En el Evangelio de Mateo 22,1-14 el Señor nos llama a reflexionar en la invitación que todos hemos recibido a participar en el Reino de los Cielos, como la Boda, la mayor fiesta de nuestras vidas, a la que somos libres de asistir. Sin embargo rechazar esta invitación constituye una insensatez cuyas consecuencias habremos de lamentar. Muchos son llamados mas pocos escogidos.
En esta reflexión del Evangelio de Lucas 11,27-28 el Señor destaca de modo muy singular aquello que debe ser importante para nosotros, sus seguidores: Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen, es decir, la ponen en práctica en la vida cotidiana.
Reflexión del Evangelio de Lucas 11,15-26 en que el Señor desenmascara nuestras verdaderas razones para no aceptarlo, para ocultarlo y sostener engañosa y convenientemente una confusión inexistente. El que no recoge conmigo, desparrama, sentencia.
No hay nada más grande que podamos pedir a Dios que su propio Espíritu Santo. Y nada más grande que Él mismo esté dispuesto a dar a quién se lo pida. Este es el Bien Mayor. Eso nos revela hoy Jesucristo en Lucas 11,5-13