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Novena a nuestra Señora del Carmen

Novena a nuestra Señora del Carmen

 

Virgen del Carmen
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo. Amén.

Oración Inicial

Oración al inicio de la novena cada día.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío, por ser Tú
quien eres y porque te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido; propongo
firmemente nunca más pecar, apartarme
de todas las ocasiones de ofenderte, confesarme
y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción
de todos mis pecados, y, así como lo
suplico, así confío en tu bondad y misericordia
infinita que los perdonarás, por los méritos de
tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y me
darás gracia para enmendarme y perseverar en
tu santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida
Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también
de los pecadores, y especial Protectora de
los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que
su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote
para verdadera Madre suya, te suplico me
alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados,
la enmienda de mi vida, la salvación de
mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo
de mis aflicciones y la gracia especial que
pido en esta Novena, si conviene para su mayor
honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora,
para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión
poderosa, y quisiera tener el espíritu de
todos los ángeles, santos y justos a fin de poder
alabarte dignamente; y uniendo mis voces con
sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo:

Rezar tres Avemarías…

 Día Primero       –         Día Segundo    –       Día Tercero
Día Cuarto         –          Día Quinto       –         Día Sexto
Día Séptimo      –           Día Octavo      –        Día Noveno

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Consagración al inmaculado corazón de María

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

consagración

“Mujer ahí tienes a tu hijo” “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19,26)

Una de las siete últimas palabras que Jesús dijo en la Cruz antes de morir, fueron las que dirigió a su Madre y a un discípulo al que Jesús ama, cuya tradición dice que era San Juan. En esas palabras, Jesús les ofreció mutuamente, diciéndole a su Madre; que ahí tiene a su hijo y diciéndole a San Juan, que ahí tiene a su Madre. Desde aquel momento, el discípulo la acogió en su casa.

Es un gesto de amor que tiene su raíz en el amor profundo de Jesús hacia la Virgen María y a su discípulo, quien representaba al pueblo de Dios. Y este gesto revela que su Madre en cuanto “Mujer”, será también desde ahora la Madre del “discípulo”, y que éste, como representante de todos los “discípulos” de Jesús, será desde ahora hijo de María.

Así pues, ya que el mismo Jesús nos ofrece a su Madre, podríamos nosotros como buenos hijos, ponernos en manos de la Virgen, a su servicio, a su disposición, como lo hizo en su día el discípulo al acoger a la Virgen en su casa. Es la mejor manera de llevar a cabo las palabras que Jesús dijo a su discípulo al pie de la Cruz. Así Ella nos guiará a Jesús.

Este es el motivo de una de las principales peticiones de Nuestra Señora en Medjugorje. La Reina de la Paz nos pide que nos consagremos al Corazón Inmaculado de María. Eso conlleva darnos plenamente a Ella. Y de esta manera, Ella actuará por medio de nosotros, porque a través de esa Consagración viviremos una unión total con María, y por medio de Ella, también con su hijo Jesucristo, de tal manera que un día podamos decir como san Pablo: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”. (Gal 2,20)

Este acto de Consagración, es un acto de abandono, que cuanto más puro es , alcanza una mayor unión con María, para que Ella ejerza su papel de Madre espiritual, de Mediadora de todas las Gracias, Corredentora de toda la humanidad, de Abogada nuestra. Según San Luis María Grignion de Montfort es el camino más rápido para llegar a la santidad y el consagrarse a María como esclavos, es decir, entregarnos totalmente a Ella, es el medio que tiene Ella para que seamos totalmente de Jesús.

Así, este acto de Consagración permitirá a la Virgen Santísima usar libremente su poder de intercesión y de santificación para el crecimiento de nuestra alma. Notaremos su protección y su amor. Nos sentiremos plenamente hijos suyos y podremos participar de esta batalla contra el maligno, cuya victoria está más que asegurada.
En diversas ocasiones Nuestra Señora en Medjugorje ha manifestado su deseo de que nos consagremos a Ella:

“Queridos hijos: Vengo entre vosotros porque deseo ser vuestra Madre, vuestra intercesora. Deseo ser un vínculo entre vosotros y el Padre celestial, vuestra mediadora. Deseo tomaros de las manos y caminar con vosotros en la lucha contra el espíritu impuro. Hijos míos: consagraos totalmente a mí. Yo tomaré vuestras vidas en mis manos maternas y os enseñaré la paz y el amor, y entonces las entregaré a Mi Hijo. A vosotros os pido que oréis y ayunéis, porque solamente así sabréis testimoniar, de manera correcta, a mi Hijo por medio de mi Corazón materno. Orad por vuestros pastores: para que unidos en mi Hijo puedan siempre, anunciar alegremente, la Palabra de Dios. ¡Os lo agradezco!
Mensaje anual del 18 de Marzo de 2012 a Mirjana

Ya que estamos en Medjugorje, consagremos esa unión que Jesús hizo al pie de la Cruz, con nuestra Madre, con la oración que la Virgen dictó a la vidente del corazón Jelena Vasilij en noviembre de 1983.

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN:

Oh, Corazón Inmaculado de María, desbordante de bondad, muestra tu amor por nosotros. Que la llama de tu corazón, oh María, descienda sobre todos los pueblos. Te amamos inmensamente.
Imprime en nuestros corazones un verdadero amor. Que nuestro corazón suspire por ti. Oh María, dulce y humilde de corazón, acuérdate de nosotros cuando caemos en el pecado. Tú sabes que nosotros, los hombres, somos pecadores.

Con tu santísimo y maternal corazón, sánanos de toda enfermedad espiritual. Haznos capaces de contemplar la bondad de tu maternal corazón, para que así nos convirtamos a la llama de tu corazón. Amén.

Fundación Centro Medjugorje
Sitio oficial de 
Iberoamérica y España

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Reina de la paz

 

Oración Inicial

Oración al inicio de la novena cada día según indicación de la Virgen

Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima,
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
Sin tu ayuda
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.
Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.

V.  Envía Tu Espíritu Señor y será una nueva creación.
R.  Y renovarás la faz de la tierra.

Oremos

Oh Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo.
Por Cristo Nuestro Señor.
Amén

 Día Primero       –         Día Segundo    –       Día Tercero
Día Cuarto         –          Día Quinto       –         Día Sexto
Día Séptimo      –           Día Octavo      –        Día Noveno

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Letanías al Sagrado Corazón de Jeús

LETANIAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Sagrado Corazón

Señor, ten piedad de nosotros.   Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.   Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.   Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.   Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.   Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,   ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,   ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo,   ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,   ten misericordia de nosotros.

Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno.   Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen María,   Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,    Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,    Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan,    Ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,    Ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,    perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,   escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,    ten piedad y misericordia de nosotros.
Jesús, manso y humilde de corazón,    haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
Sagrado Corazón de Jesús,    en Vos confío.
Sagrado Corazón de María,    salvad el alma mía.

Fuente: https://www.ewtn.com/

 

 

Oración

Señor mío Jesucristo, que por un nuevo beneficio de tu amor, te has dignado abrir a tu Iglesia las riquezas inefables de tu Corazón, haz que podamos devolver amor por amor a ese adorable Corazón, y con nuestros homenajes de respeto y adoración, reparar los ultrajes con que la ingratitud de los hombres no cesa de ofenderte.
Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

 

 

Bajo tu amparo nos acogemos

Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios; no deseches las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro

¡Oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

 

 

ORACIÓN A SAN JOSÉ

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal.
Amén.

 

 

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la milicia celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.

 

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amen!

¡Fin de rezar el rosario!

¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!

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Consagración a María Auxiliadora

Consagración a María Auxiliadora

Maria Auxiliadora

¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos! Nosotros nos consagramos enteramente a tu dulce amor y a tu santo servicio.

Te consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y prometemos obrar siempre para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.

Tú, pues, ¡oh Virgen incomparable! que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano, continúa, por piedad, siéndolo especialmente en estos días.

Humilla a los enemigos de nuestra religión y frustra sus perversas intenciones. Ilumina y fortifica a los obispos y sacerdotes y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro infalible; preserva de la irreligión y del vicio a la incauta juventud; promueve las vocaciones y aumenta el número de los ministros, a fin de que, por medio de ellos, el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.

Te suplicamos ¡oh dulcísima Madre! que no apartes nunca tu piadosa mirada de la incauta juventud expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos y de las almas del Purgatorio: sé para todos ¡oh María! dulce Esperanza, Madre de Misericordia y Puerta del Cielo.

Te suplicamos, gran Madre de Dios, que nos enseñes a imitar tus virtudes, particularmente la angelical modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, por cuanto es posible, con tu presencia, con nuestras palabras y con nuestro ejemplo, representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús, logremos que te conozcan y amen y podamos, llegar a salvar muchas almas.

Haz, ¡oh María Auxiliadora! que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal manto; haz que en las tentaciones te invoquemos con toda confianza; y en fin, el pensamiento de que eres tan buena, tan amable y tan amada, el recuerdo del amor que tienes a tus devotos, nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra el enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formarte una corona en el Paraíso.

Así sea

 

Oración compuesta por San Juan Bosco a María Auxiliadora

Oh María Virgen poderosa:

Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia;

Tú, Auxiliadora admirable de los cristianos;

Tú, terrible como un ejército en orden de batalla;

Tú, que (sola) destruyes los errores del mundo, defiéndenos en nuestras angustias, auxílianos en nuestras luchas, socórrenos en nuestras necesidades, y en la hora de la muerte, acógenos en los gozos eternos. Amén

 

Fuente Archicofradía de María Auxiliadora- Sevilla- Devocionario a María Auxiliadora -1

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Secuencia de Pentecostés

Secuencia de Pentecostés

Pentecostés

Secuencia de Pentecostés

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.

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Novena al Espíritu Santo

Novena al Espíritu Santo

Espíritu Santo

Acto de consagración al Espíritu Santo diario – Diario

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza, y todo el amor de mi Corazón.
Me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús.
Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador.
Amén.

Oración diaria por los Siete Dones del Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial.
1.- Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria
2.- Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria
3.- Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria
4.- Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la victoria. Gloria
5.- Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenas para así no perder las eternas. Gloria
6.- Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
7.- Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria

 Día Primero       –         Día Segundo    –       Día Tercero
Día Cuarto         –          Día Quinto       –         Día Sexto
Día Séptimo      –           Día Octavo      –        Día Noveno

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Consagracion a la Santísima Virgen María

Consagración a la Santísima Virgen María

consagración

Consagración a la Santísima Virgen María hecha por el Papa Juan Pablo II y los Obispos del Mundo 25 de marzo de 1984

1. «Recurrimos a tu protección, Oh! Santa Madre de Dios.»
Al repetir las palabras de esta antífona, con la cual la Iglesia de Cristo ha orado por siglos, nos vemos hoy ante ti, Madre, en el año Jubilar de la Redención.
Nos encontramos unidos a todos los Pastores de la Iglesia de una manera particular ya que constituimos un solo cuerpo y un solo colegio junto a Pedro.
En el vínculo de esta unión, pronunciamos las palabras de la presente consagración, en las que deseamos incluir, una vez más, las esperanzas y ansiedades del mundo moderno.
Hace cuarenta años y de nuevo, diez años después, su servidor el Papa Pío XII, teniendo ante sus ojos las experiencias dolorosas de la familia humana, consagró y confió al mundo entero a tu Inmaculado Corazón, especialmente a aquellas personas, por las que tienes un amor y preocupación particular, dadas sus circunstancias.
Nosotros también tenemos hoy, a este mundo de individuos y naciones ante nuestros ojos; el mundo del segundo milenio que se acerca ya a su fin, el mundo moderno, nuestro mundo!

La Iglesia, teniendo en cuenta las palabras del Señor: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes ….Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.» (Mt 28:19-20), ha dado, en el Concilio Vaticano II, vida fresca al conocimiento de su misión en este mundo.

Por lo tanto, Oh Madre de los individuos y de los pueblos, tu que conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, tu que tienes el conocimiento materno de todas las batallas entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, que afligen al mundo moderno, acepta nuestra súplica que dirigimos a tu Corazón movidos por el Espíritu Santo.
Abraza, con el amor de Madre y de Sierva del Señor, este nuestro mundo, que confiamos y consagramos a ti, ya que estamos llenos de preocupación por el destino terrenal y eterno de los individuos y de los pueblos.

De un modo especial te confiamos y consagramos a ti a aquellos individuos y naciones que particularmente necesitan ser confiados y consagrados.
«Recurrimos a tu protección, santa Madre de Dios «: no desprecies nuestras peticiones en momentos de necesidad.

2. Contémplanos, mientras nos encontrarnos frente a ti, Madre de Cristo, ante tu Inmaculado Corazón. Deseamos, junto a toda la Iglesia, unirnos a la consagración, que por amor a nosotros, tu Hijo hizo al Padre: » Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad «. (Jn 17 : 19). Deseamos unirnos a nuestro Redentor, en esta Su consagración para el mundo y para la raza humana, la cual, en su Corazón divino, tiene el poder para obtener el perdón y asegurar la reparación.
El poder de esta consagración, dura por toda la eternidad y abarca a todos los individuos, personas y naciones. Esta supera toda maldad que el espíritu de maldad pueda provocar, y que de hecho ha provocado en nuestro tiempo, en el corazón del hombre y de su historia.
¡Cuan profundamente sentimos la necesidad de consagrar la humanidad y al mundo – nuestro mundo moderno- en unión con el mismo Cristo! Ya que la obra redentora de Cristo, debe ser compartida en el mundo por medio de la Iglesia.
El presente año de la Redención nos muestra esto: el Jubileo especial de toda la Iglesia.
¡Seas tu bendita, sobre todas las criaturas, tu la Sierva del Señor, quien obedeciste, en su totalidad, el llamado divino!
¡Gracias a ti, estamos totalmente unidos a la consagración redentora de tu Hijo!
¡Madre de la Iglesia! ¡Ilumina al Pueblo de Dios en el camino de la fe, esperanza y amor! Ayúdanos a vivir en la verdad de la consagración de Cristo por toda la familia humana el mundo moderno.

3. Al encomendarte a ti, o Madre, al mundo, a todos los individuos y personas, también te encomendamos esta consagración del mundo, colocándola en tu Corazón maternal.

¡Corazón Inmaculado! Ayúdanos a vencer las amenazas del maligno, que tan fácilmente se siembran en los corazones de la gente de hoy, y cuyos efectos inconmensurables ya hacen peso sobre nuestro mundo moderno y parecen bloquear nuestros caminos hacia el futuro!
De la escasez y de la guerra, libéranos.
De la guerra nuclear, de la incalculable auto destrucción, de todo tipo de guerra, libéranos.
De los pecados en contra de la vida del hombre desde su inicio, libéranos.
Del odio y de la reducción de la dignidad de los hijos de Dios, libéranos.
De toda clase de injusticia, en la vida de la sociedad, nacional e internacional, libéranos.
De la disposición a incumplir los mandamientos de Dios, libéranos.
De los intentos de sofocar en los corazones humanos, la verdad de Dios, libéranos.
De la perdida del sentido del bien y el mal, libéranos.
De los pecados contra el Espíritu Santo, libéranos, libéranos.
Acepta o Madre de Cristo, este grito cargado con los sufrimientos de todos los seres humanos, cargado con los sufrimientos de la sociedad.
Ayúdanos con el poder del Espíritu Santo, a vencer todo pecado: el pecado individual y el » pecado del mundo «, todas las manifestaciones del pecado.

Permite que sea revelado, una vez más en la historia del mundo, el infinito poder salvador de la Redención: ¡El poder del Amor misericordioso! ¡Que ponga un alto a la maldad! ¡Que transforme las conciencias! ¡Que tu Inmaculado Corazón revele para todos la luz de la Esperanza!

Juan Pablo II

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