Marcos – Capítulo 11

Marcos – Capítulo 11

1.Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos,
2.diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo.
3.Y si alguien os dice: «¿Por qué hacéis eso?», decid: «El Señor lo necesita, y que lo devolverá en seguida».»
4.Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la calle, y lo desataron.
5.Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?»
6.Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron.
7.Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él.
8.Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos.
9.Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: « ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
10.¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»
11. Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
12. Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.
13. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos.
14. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus discípulos oían esto.
15. Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas
16. y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
17. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero ustedes la tienen hecha una cueva de bandidos! »
18. Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina.
19. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
20. Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.
21. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca.»
22. Jesús les respondió: «Tengan fe en Dios.
23. Yo les aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar” y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.
24. Por eso les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán.
25. Y cuando se pongan de pie para orar, perdonen, si tienen algo contra alguno, para que también su Padre, que está en los cielos, les perdone sus ofensas.»
27. Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28. y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?»
29. Jesús les dijo: «Les voy a preguntar una cosa. Respóndanme y les diré con qué autoridad hago esto.
30. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respóndanme.»
31. Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”
32. Pero ¿vamos a decir: “De los hombres?”» Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.
33. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice: «Tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto.»

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Lucas 17,26-37 – El que trate de salvar su vida

Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.

Texto del evangelio Lc 17,26-37 – El que trate de salvar su vida

26. En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempo de Noé.
27. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.
28. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía.
29. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos.
30. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
31. En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
32. Acuérdense de la mujer de Lot.
33. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.
34. Les aseguro que en ese noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado;
35. de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada».
36. De dos que estén en un campo, uno será llevado y el otro dejado.
37. Entonces le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?». Jesús les respondió: «Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres».

Reflexión: Lc 17,26-37

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Lucas 17,26-37 El que trate de salvar su vida

A veces, si es que no nos detenemos a reflexionar por breves instantes la Palabra de Dios, nos puede parecer árida e indescifrable. Sin embargo nada más lejano a esta percepción. Lo que ocurre es que hay continuidad en los textos y por otro lado, no se puede leer como una novela.

El Señor nos viene presentando el Reino de los Cielos, el cual se encuentra entre nosotros. Este exige de nosotros la elección de una forma de vida. El Reino exige amor, pero amar con fe. Es decir, entregarnos a esta misión con amor y fe en el resultado definitivo.

Los pequeños fracasos o errores, no nos deprimen, no nos hacen desistir, porque tenemos la mirada puesta en el objetivo final, en el cual nos mantenemos firmes y perseverantes. ¡Queremos alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo!

Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.

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Marcos – Capítulo 10

Marcos – Capítulo 10

1.Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba.
2.Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?»
3.El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?»
4.Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.»
5.Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto.
6.Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra.
7.Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre,
8.y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
9.Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.»
10.Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
11.El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla;
12.y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
13.Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían.
14.Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.
15.Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.»
16.Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
17.Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿ qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
18.Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.
19.Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.»
20.El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.»
21.Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.»
22.Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
23.Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!»
24.Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
25.Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.»
26.Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?»
27.Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.»
28.Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
29.Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio,
30.quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermnanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna.
31.Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.»
32.Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
33.«Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles,
34.y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará.»
35.Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.»
36.El les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?»
37.Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
38.Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?»
39.Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado;
40.pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.»
41.Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.
42.Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder.
43.Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,
44.y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos,
45.que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
46.Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
47.Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!»
48.Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
49.Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: «¡Animo, levántate! Te llama.»
50.Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51.Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!»
52.Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

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Lucas 17,20-25 – el Reino de Dios está entre ustedes

«El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes ».

Texto del evangelio Lc 17,20-25 – el Reino de Dios está entre ustedes

20. Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: «El Reino de Dios no viene ostensiblemente,
21. y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes ».
22. Jesús dijo después a sus discípulos: «Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.
23. Les dirán: «Está aquí» o «Está allí», pero no corran a buscarlo.
24. Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
25. Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación.

Reflexión: Lc 17,20-25

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Lucas 17,20-25 el Reino de Dios está entre ustedes

¿Qué podemos concluir de estas palabras del Señor? Nos permitimos compartir, que el Reino es una potencia. Es un germen. Es una semilla. Estando entre nosotros, es una realidad en construcción, que por lo tanto va haciéndose paulatinamente evidente.

Es nuestro proceder el que va convirtiendo en realidad el Reino. Es tan obvio como el nuevo ser humano que surge de la unión del óvulo con el espermatozoide. Es una nueva vida en formación, que paulatinamente irá revelando y definiendo los rasgos únicos de este nuevo ser.

Estas palabras son al mismo tiempo una profecía y una promesa. Una profecía porque nos permiten anticipar cuál será el resultado si se le deja madurar el tiempo necesario. Y una promesa, porque viniendo de labios del Señor, no podemos tener mejor garantía que ocurrirá.

«El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». Porque el Reino de Dios está entre ustedes ».

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Marcos – Capítulo 09 – Este es mi Hijo amado

Marcos – Capítulo 09 – Este es mi Hijo amado

1. Les decía también: «Yo les aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.»
2. Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos,
3. y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.
4. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.
5. Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»;
6. – pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.
7. Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: « Este es mi Hijo amado, escúchenle.»
8. Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
9. Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.»
11. Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?»
12. El les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado?
13. Pues bien, yo les digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él.»
14. Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos.
15. Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle.
16. El les preguntó: «¿De qué discuten con ellos?»
17. Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo
18. y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»
19. El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo habré de soportarlos? ¡Traiganmelo!»
20. Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.
21. Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño.
22. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros.»
23. Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!»
24. Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!»
25. Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él.»
26. Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto.
27. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.
28. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?»
29. Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración.»
30. Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera,
31. porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.»
32. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
33. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutían por el camino?»
34. Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.
35. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.»
36. Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo:
37. «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»
38. Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.»
39. Pero Jesús dijo: «No se lo impidan, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.
40. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.»
41. «Todo aquel que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no perderá su recompensa.»
42. «Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar.
43. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.
45. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna.
47. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna,
48. donde su gusano no muere y el fuego no se apaga;
49. pues todos han de ser salados con fuego.
50. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonarán? Tengan sal en ustedes y tengan paz unos con otros.»
50.Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros.»

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Juan 2,13-22 – echó a todos del Templo

Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio».

Texto del evangelio Jn 2,13-22 – echó a todos del Templo

13. Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén
14. y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.
15. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas
16. y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio».
17. Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.
18. Entonces los judíos le preguntaron: «¿Qué signo nos das para obrar así?».
19. Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar».
20. Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
21. Pero él se refería al templo de su cuerpo.
22. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.

Reflexión: Jn 2,13-22

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Juan 2,13-22 echó a todos del Templo

Ciertamente siempre habrá formas distintas de interpretar lo que nos dice el Señor en los Evangelios. Su Palabra es Palabra de Dios. Así, se dirige a todos, siempre nuevo, siempre renovado, siempre ajustado a la vida de quien lo busca con fe y deseo sincero de su Luz.

Dicho esto, compartimos el consuelo que nos trae el texto elegido por la Iglesia para el día de hoy, tomado del Evangelio de San Juan. No deja de admirarnos cómo el Señor se expresa adecuada y oportunamente, iluminando el Camino.

El resultado de las elecciones en USA, que es el tema de conversación universal hoy, es un asunto emblemático sobre el que Jesús nos da una clara respuesta hoy. En lo personal y atendiendo la información que hemos recibido, tan malo era uno como otro candidato. Y esto es precisamente en lo que debemos reflexionar.

Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio».

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Marcos – Capítulo 08

Marcos – Capítulo 08

1.Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice:
2.«Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.
3.Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.»
4.Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?»
5.El les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respondieron: «Siete.»
6.Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.
7.Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran.
8.Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas.
9.Fueron unos 4.000; y Jesús los despidió.
10.Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.
11.Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba.
12.Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal.»
13.Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
14.Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan.
15.El les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.»
16.Ellos hablaban entre sí que no tenían panes.
17.Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?
18.¿Teniendo ojos no véis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de
19.cuando partí los cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen.
20.«Y cuando partí los siete entre los 4.000, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete.»
21.Y continuó: «¿Aún no entendéis?»
22. Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque.
23. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?»
24. El, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan.»
25. Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas.
26. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»
27. Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?»
28. Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.»
29.  Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»
30. Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
31. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.
32. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle.
33. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
34.Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
35.Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
36.Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?
37.Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
38.Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»

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Lucas 17,7-10 – Somos simples servidores

Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: » Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber»».

Texto del evangelio Lc 17,7-10 – Somos simples servidores

07. Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: «Ven pronto y siéntate a la mesa»?
08. ¿No le dirá más bien: «Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después»?
09. ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
10. Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: » Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber»».

Reflexión: Lc 17,7-10

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Lucas 17,7-10 Somos simples servidores

Como siempre -debemos estar advertidos-, hemos de reconocer que los criterios de Jesucristo son distintos a los nuestros. No convergen por ningún lado. Exactamente como sucede con Dios o el Dinero: son opciones incompatibles y excluyentes.

Por lo general nosotros obramos por algún tipo de recompensa, aun cuando solo sea el reconocimiento y la gratitud. Nos molesta y hasta nos deprime cuando nos esforzamos por ayudar o favorecer a alguien y este recibe todo como quien lo merece, luego incluso se va sin decirnos ni gracias.

Ese o esa, decimos, es una malagradecido o malagradecida. Los borramos de nuestra lista. Les cerramos nuestros corazones. No los volvemos a ver, ni a dirigir la palabra, evitándolos por todos los medios. No merecen nada de nosotros.

Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: » Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber»».

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