Valiente testimonio de conversión de ex funcionaria de la ONU

El encuentro que la llevó a dar testimonio del amor de Cristo

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El testimonio cristiano de Amparo Medina

Al oír la historia que hoy presentamos, se nos vienen varias ideas a la cabeza. La primera y tal vez la más importante es que Jesucristo tiene el poder para cambiarnos. Para Él no hay imposibles. Él está buscando las circunstancias. Solo hay que darle un pequeño espacio para que comience el cambio que habrá de dar sentido a nuestras vidas.

Otra idea que nos asalta es que es muy cierto que el trabajo dignifica, pero no cualquiera. Hay que pensarlo varias veces antes de aceptar cualquier trabajo. Tendríamos que tener el coraje para rechazar cualquier trabajo que atente contra nosotros mismos o contra la integridad de nuestros hermanos.

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Mateo – Capítulo 14 – Verdaderamente eres Hijo de Dios

Mateo – Capítulo 14 – Verdaderamente eres Hijo de Dios

1. En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús,
2. y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.»
3. Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo.
4. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»
5. Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta.
6. Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes,
7. que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese.
8. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».
9. Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese,
10. y envió a decapitar a Juan en la cárcel.
11. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre.
12. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
13. Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades.
14. Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos.
15. Al atardecer se le acercaron los discíplulos diciendo: «El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.»
16. Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; denles ustedes de comer.»
17. Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.»
18. El dijo: «Traiganmelos acá.»
19. Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.
20. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos.
21. Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños.
22. Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
23. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.
24. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.
25. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar.
26. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar.
27. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no teman.»
28. Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.»
29. «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús.
30. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!»
31. Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»
32. Subieron a la barca y amainó el viento.
33. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»
34. Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret.
35. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos.
36. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.

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Visto y oído

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Oremos:

Padre Santo, permítenos dar testimonio de nuestra fe con nuestros actos, de tal modo que nuestros hermanos crean en Ti y te lleguen a amar por lo que han visto y oído…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Lucas 7,19-23 Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

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Lucas 7,19-23 – Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva

Texto del evangelio Lc 7,19-23

19. los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
20. Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
21. En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos.
22. Y les respondió: Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva;
23. ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!

Reflexión: Lc 7,19-23

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Lucas 7,19-23 Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

No se trata de grandes y encendidos discursos, ni de hablar con una elocuencia que deje a todos pasmados. No es el verbo, ni nuestra capacidad de persuasión la que debemos mejorar. No se requieren, por lo tanto, grandes estudios.

Tropezamos muchas veces con esta idea entre quienes empiezan a dar sus primeros pasos en la fe. Dicen que no se sienten preparados. Que les gustaría estudiar y aclarar mejor algunos temas. No podemos negar que algo de estudio ha de haber.

Pero no es el mucho estudiar el que nos prepara para dar testimonio cristiano. Y lo que realmente se requiere es: testimonio. El mejor testimonio lo dan nuestros actos, lo que hacemos y no lo que decimos. Esto es lo primero.

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva

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