Visto y oído

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Oremos:

Padre Santo, permítenos dar testimonio de nuestra fe con nuestros actos, de tal modo que nuestros hermanos crean en Ti y te lleguen a amar por lo que han visto y oído…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Lucas 7,19-23 Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

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Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva

Texto del evangelio Lc 7,19-23

19. los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
20. Llegando donde él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
21. En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos.
22. Y les respondió: Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva;
23. ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!

Reflexión: Lc 7,19-23

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Lucas 7,19-23 Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído

No se trata de grandes y encendidos discursos, ni de hablar con una elocuencia que deje a todos pasmados. No es el verbo, ni nuestra capacidad de persuasión la que debemos mejorar. No se requieren, por lo tanto, grandes estudios.

Tropezamos muchas veces con esta idea entre quienes empiezan a dar sus primeros pasos en la fe. Dicen que no se sienten preparados. Que les gustaría estudiar y aclarar mejor algunos temas. No podemos negar que algo de estudio ha de haber.

Pero no es el mucho estudiar el que nos prepara para dar testimonio cristiano. Y lo que realmente se requiere es: testimonio. El mejor testimonio lo dan nuestros actos, lo que hacemos y no lo que decimos. Esto es lo primero.

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva

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Mateo – Capítulo 13 – parábolas

Mateo – Capítulo 13 – parábolas

1. Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar.
2. Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera.
3. Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar.
4. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron.
5. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra;
6. pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron.
7. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron.
8. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta.
9. El que tenga oídos, que oiga.»
10. Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»
11. El les respondió: «Es que a ustedes se les ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.
12. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
13. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden.
14. En ellos se cumple la profecía de Isaías: Oír, oirán, pero no entenderán, mirar, mirarán, pero no verán.
15. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane.
16. «¡Pero dichosos sus ojos, porque ven, y sus oídos, porque oyen!
17. Pues les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustdes ven, pero no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
18. «Ustedes, pues, escuchen la parábola del sembrador.
19. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino.
20. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría;
21. pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida.
22. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto.
23. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.»
24. Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue.
26. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.
27. Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?”
28. El les contestó: “Algún enemigo ha hecho esto.” Dícenle los siervos: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?”
29. Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquen a la vez el trigo.
30. Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recojan primero la cizaña y atenla en gavillas para quemarla, y el trigo recójanlo en mi granero.”»
31. Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
32. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»
33. Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.»
34. Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas,
35. para que se cumpliese el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
36. Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»
37. El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
38. el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno;
39. el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo.
41. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,
42. y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
43. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.
44. «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
45. «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas,
46. y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
47. «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases;
48. y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos.
49. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos
50. y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
51. «¿Han entendido todo esto?» Dícenle: «Sí.»
52. Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.»
53. Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.
54. Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?
55. ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
56. Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?»
57. Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.»
58. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.

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Esforzarnos por llevar una vida coherente

El cristiano ha de ser coherente

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Sexo seguro solo en el matrimonio

No podemos seguir haciendo lo que hacen todos, porque entonces seguramente no haremos lo que Dios nos manda. Casi nunca lo que todos hacen en lo correcto. O tal vez quede más claro si decimos, no porque todo el mundo lo hace lo que hacemos es correcto. Tenemos que aprender a pensar y discernir, viviendo de forma coherente nuestra fe.

Lo bueno, lo que vale la pena, por lo general cuesta esfuerzo. No se trata de complacernos en todo y hacer lo que nos provoca, cuando nos provoca y como nos provoca. Eso solamente merma nuestra capacidad de decisión y nuestra fuerza de voluntad, haciéndonos esclavos de nuestras pasiones. Todo buen padre sabe que no puede estar atendiendo el capricho de sus hijos y que debe enseñarles a disciplinarse, porque de otro modo no alcanzarán sus objetivos en la vida.

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Publicanos

Los publicanos y las rameras

Oremos:

Padre Santo, habiéndote confesado públicamente tantas veces, no permitas que caigamos en los mismos pecados como tantos publicanos y rameras. Danos valor, decisión, coherencia y perseverancia…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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Los publicanos y las rameras

Mateo 21,28-32 los publicanos y las rameras

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Mateo 21,28-32 – los publicanos y las rameras

Los publicanos y las rameras

Porque vino Juan a ustedes por camino de justicia, y no creyeron en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y ustedes, ni viéndolo, se arrepintieron después, para creer en él.

Texto del evangelio Mt 21,28-32

28. «Pero ¿qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: «Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.»
29. Y él respondió: «No quiero», pero después se arrepintió y fue.
30. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: «Voy, Señor», y no fue.
31. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» – «El primero» – le dicen. Díceles Jesús: «En verdad les digo que los publicanos y las rameras llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
32. Porque vino Juan a ustedes por camino de justicia, y no creyeron en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y ustedes, ni viéndolo, se arrepintieron después, para creer en él.

Reflexión: Mt 21,28-32

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Mateo 21,28-32 los publicanos y las rameras

Nada nos gusta más que los elogios. Las reprimendas son para los demás. Por eso hoy, ante las duras palabras del Señor, más de uno de nosotros volveremos nuestros ojosa ver a otros. O trataremos de pensar a quién se las dirige en términos históricos.

Pocos habremos que reconoceremos hidalgamente que el Señor se está dirigiendo a cada uno de nosotros, con nombre y apellido. ¡Sí! Pues cuantos hemos oído hablar de Jesús, sabemos perfectamente quién es y aun decimos que creemos, pero nuestra vida sigue igual.

Los que se oponen a Dios, los que lo niegan, por lo menos hacen efectivamente eso con su estilo de vida. En cambio, nosotros decimos creer, pero seguimos haciendo exactamente lo mismo. La fe no se confiesa con palabras, sino con obras

Porque vino Juan a ustedes por camino de justicia, y no creyeron en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y ustedes, ni viéndolo, se arrepintieron después, para creer en él.

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Mateo – Capítulo 12

Mateo – Capítulo 12

1.En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas.
2.Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.»
3.Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban,
4.cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes?
5.¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa?
6.Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo.
7.Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio, no condenaríais a los que no tienen culpa.
8.Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
9.Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos.
10.Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle.
11.El les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca?
12.Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado.»
13.Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra.
14.Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarle.
15.Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos.
16.Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran;
17.para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
18.He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones.
19.No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz.
20.La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio:
21.en su nombre pondrán las naciones su esperanza.
22.Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.
23.Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
24.Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.»
25.El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir.
26.Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, va a subsistir su reino?
27.Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
28.Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
29.«O, ¿cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte? Entonces podrá saquear su casa.
30.«El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.
31.«Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
32.Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro.
33.«Suponed un árbol bueno, y su fruto será bueno; suponed un árbol malo, y su fruto será malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34.Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas siendo malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
35.El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas.
36.Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio.
37.Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás condenado.»
38.Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti.»
39.Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás.
40.Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.
41.Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás.
42.La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
43.«Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra.
44.Entonces dice: «Me volveré a mi casa, de donde salí.» Y al llegar la encuentra desocupada, barrida y en orden.
45.Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.»
46.Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
47.Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»
48.Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
49.Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
50.Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

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La Santísima Virgen María

María mediadora de todas las Gracias

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La Santísima Virgen María

Difícilmente llegaremos a aquilatar algún día qué es lo que la Santísima Virgen María representa en la vida de todos los cristianos. No puede haber palabras de elogio suficientes y ninguna que se ajuste a la dimensión de lo que fue la Voluntad de Dios Padre.

Resulta ininteligible que haya entre algunos de nuestros hermanos separados y en algunas sectas un cierto encono irreverente a la Santísima Virgen María. Pretenden justificarse diciendo que no toleran que adoremos a la Virgen María, que solo a Dios se le debe adoración. Y nunca nosotros hemos dicho lo contrario.

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