« Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.»
Viernes de la 26ª semana del T. Ordinario| 06 de Octubre del 2023 | Por Miguel Damiani
Resulta muy difícil reflexionar la Palabra de Dios, sin tener en cuenta las noticias que nos llegan del “sínodo de la sinodalidad”. A quién le anticipa el Señor diciendo: bajaras al infierno. ¿Qué actitud podemos adivinar en Cafarnaúm, que merece tal advertencia?
No podemos dejar de ver al Papa Francisco en el lugar de Cafarnaúm. Demasiada soberbia; demasiada auto suficiencia. A él y los suyos, no sabemos si jesuitas o masones, o tal vez jesuitas y masones se les ocurrió fundar una nueva Iglesia pasando por encima de todo.
Hoy hemos de meditar por qué el Señor nos envía como corderos en medio de lobos. ¿Qué se puede esperar de esta situación? No parece necesario esforzarnos mucho para entender que seremos rodeados y hostilizados, cuando no devorados. Porque ¿qué otra cosa quiere un lobo, sino comerse a los corderos?
Ahora que, ¿debemos dejarnos comer? No. El Señor nos anticipa que el comprende el grado de dificultad al que nos expone. Él mismo nos lo da a conocer. Pero de allí no podemos concluir en que es mejor que no vayamos, aunque nuestro natural temor y cobardía nos lo aconsejen.
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Miércoles 26ª semana del T. Ordinario| 04 de octubre del 2023 | Por Miguel Damiani
El Señor es sumamente exigente cuando llama. No se trata de una misión opcional. Es excluyente y prioritaria. No basta con decir te seguiré. Es preciso que nuestros actos acompañen a nuestras palabras. Porque, tal como solemos decir: el infierno está empedrado de buenas intenciones.
En tanto las palabras no sea acompañadas de acciones contundentes y efectivas, de poco sirven. Examinémonos pues cada día. ¡Qué fácil es decir te seguiré! Pero no señalamos hora, ni fecha, ni cómo. El Señor requiere nuestro compromiso concreto e inmediato.
Hay un proyecto para acabar con la pureza, para corromper a los niños desde la más tierna infancia. Para perder sus almas. La academia se ha plagado de ideas anticristianas, progresistas. Los enemigos de la verdad han avanzado mucho. Están mal formando a los niños. Los psicólogos encuentran niñas adictas a la masturbación o niños violando a otros niños.
La Agenda se impone inexorablemente en todo el planeta. Aparentemente dan pasos atrás en algún momento, pero la implementación de la ideología de género sigue imparable. Siguen adelante. Los niños juegan a “yenquempó” para ver quien le hace sexo oral al otro. Mientras tanto, la mirada de los directores y de los padres de familia está en otra cosa.
El Obispo Joseph Strickland advierte a los fieles del Sínodo
Líneas abajo presentamos traducida al español la Carta Pastoral del Obispo Joseph Strickland dirigida a los fieles de Tyler, Texas. En esta advierte respecto a los peligros que representa para la Iglesia el próximo Sínodo de la sinodalidad a retomarse el próximo mes de octubre. Debemos señalar que esto es preocupación de toda la Iglesia, pero son muy pocos los que tienen el coraje de hablar.
No hay ninguna excentricidad ni locura al sentirse abiertamente preocupado. Son muchas las herejías que escuchamos de religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales alemanes. ¿Cómo para no sentirnos preocupados? En otro artículo haremos una lista de todos los desatinos que oímos. En esta nota transcribimos la traducción de la Carta Pastoral del Obispo Joseph Strickland
El social comunismo es una de las peores perversiones impuestas al planeta. Aprovechando del pobrismo, que no es otra cosa que el sentimiento generalizado de compasión, solidaridad y hasta de culpa que mueve a todo ser humano al contemplar la pobreza, algunos han sabido imponer como exigencia el ser atendidos.
Ocurre que muchas veces en la historia podemos constatar que tras la aparente indigencia que motiva ciertas protestas, no hay nada más que instigadores ajenos a tal situación. Por comodidad, falta de exigencia, resentimiento, envidia e incluso ambición, estos promueven el hurto y la revancha entre los desposeídos, para usurpar violentamente y en su favor, las codiciadas riquezas de otros.
En primer lugar, debemos reconocer con mucha pena que lamentablemente muchos, así llamados, católicos mueren sin conocer la Biblia. Pocas veces, si alguna, han tomado la Biblia para leer y reflexionar en la Palabra de Dios. ¿De quién es la culpa, cuando vemos que los evangélicos y otras sectas llamadas cristianas conocen la Biblia? No lo sabemos. Lo dejamos para la reflexión.
Hoy queremos dar nuestra pequeña cuota de esfuerzo para salvar esta deficiencia. Te daremos dos estrategias para abordar este conocimiento. Así, esperamos que tú, hermano o hermana, que estás leyendo estas líneas, no te vayas de este mundo sin haberte dado la oportunidad de profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios, escogiendo cualquiera de los dos métodos.
Debemos confesar con tristeza que descubrimos que la historia está plagada de mentiras. Que son muchos los episodios respecto a los cuales nos han engañado. Se han creado verdaderos mitos donde solo hubo miseria y podredumbre. O, por el contrario, se han promovido falsos testimonios y mentiras dónde solo hubo virtud. Las leyes de la memoria histórica, con este nombre despótico o sin él, han regido siempre para los cultores del pensamiento único.
Uno de estos hitos históricos, qué duda cabe, es el de la Revolución Francesa. Algunos, francamente, hasta llegamos a sentir admiración por Francia y lo francés, tan solo porque nos creímos que nos habían traído la libertad, la igualdad y la fraternidad. Eso fue precisamente lo que destruyeron elevándolo a la categoría de eufemismo. Tan mala y progresista fue nuestra educación cristiana, que hasta nos llegamos a creer que aquello fue realmente un logro de la Revolución.