Archivo de la categoría: Lucas

Reflexiones de los Evangelios según San Lucas

Lucas 2,16-21 – volvieron glorificando y alabando a Dios

Texto del evangelio Lc 2,16-21 – volvieron glorificando y alabando a Dios

16. Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
17. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño;
18. y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.
19. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.
20. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
21. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

Reflexión: Lc 2,16-21

Las manifestaciones de Dios en torno a este evento único en la historia de la humanidad constituyen el común denominador en todos los pasajes relacionados con el Nacimiento de Jesús, de modo tal que no quede dudas, a quienes los sigan, que estamos frente a un suceso realmente extraordinario. No podía ser de otro modo, tratándose de la encarnación del Hijo de Dios. Pero tal vez lo más importante, que debemos asimilar a partir de todas estas señales es que todo corresponde a un cuidadoso Plan trazado por Dios, seguramente antes que existiéramos, con el único propósito de salvarnos. Es decir que nosotros somos el centro y el motivo de este Plan tan perfectamente diseñado. ¿Por qué? Jesús nos revelará que es por amor, porque nuestro Creador, el que hizo todo lo existente, es nuestro Padre y nos hizo para que seamos felices, viviendo eternamente. Para ello, es preciso que creamos en esta Revelación, porque habiendo sido creados Libres por nuestro Padre, es necesario que nosotros optemos libremente por el Camino que nos propone, que obviamente es el mejor y el único que nos conviene, pero hemos de ser nosotros los que lo elijamos. Para eso también nos ha dotado de Inteligencia, de modo tal que podamos oír, abstraer, pensar, reflexionar y decidir. Solo nos conviene lo que Dios nos propone. Las demás opciones nos conducen por un camino equivocado que finalmente nos llevarán a la perdición, la destrucción, la oscuridad, la mentira y la muerte. Dios lo sabe, como no podía ser de otro modo. Por eso se empeña en mostrarnos el único Camino a tal extremo, que nos envía a Su propio Hijo a mostrárnoslo y Él lo hará, aun a costa de Su vida. Todo esto es lo que estamos celebrando estos días: el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Seguir leyendo Lucas 2,16-21 – volvieron glorificando y alabando a Dios

(576) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 2,36-40 – hablaba del niño a todos

Texto del evangelio Lc 2,36-40 – hablaba del niño a todos

36. Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido,
37. y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
38. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
39. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

Reflexión: Lc 2,36-40

Comprender las cosas, nos parece que a todos da mucha satisfacción. Cuando hemos venido estudiando y aprendiendo sobre un tema y finalmente todas las piezas empiezan a encajar, nos viene una alegría muy profunda y comprensible. Es que hay pocas cosas que nos reconfortan más que llegar a entender algo. No en vano la inteligencia es uno de los tres principales atributos con los que Dios nos ha bendecido. Tal vez esta sea una pista de lo que debe ser alcanzar la Verdad plena, la Perfección, la Sabiduría. Cuando se disipan las dudas y desaparecen los nubarrones de nuestro cielo, nos invade una euforia que nos impulsa a compartir con alegría la certeza alcanzada. Comunicar las Buenas Noticias también es parte de esta reacción natural de los seres humanos. ¡Tantas cosas buenas que hemos recibido! Es precisamente fundado en esta inquietud que brota de lo más profundo de nuestro ser cuando somos sinceros y honestos, que el Señor nos pide salir a Evangelizar. Las Buenas Noticias no se pueden guardar, se dicen a voz en cuello, desde lo más alto para que todos las escuchen, para que todos se enteren y sepan a qué atenerse. Eso mismo pasa con Ana, que vivía muy cerca a Dios y recibió la Gracia de reconocer inmediatamente quién era aquel Niño, cuando lo tubo cerca. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Seguir leyendo Lucas 2,36-40 – hablaba del niño a todos

(624) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 2,22-35 – puesto para caída y elevación de muchos

Texto del evangelio Lc 2,22-35 – puesto para caída y elevación de muchos

22. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
23. como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor
24. y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
25. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
26. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
27. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
28. le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29. «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
30. porque han visto mis ojos tu salvación,
31. la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
32. luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
33. Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
34. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción –
35. ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Reflexión: Lc 2,22-35

Los cristianos buscamos armonía y paz, pero no a cualquier precio, esto es lo que nos manda a reflexionar la lectura de hoy. Como Jesús, estamos puestos para ser señal de contradicción, por lo que nos atreveríamos a sugerir que si somos considerados los más simpáticos de nuestros círculos, de la familia, del vecindario o del trabajo, pues debemos detenernos a examinar lo que estamos haciendo, porque algo no debe andar muy bien. No es que seamos los aguafiestas, por ser agrios y amargados, sino que no nos apuntamos a todo, ni avalamos todo lo que hacen nuestros hermanos. Tampoco asumimos posiciones indiferentes, como si cada quien pudiera hacer con su vida lo que le viene en gana, mientras no se meta con nosotros. Eso no es posible, porque nosotros -tal como Cristo nos lo ha enseñado-, sabemos que es Voluntad de nuestro Padre que todos nos salvemos y todos somos corresponsables de que esto ocurra. Así, no podemos pasar por alto lo que hace nuestro prójimo, ya sea dañándose o dañando a los demás, porque basta que seamos testigos conscientes de los hechos para que intervengamos, pidiendo explicaciones o buscando que enmendar lo ocurrido. Del conocimiento de la Palabra del Señor, de la Verdad Revelada por Jesucristo nace nuestra obligación de involucraros en la marcha nuestra y de nuestro prójimo hacia la liberación y esta no cesará hasta que la hayamos alcanzado, mientras tengamos fuerzas y estemos en capacidad de hacer algo. «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Seguir leyendo Lucas 2,22-35 – puesto para caída y elevación de muchos

(1312) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 2,41-52 – estupefactos por su inteligencia y sus respuestas

Texto del evangelio Lc 2,41-52 – estupefactos por su inteligencia y sus respuestas

41. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
42. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
43. y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres.
44. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos;
45. pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
46. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
47. todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
48. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
49. Él les dijo: «Y ¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
50. Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
51. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
52. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Reflexión: Lc 2,41-52

En tan solo dos días la Iglesia nos pone 12 años adelante en la vida del Señor, permitiéndonos constatar, por el comportamiento de Jesús, que no se trata de un niño común y corriente. Todos los sucesos que anunciaron su nacimiento ya lo anticipaban pero aquí podemos comprobarlo de modo práctico. Tal vez parezca algo extraño, pero es realmente necesario reparar en este pasaje, para no caer en la tentación de banalizar a Jesús. Conozco muchos cristianos y católicos a los que parece costarles creer que Jesús es Dios. Lo han interiorizado como un hombre extraordinario, un tipo como no hay, un superhombre, de cualquier modo, hombre al fin, unos grados o unas décimas por encima del hombre más destacado que pudiéramos conocer o imaginar. Esto tiene una serie de implicancias. La primera y más importante es que lo humanizan a tal extremo que deja de ser Dios, así, caen en reflexiones como identificar el momento en que Jesús se dio cuenta de su Misión o de Su Poder, como si hubiera pasado por la evolución de cualquier muchacho camino a la madurez. Algunos lo imagina incluso haciendo bromas a sus amigos como cualquier niño, presumiendo de su poder, hasta que finalmente lo logra controlar y manejar con madurez…Hay tan poco escrito respecto a este período que siempre se podrá especular, sin embargo creemos que para el que no tiene dudas respecto a quién es Jesús, estos pocos versículos deben bastar para comprender que siendo hombre y por lo tanto también niño, nunca dejó de ser Dios. Difícil de comprender, seguramente, pero ¿qué es fácil tratándose de Jesús y la Voluntad de Dios?…le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.

Seguir leyendo Lucas 2,41-52 – estupefactos por su inteligencia y sus respuestas

(911) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 1,67-79 – harán que nos visite una Luz de la altura

Texto del evangelio Lc 1,67-79 – harán que nos visite una Luz de la altura

67. Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:
68. «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo.
69. y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,
70. como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,
71. que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban
72. haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza
73. y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos
74. que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor
75. en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.
76. Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos
77. y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,
78. por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,
79. a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»

Reflexión: Lc 1,67-79

Todos estos son discursos proféticos, como bien dice el texto, inspirados por el Espíritu Santo, pues anuncian la llegada de Juan y Jesús desde una perspectiva que difícilmente nadie podría tenerla de otro modo. Son alas entrañas de Misericordia de Dios, las que propician la visita de una luz de la altura. Hay aquí un aspecto central en nuestra fe que a veces escapa a nuestra cabal comprensión. Dios hace todo esto por amor. No hay ningún mérito nuestro, lo que debe llevarnos a la convicción que no hay forma que nosotros ganemos el cielo por nuestra propia cuenta. Esto es muy delicado y contundente. Si no lo comprendemos en su debía dimensión puede llevarnos a confusión e incluso depresión, pensando que no hay nada que podamos hacer para salvarnos. Y lo peor del caso es que es cierto, pero si nos quedamos con tan solo está parte de la verdad, podemos perdernos. Lo cierto es que hay más y lo que nos falta considerar es lo más importante y determinante. En entenderlo estará nuestra paz y alegría. Ahí va: la Salvación es Gracia de Dios, esto quiere decir que Dios nos la da GRATUITAMENTE, porque Él así lo quiere. ¿No es esta una buena noticia? Reflexionemos la trascendencia y alcances de esta noticia…por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Seguir leyendo Lucas 1,67-79 – harán que nos visite una Luz de la altura

(1702) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 1, 46-56 – mi espíritu se alegra en Dios mi salvador

Texto del evangelio Lc 1, 46-56 – mi espíritu se alegra en Dios mi salvador

46. Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
47. y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
48. porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49. porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
50. y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
52. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
53. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
54. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
55. – como había anunciado a nuestros padres – en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»
56. María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

Reflexión: Lc 1, 46-56

Este es el discurso de una Reina, si me permiten la licencia, sin duda inspirado por el Espíritu Santo. Lo que está diciendo María es propio de alguien que conoce los Planes de Dios y tiene una Visión panorámica única; algo que está más allá de nuestra imaginación y comprensión mortal. ¿Qué otra cosa podíamos esperar de la Madre de Dios? Es ella, en tal condición la que nos habla. ¿Si Dios es el Rey del Universo, que puede ser la Madre de Jesucristo, Su Hijo? ¡Pues la Reina! ¡Eso es lo que decimos y confesamos los católicos! ¡No podemos decir otra cosa! Lo hemos dicho antes y lo volvemos a repetir ahora: estamos frente a un Misterio. No tratemos de descifrarlo con nuestros criterios, nuestras capacidades y habilidades limitadas, porque si no contamos con la fe, siempre tendremos dificultades. La única respuesta posible del hombre a Dios es la Fe. Dios no se pondrá a cotejar con nosotros las condiciones bajo las cuales estamos dispuestos a creerle. Dios es. Y lo que sea, está más allá de nuestro alcance, aun cuando sea tan misericordioso que nos haya dado la capacidad de admirar algunas manifestaciones de sus magníficas obras, como el Universo en el que habitamos, o nuestros propios cuerpos, o nuestros corazones, o nuestras mentes, o lo que sea que podemos imaginar y aun conceptuar. De esto que hoy nos damos cuenta y lo volveremos a repetir en mil años más, se dieron cuenta nuestros primitivos ancestros, sin tanta ciencia. Es que como diría el Principito, lo importante es invisible a los ojos; solo se ve bien con el corazón. Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada

Seguir leyendo Lucas 1, 46-56 – mi espíritu se alegra en Dios mi salvador

(1923) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 1,39-45 – Feliz la que ha creído

Texto del evangelio Lc 1,39-45 – Feliz la que ha creído

39. En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
40. entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42. y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
43. y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44. Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
45. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

Reflexión: Lc 1,39-45

La Iglesia nos pone dos días seguidos frente a los mismos versículos, para que profundicemos en su meditación. Con mucho agrado nos esforzaremos por abordar estos versículos desde otro punto de vista, no por ello menos importante. Y es que la Palabra de Dios tiene esta particularidad única: siempre es posible obtener más y más de ella, como una fuente inagotable siempre fresca y refrescante para quien se aproxima a ella con fe. Precisamente es la fe la que llama ahora nuestra atención. Tal como exclama Isabel, es la fe la que nos trae la felicidad. Sin embargo, qué difícil nos resulta entender a la fe como portadora de felicidad. Por el contrario, nos sentimos tentados a renunciar a ella, porque la percibimos demasiado exigente, demasiado ófrica y avasalladora. La fe nos parece contraria a la felicidad, pues nos lleva a pensar en exigencias sin medida, que solo nos traerán frustración, en una vida gris, llena de temores, vergüenza y oscuridad. De este modo, la fe parece enemiga de la alegría y de la juventud, tanto es así que la pensamos propia de viejos y anticuados, que no tienen por qué vivir, que creen que todo es malo. Como un gran amigo decía en son de broma, todo lo que nos gusta o engorda, o es malo para la salud o es pecado. Más allá de la broma, hay que reconocerle méritos al demonio, al haber tergiversado de tal modo las cosas, engañándonos de tal manera que estamos casi dispuestos a creer que lo que nos propone Dios no es vida y que esta solo la encontramos lejos de Él. ¿Habrase visto tal pretensión? ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!

Seguir leyendo Lucas 1,39-45 – Feliz la que ha creído

(482) vistas

Imágenes Relacionadas:

Lucas 1,39-45 – Bendita tú entre las mujeres

Texto del evangelio Lc 1,39-45 – Bendita tú entre las mujeres

39. En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
40. entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
42. y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
43. y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
44. Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
45. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

Reflexión: Lc 1,39-45

Realmente creemos que hay que ser muy, pero muy mezquinos para no reconocer la grandeza de María, no por ella misma, que siendo indudablemente muy virtuosa y seguramente más virtuosas que nadie en este mundo, no deja de ser una más de nuestra especie, sino porque Dios puso sus ojos en ella, para hacerla nada menos que madre de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. ¿Puede haber mayor honor, mayor distinción en este mundo? Quien lo niega es un necio, un envidioso, un soberbio o un extraviado, que no sabe lo que dice, ni es capaz de reconocer y diferenciar el día de la noche. No puedo encontrar razones para no ir a felicitar a un verdadero amigo, para felicitarlo si recibe una alta distinción y reconocimiento de su comunidad. ¿Habría de regatear adjetivos y dejar de ponderar su bien ganada distinción por ser como yo? ¿No sería esta una señal de mezquindad, de envidia o quien sabe que retorcido sentimiento? ¿Con qué intención recortaría sus méritos? ¿Con qué justificación? ¿Lo haría por considerarlo inmerecido? ¿Es que tal vez yo lo merecía más o alguien a quién yo tendría que designar, alguien de mi gusto, de mi preferencia? ¿Es que quien o quienes confirieron tal distinción no son nadie o no son dignos de crédito alguno? No podemos encontrar otro motivo para no reconocer la distinción que hace Dios en la Virgen María, que bajeza y mezquindad propias del demonio, que busca cualquier resquicio, cualquier motivo para desnaturalizar, desacralizar la Voluntad de Dios, sembrando confusión. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

Nosotros los católicos, no adoramos a la Virgen María. Ella no es Dios, pero por obra y Gracia de Dios, es la Madre de Dios. Esto es un Misterio, es verdad, algo que desafía y escapa a nuestra razón, pero no es Dios eso mismo. Entonces la primera y gran pregunta tendría que ser: ¿Creemos en Dios? No en un dios que se ajusta a tus criterios, a tus limitaciones, a tus capacidades; un dios creado por ti, a tu gusto, a tu imagen y semejanza, según tu limitada sabiduría y percepción, sino el Único Dios Verdadero, Creador del Universo, el Dios Padre que Jesucristo viene a Revelarnos. ¿Cómo es este, el verdadero Dios, el Único Dios? Nos lo revelan las Escrituras. Si queremos conocerlo sinceramente, hemos de acudir a ellas, del mismo modo en que debemos ver el arcoíris, vivir en una familia y ser amados para entender el amor. Hay que recurrir a alguna fuente externa y no basta con solamente explorar nuestro corazón, si bien es cierto en el encontraremos la impronta dejada por Dios. Pero es en relación con los demás, con el mundo y con Dios que lo encontramos. Porque todo está unido a un solo fin, hacer Su Voluntad. Y esta es que seamos felices, alcanzando la Vida Eterna, que para eso fuimos creados. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

Hay un solo camino para alcanzar este fin, pero nuestra soberbia y necedad nos llevan a desconocer lo evidente, lo que Dios ha dispuesto, Su Voluntad, para tentar otras vías, otros caminos propuestos por nosotros u otros como nosotros, todos los cuales conducen a la perdición y al fracaso. No, no estamos destinados a eso, pero si no aplicamos las capacidades de las que hemos sido dotados para descubrirlo y si no hacemos caso a todas las señales y ayudas que Dios no envía para no equivocarnos, terminaremos perdiéndonos irremediablemente. Precisamente con el propósito de evitar que nos extraviemos, con el propósito de Salvarnos, Dios mando a este mundo a Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo y entre los miles de millones de mujeres, escogió a la Virgen María para que fuera Su Madre. María era una joven mujer pura y sin mancha que vivió hace poco más de 2mil años. Así como fue escogida ella, fue escogido aquel tiempo, por Voluntad de Dios. Quién era ella y por qué en ese tiempo son hechos que escapan a nuestra perspectiva, porque corresponden a los Planes de Dios, que van más allá de cuanto podemos imaginar, especular o adivinar. Frente a Dios, como lo podemos comprobar a lo largo de nuestras vidas y la de la humanidad entera, solo nos queda inclinar la cabeza para agradecer su amor misericordiosos y su bondad. Discernir Su Voluntad y llevarla a cabo es lo más sensato y por lo tanto, Gracia que debemos pedir, porque de ello depende alcanzar la felicidad para la cual fuimos creados. A todo esto aporta María, por Gracia de Dios, siendo la Madre de Jesucristo. ¿Digamos sinceramente si esto nos parece poco? Esto es lo que reconoce Isabel en este pasaje y lo que reconocemos los fieles en la Iglesia Católica. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

Oremos:

Padre Santo, te damos gracias por enviarnos a Tú Hijo Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor, quien naciendo de la Santísima Virgen María, vivió, murió y resucitó para enseñarnos el Camino, la Verdad y la Vida…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

(570) vistas

Imágenes Relacionadas: