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Mateo 9,27-31 – Hágase en ustedes según su fe

Hágase en ustedes según su fe

«¿Creen que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.» Entonces les tocó los ojos diciendo: Hágase en ustedes según su fe.

Texto del evangelio Mt 9,27-31

27. Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
28. Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creen que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.»
29. Entonces les tocó los ojos diciendo: Hágase en ustedes según su fe.
30. Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Miren que nadie lo sepa!»
31. Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.

Reflexión: Mt 9,27-31

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Mateo 9,27-31 Hágase en ustedes según su fe.

Un nuevo ejemplo de fe. Surge una pregunta curiosa: ¿Quién está más propenso a inclinarse a la fe? ¿Hay alguien en especial? Creemos que al que no le quedan más opciones. ¿Quién podía curar a estos ciegos? ¿Dónde lo encontrarían?

Hay situaciones en la vida en las que estamos convencidos que nadie, absolutamente nadie puede ayudarnos. Si no es Dios, no hay remedio. Todos pasamos alguna vez por estas circunstancias. Pero no todos acudimos a Dios, aunque varios solo lo hacemos en esas ocasiones.

Es un hecho que podemos constatar que cuando no hay más opciones, ¿a quién recurrimos? A Dios. ¿Quién enfrentará más ocasiones de este tipo? Obviamente, el que menos tiene. Una razón más por la que los pobres están más cerca a Dios.

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Mateo 7,21.24-27 – el hombre prudente

El hombre prudente

Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca

Texto del evangelio Mt 7,21.24-27 

21. «No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
24. «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25. cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
26. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27. cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»

Reflexión: Mt 7,21.24-27

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Mateo 7,21.24-27 el hombre prudente

El Señor nos pide que le oigamos y hagamos lo que dice. Así, no basta oír, sino que hay que hacer lo que nos dice. Nuestra es la religión del amor. En el amor, las palabras no bastan. Llega un momento que estas tienen que manifestarse con hechos prácticos, concretos.

Todo lo que nos manda el Señor es amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Debemos imprimir este mandato y ponerlo en un lugar visible de modo tal que todos los días y a cada rato lo veamos.

No hay mayor secreto para alcanzar la vida eterna que amar. Eso es todo lo que nos manda el Señor. Si lo hemos oído, no resta nada más que ponerlo en práctica. ¿Por qué no lo hacemos? Hay que pasar de las declaraciones, de la poesía a los hechos.

Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca

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Mateo 4,18-22 – Vengan conmigo

Vengan conmigo

Vengan conmigo, y los haré pescadores de hombres. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.

Texto del evangelio Mt 4,18-22

18. Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,
19. y les dice: «Vengan conmigo, y los haré pescadores de hombres.»
20. Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó.
22. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

Reflexión: Mt 4,18-22

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Mateo 4,18-22 Vengan conmigo

Tantas cosas se vienen a nuestra cabeza, tantas ideas. Primero: el Señor nos llama. Sí, nos llama a cada uno con nuestro nombre y en lo que estamos haciendo. No va reclutando desocupados, aunque tampoco los desprecia, pero busca a la gente en su medio y en su faena diaria, para darle sentido.

Esto quiere decir que no necesariamente debo dejar lo que hago. Claro, habrá excepciones, como en todo. Por ejemplo si eres un ladrón, un delincuente, un estafador o un mentiroso. Pero siendo trabajadores honestos, comunes y corrientes, Él nos llama.

Pero el objeto de Su llamado es a darle el verdadero sentido a nuestra labor. Y es que, en el fondo, no importan lo que hagamos, debemos hacerlo para mayor Gloria de Dios. Es decir, hacerlo teniendo en claro el fin último.

Vengan conmigo, y los haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.

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Mateo 8,5-11 – vendrán muchos del oriente y del occidente

Vendrán muchos del oriente y del occidente

…no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe. Yo se lo digo: vendrán muchos del oriente y del occidente para sentarse a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos

Texto del evangelio Mt 8,5-11

05. Al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, suplicándole:
06. «Señor, mi muchacho está en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente.»
07. Jesús le dijo: «Yo iré a sanarlo.»
08. El centurión contestó: «Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente sanará.
09. Pues yo, que no soy más que un capitán, tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno: Vete, él se va; y si le digo a otro: Ven, él viene; y si ordeno a mi sirviente: Haz tal cosa, él la hace.»
10. Jesús se quedó admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe.
11. Yo se lo digo: vendrán muchos del oriente y del occidente para sentarse a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos

Reflexión: Mt 8,5-11

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Mateo 8,5-11 vendrán muchos del oriente y del occidente

Tan impresionante es la fe del centurión, como lo son las palabras del Señor. No tengamos dudas. Se salvarán muchos de oriente y occidente, es decir, de aquellos que aparentemente no tuvieron oportunidad de conocer a Jesús, como la tuvieron los israelitas, como la tenemos nosotros.

El Señor es Infinitamente Compasivo y Misericordioso. No sigue nuestras reglas, leyes y normas; no se ciñe a nuestra costumbre de solo saludar a quienes conocemos. Él ha venido por todos. Pero no nos confundamos; no nos forzará.

Que haya venido por todos no quiere decir que no importa cómo vivamos, que igual tendremos nuestro lugar reservado. No. Quiere decir que no hace distinción por sexo, raza, lugar de nacimiento, posición social o económica.

…no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe. Yo se lo digo: vendrán muchos del oriente y del occidente para sentarse a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos

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Mateo 24,37-44 – a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón

A qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón

Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa.

Texto del evangelio Mateo 24,37-44

37. La venida del Hijo del Hombre recordará los tiempos de Noé.
38. Unos pocos días antes del diluvio, la gente seguía comiendo y bebiendo, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca.
39. No se dieron cuenta de nada hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo sucederá con la venida del Hijo del Hombre:
40. de dos hombres que estén juntos en el campo, uno será tomado, y el otro no;
41. de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada, y la otra no.
42. Por eso estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor.
43. Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa.
44. Por eso, estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan.

Reflexión: Mt 24,37-44

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Mateo 24,37-44 a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón

Hemos dicho en varias oportunidades estos días que Dios nos ha creado para ser felices, alcanzar la plenitud y la Vida Eterna. Eso es lo que quiere Dios Padre para todos y cada uno de nosotros. Si esta es la Voluntad de Dios, ¿Cómo conjuga con estas palabras?

Porque no podemos negar que la primera impresión que nos produce este texto del evangelio es desasosiego, incertidumbre y hasta temor. ¿Cómo asegurarnos de no ser aquel «tomado»? ¿Y cómo sentir complacencia por no ser «tomado» cuando un hermano nuestro tal vez lo sea?

Consideradas de este modo, las palabras de Jesús resulta amenazantes y desoladoras. ¿Resulta coherente que Dios que es amor nos amenace? ¿Cómo conciliar amenazas con amor? Parece una incongruencia que preferiríamos pasar desapercibida.

Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa.

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Mateo 11,25-30 – sus almas encontrarán descanso

Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.

Texto del evangelio Mt 11,25-30 – sus almas encontrarán descanso

25. En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado.
26. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos.
27. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer.
28. Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré.
29. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso.
30. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.»

Reflexión: Mt 11,25-30

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Mateo 11,25-30 – sus almas encontrarán descanso

¡Qué hermoso discurso de Jesús! ¡Lleno de esperanza, alegría, gozo, emoción y promesas! Aunque no lo dice expresamente el texto, como en alguna ocasión anterior, podemos ver a Jesús estremecerse. Se trata de una exclamación, es decir de una forma de expresarse un tanto eufórica e incontenible.

¿Qué es lo que conduce a tal estado a Jesús? Pues nada menos que el acierto de Dios. Esta es una convicción que todos debíamos tener oportunidad de sentir. ¡Cuántas veces nos pasa! ¿Y qué otra cosa podemos hacer, sino alabar a nuestro Creador?

Compartir con el mismo Jesucristo esta alabanza a Dios Padre, nos hace sentir tan unidos a Él. ¿Compartimos realmente esta gratitud a Dios por haberse dado a conocer a los más sencillos y humildes? ¿De verdad creemos que así ha sido?

Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.

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Mateo 5,1-12a – Felices ustedes

Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.

Texto del evangelio Mt 5,1-12a – Felices ustedes

01. Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor.
02. Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo:
03. «Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
04. Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
05. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
06. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
07. Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia.
08. Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios.
09. Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
10. Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias.
12. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.

Reflexión: Mt 5,1-12a

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Mateo 5,1-12a Felices ustedes

El Señor ha venido a traernos Buenas Noticias. Nosotros podemos ser felices. ¡Estamos llamados a ser felices, todos! Ser feliz o ser bienaventurado –que es otro modo de decirlo-, solo puede ser motivo de alegría.

¿Qué otra cosa podemos querer? Todos estamos llamados a ser felices. El Señor quiere la felicidad para todos. ¿Tú, no quieres ser feliz? ¿Habrá alguien en el mundo que pueda decir: no gracias, yo no quiero ser feliz? Tendría que estar loco.

Todos, desde niños, somos educados para buscar la felicidad. Constantemente se nos está proponiendo este fin. Pero el hecho que podemos constatar a cada nada es que pareciera que muy pocos alcanzan la felicidad. ¿Por qué?

Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.

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Mateo 9,9-13 – no he venido a llamar a los justos

Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Texto del evangelio Mt 9,9-13 – no he venido a llamar a los justos

09. Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió.
10. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?»
12. Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos.
13. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Reflexión: Mt 9,9-13

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Mateo 9,9-13 no he venido a llamar a los justos

Diríamos que este evangelio está dirigido a todos los políticamente correctos, que somos muchos. Los que creemos que basta con ser “buenitos” para ser contados en el Reino de los Cielos. Con no robar ni matar, ya estamos al otro lado. Así lo creemos y decimos.

Es increíble que a pesar de haber participado en retiros y jornadas espirituales, después de muchos años, sigamos pensando así. Sin embargo debemos reconocer que esto es muy frecuente. Cuantos de nosotros nos sentimos cristianos porque dedicamos una hora o tal vez dos a la semana a alguna obra de la Iglesia.

No, no es que esté mal; peor es nada, desde luego. Pero ¿es eso lo que nos pide el Señor? ¿Es eso ser cristianos? Aunque digamos que no, muchos de nosotros, en la práctica así procedemos. No estamos dispuestos a asumir ni un compromiso más y nos parece que con lo que hacemos ya estamos cumpliendo con nuestra cuota.

Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

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