Juan 19,25-27 – Aquí tienes a tu madre

«Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Texto del evangelio Jn 19,25-27 – Aquí tienes a tu madre

25. Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
26. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».
27. Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Reflexión: Jn 19,25-27

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Juan 19,25-27 Aquí tienes a tu madre

Para nosotros, los seguidores de Cristo, estas palabras tienen un especial significado, porque habiendo reconocido que Jesucristo es Hijo de Dios, por lo tanto Dios mismo, en uno de los momentos culminantes de Su Misión Salvadora, a través de Su discípulo más querido nos hace entrega nada menos que a Su Madre.

Para quien alguna vez ha amado en su vida, más aun, para quien ha tenido la Bendición de tener madre y un buen amigo, considerado como hermano, que en el momento de su muerte este decida encomendarte a su madre y viceversa, tiene que constituir un acto cuya trascendencia marcará significativamente nuestras vidas.

La madre, que nos dio a luz, que por lo tanto nos trajo al mundo es, ha sido y será por siempre digna de un amor especial, ocupando un lugar preferencial en nuestros corazones. Para quien, como Jesús, toma muy en serio estas relaciones, destacando su aspecto trascendente, estas palabras cobran un sentido que va más allá de cuanto podemos imaginar y racionalizar.

«Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

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La Ideología de Género: contrabando cultural

La Ideología de Género y nuestros pusilánimes congresistas

En general todos estamos de acuerdo en que una de las instituciones más desprestigiadas y devaluadas del Perú es el Congreso. Ellos mismos lo saben. Esto se replica con ligeros matices en USA, España, Francia, Italia, Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile y un largo etcétera. ¿Por qué? Porque los pueblos a los que dicen representar sabemos que lo único que buscan la mayoría de ellos es enriquecerse inescrupulosamente a costa de las necesidades y demandas de los pueblos. Eso es igual aquí, en la China y en la Conchinchina.

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Nefasta Ideología de Género

Los que ocupan los Congresos, en general, son inescrupulosos y no constituyen ejemplo de vida para nadie. Son, lo que diríamos, un mal necesario. Por eso, el que se diga que el Congreso ha aprobado una ley o determinada práctica, aunque legitima legalmente tal actividad, no constituye necesariamente la mejor opción posible para la sociedad. Normalmente favorecerá los negocios e intereses de un sector. Eso lo sabe el pueblo y por eso sospechamos de cada gobernante y no sin razón muchas veces hacemos sentir nuestra protesta, obligando a dar marcha atrás a disposiciones draconianas, abusivas o desquiciadas destinadas a favorecer intereses mezquinos en desmedro de los pueblos.

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Juan 3,13-17 – Vida eterna

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.

Texto del evangelio Jn 3,13-17 – Vida eterna

13. Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
14. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
15. para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
16. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
17. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Reflexión: Jn 3,13-17

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Juan 3,13-17 Vida eterna

Es preciso creer en Él. Solo el que cree en Él tendrá Vida Eterna. Mucho hablamos de la vida y hacemos bien. Es el primer derecho consagrado en la constitución, aunque luego muchos pretendan evadir el respeto a la misma con argucias y engaños.

El hecho es que todos tenemos Derecho a la Vida y este constituye el primer y fundamental derecho, sin el cual ninguno de los demás tiene sentido. Hay que tener vida primero para luego ejercer los demás derechos. Pero aquí el Señor nos señala una meta superior.

No se trata solo de tener vida –que ya es bastante-, sino de darle un sentido. Esta vida tiene que estar encaminada a algo. Ese algo, superior, es Dios; es el Amor. La vida adquiere sentido cuando está orientada al amor. Esta es la Novedad a la que nos invita Jesús.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.

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Lucas 7,11-17 – yo te lo ordeno, levántate

Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: Joven, yo te lo ordeno, levántate. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.

Texto del evangelio Lc 7,11-17 – yo te lo ordeno, levántate

11. En seguida, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
12. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
13. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores».
14. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate».
15. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
16. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».
17. El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.

Reflexión: Lc 7,11-17

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Lucas 7,11-17 yo te lo ordeno, levántate

Ayer veíamos con qué confianza, con qué fe el Centurión esperaba que Jesús sanara a su siervo. Él sabía que Jesús no tenía que desplazarse hasta el lugar, porque así como él, Jesús podía ordenar a alguien o hacer directamente uso de Su poder para atender lo que se le estaban pidiendo.

La fe de este Centurión es ejemplar, porque confiaba ciegamente en que el Señor podía hacer lo que fuera necesario para curar a su servidor, si Él así lo disponía. Ciertamente, resulta evidente que su fe estaba puesta en Dios, Creador del Universo, capaz de cualquier cosa.

¿Qué vemos hoy? Jesucristo no defrauda. Tiene poder incluso sobre la vida y la muerte. Y no solo eso –como si fuera poco-, es capaz de conmoverse ante la desgracia de cualquiera de nosotros, al extremo de obrar milagros únicos, maravillosos, imposibles, tan solo por misericordia. Y es que para Dios no hay nada imposible. Nos ama y es infinitamente misericordioso ¿Lo creemos?

Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: Joven, yo te lo ordeno, levántate. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.

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Lucas 7,1-10 – no soy digno de que entres en mi casa

Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.

Texto del evangelio Lc 7,1-10 – no soy digno de que entres en mi casa

01. Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaúm.
02. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho.
03. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor.
04. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: «El merece que le hagas este favor,
05. porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga».
06. Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa;
07. por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
08. Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: «Ve», él va; y a otro: «Ven», él viene; y cuando digo a mi sirviente: «¡Tienes que hacer esto!», él lo hace».
09. Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: «Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe».
10. Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

Reflexión: Lc 7,1-10

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Lucas 7,1-10 no soy digno de que entres en mi casa

Hoy nos toca reflexionar en torno a estas célebres palabras de este Centurión romano, que son tan importantes e impactantes que han pasado a formar parte de la Liturgia de la Eucaristía. No hay Misa en la que los fieles no las repitamos.

¿Qué puede haber encontrado la Iglesia en ellas que nos haga repetirlas cada vez que participamos en la Eucaristía?¿Cuál es el mensaje? No son palabras de Cristo, sino de un oficial del ejército romano, que a la sazón ocupaba Israel.

Pero es el mismo Señor Jesucristo el que las destaca como una ejemplar muestra de fe, de aquella que no hay ni si quiera entre quienes con más propiedad debían tenerla. Se trata de la confesión de una convicción profunda: Jesucristo es Dios y como tal tiene poder para mandar sobre todo lo que tiene autoridad.

Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.

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Lucas 15,1-32 – estaba muerto y ha vuelto a la vida

Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado»».

Texto del evangelio Lc 15,1-32 – estaba muerto y ha vuelto a la vida

01. Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
02. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
03. Jesús les dijo entonces esta parábola:
04. «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
05. Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,
06. y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido».
07. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
08. Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
09. Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: «Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido».
10. Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
11. Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos.
12. El menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte de herencia que me corresponde». Y el padre les repartió sus bienes.
13. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
14. Después de haberlo gastado todo, sobrevino una fuerte hambre en aquella tierra y comenzó a sentir necesidad.
15. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
16. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
17. Entonces recapacitó y dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!».
18. Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;
19. ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros».
20. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
21. El joven le dijo: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo».
22. Pero el padre dijo a sus servidores: «Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.
23. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,
24. porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado». Y comenzó la fiesta.
25. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.
26. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
27. El le respondió: «Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo».
28. El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara,
29. pero él le respondió: «Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
30. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!».
31. Pero el padre le dijo: «Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.
32. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado»».

Reflexión: Lc 15,1-32

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Lucas 15,1-32 estaba muerto y ha vuelto a la vida

Pocas veces, como hoy, la Iglesia dispone que reflexionemos sobre todo un capítulo de los Evangelios, como hacemos hoy con el capítulo 15 de Lucas. Hay que decir que vale la pena leerlo y releerlo, porque aquí se encierra posiblemente una de las realidades más hermosas de nuestra fe, reveladas por nuestro Señor Jesucristo.

Este pasaje nos explica mediante el relato de tres historias lo formidable del amor de Padre que Dios nos tiene. Un Padre que no lleva cuentas de nuestros errores y desvaríos, sino que se alegra al vernos de regreso, porque es a nosotros a quienes echaba de menos, a quienes estaba buscando.

Nuestro Padre nos ama, como a “la niña de sus ojos”. No puede soportar que nos separemos y alejemos de Él. Nos quiere de vuelta, tanto así, que ha enviado a Su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo a buscarnos y Él ha dado su vida por rescatarnos de la oscuridad y la muerte.

Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado»».

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Lucas 6,43-49 – puso los cimientos sobre la roca

Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.

Texto del evangelio Lc 6,43-49 – puso los cimientos sobre la roca

43. No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos:
44. cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
45. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de maldad que hay en su corazón, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
46. ¿Por qué ustedes me llaman: «Señor, Señor», y no hacen lo que les digo?
47. Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica.
48. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
49. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande».

Reflexión: Lc 6,43-49

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Lucas 6,43-49 puso los cimientos sobre la roca

El Señor nos llama a ser previsores y a actuar con responsabilidad. No siempre será mejor avanzar rápido tomando los rábanos por las hojas. En cierto momento, más avanzará quien se preocupó por sentar bases sólidas a lo largo de su trayectoria.

Esto es algo que podemos observar en nuestra vida cotidiana. Muchos de los que emprendimos la carrera por la vida conformándonos con lo primero que encontramos, finalmente no alcanzamos el mismo éxito social, profesional y aun personal que aquellos que lo tomaron con más calma y supieron culminar con paciencia y perseverancia cada etapa.

No nos referimos tan solo a aquellos éxitos profesionales o económicos que sabemos que son efímeros, sino también en orden a alcanzar la Vida Eterna. Como dice la canción, a veces por llegar temprano al templo pasamos por alto a aquel hermano que encontramos en el camino, que necesita nuestra atención.

Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.

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Lucas 6,39-42 – saca primero la viga de tu ojo

…que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Texto del evangelio Lc 6,39-42 – saca primero la viga de tu ojo

39. Les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?
40. El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro.
41. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?
42. ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Reflexión: Lc 6,39-42

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Lucas 6,39-42 saca primero la viga de tu ojo

Siempre es más fácil ver y criticar los errores que cometen los demás, a veces incluso con crueldad. Algunos parece que tuviéramos una especial sensibilidad para captar los errores de los demás. No podemos dejar de notarlos y hacerlo ver inmediatamente a los involucrados.

¿Cuánta falta de paciencia y caridad denotamos en tales oportunidades? Debemos confesar que más de una vez nos lo han hecho notar. Es que hay que tener mucho tacto cuando llamamos la atención, aun cuando tengamos razón. Tenemos que aprender a distinguir entre las personas y sus errores.

Adicionalmente, de qué sirve comentar o criticar un error o una deficiencia, si no somos capaces de proponer una alternativa o corrección. Es muy fácil destruir. Debemos imitar a Jesús y procurar siempre la redención del equivocado.

…que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.

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