice, se salvará

Tenemos una Misión. Es importante que nos enfoquemos en ella. Evitemos la dispersión y concentrémonos en ella, porque esta es la razón de la Evangelización.

Existen muchos peligros, demasiadas tentaciones que pugnan por sacarnos del Camino. Pero solamente una cosa es importante: salvarnos y salvar a nuestros hermanos.

Si logramos simplificar de este modo todas las razones y motivos para nuestras actividades y esfuerzos, y si nos empeñamos con todo lo que somos y tenemos por cumplirlo, estaremos contribuyendo al Plan de Dios y por lo tanto, estaremos haciendo Su Voluntad.

Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado.

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Mateo 11,25-27 – nadie conoce al Padre sino el Hijo

Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer.

Texto del evangelio Mt 11,25-27 – nadie conoce al Padre sino el Hijo

25. En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado.
26. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos.
27. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer.

Reflexión: Mt 11,25-27

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Mateo 11,25-27 nadie conoce al Padre sino el Hijo

Tenemos 3 aspectos distintos que nos propone esta lectura para nuestra reflexión. Tres aspectos cuya relación trataremos de establecer. Lo primero a destacar es el beneplácito de Jesús que alaba al Padre por haber dado a conocer todo lo que parece oculto, a la gente sencilla.

La decisión de Dios de enviar a Su Hijo a este mundo, para que naciera de la Virgen María, esposa de José, en Belén, en un hogar pobre y perseguido, está seguramente incluida en esta alabanza.

Jesucristo está sanamente admirado y entusiasmado por esta decisión. ¿Por qué? Porque Jesucristo a estas alturas de Su vida constata por enésima vez que no hay nada más acertado que los Planes de Dios. Jesucristo está de acuerdo con Dios Padre.

Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer.

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