Mateo 6,1-6.16-18 – recompensa de su Padre celestial

Texto del evangelio Mt 6,1-6.16-18 – recompensa de su Padre celestial

01. «Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre celestial.
02. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga.
03. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;
04. así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
05. «Y cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga.
06. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
16. «Cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo que ya reciben su paga.
17. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
18. para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Reflexión: Mt 6,1-6.16-18

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Mateo 6,1-6.16-18 recompensa de su Padre celestial

Lo que aquí quiere el Señor que tengamos muy en claro es la verdadera motivación de nuestros actos. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿A quién están dedicados nuestros actos? ¿Por qué y para qué obramos? Estas son preguntas fundamentales, cuyas respuestas debían iluminar nuestras vidas. Tendríamos que saber por qué y para qué hacemos lo que hacemos. Es lo menos que podemos esperar de un hombre o mujer que tiene las riendas de su vida. Así que empecemos preguntándonos si en verdad tenemos las riendas de nuestras vidas. ¿Sabemos responder adecuadamente por cada uno de nuestros actos? La coherencia es una de las señales de la madurez. Cuando una persona sabe lo que quiere y orienta todas sus capacidades al logro de sus metas, estamos frete a una persona que evidencia cierta madurez. Extremando un poco el ejemplo, podríamos coincidir en que dará mayores pruebas de madurez y solidez personal cuanto más sea capaz de ajustar todas sus actividades para la consecución de estas metas. Eso es lo que todos estamos dispuestos a valorar y aquilatar cuando lo encontramos, del mismo modo que no podemos ocultar nuestra molestia cuando alguien descuida lo que tenía que hacer por flojera, inmadurez, irresponsabilidad o desidia.Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre celestial.

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Mateo 5,43-48 – sean perfectos

Texto del evangelio Mt 5,43-48 – sean perfectos

43. «Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
44. Pues yo les digo: Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan,
45. para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
46. Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
47. Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
48. Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial.

Reflexión: Mt 5,43-48

Esta es una de las principales exigencias contra la que choca nuestra sociedad laxa y permisiva. ¿Cómo se le puede pedir a alguien que sea perfecto? Es de locos, sostienen. Claro, porque acomodarse al Sistema y vivir según sus exigencias y mandatos es totalmente contrario. Sino fijémonos en algunas evidencias. De un tiempo a esta parte, los niños hacen lo que quieren. ¿Por qué? Porque les han hecho consentir a sus padres que deben ser libres y estos, en su ignorancia, confunde libertad con libertinaje, así que les dejan hacer lo que les da la real gana consintiéndoles en todo. Así van creciendo pensando que solo tiene que hacer un chasquido de dedos para que sus padres les den o les dejen hacer lo que les place. No es invento de un viejo resentido. Lo vemos en los templos, en los hogares y en los colegios. Los niños corren por donde quieren y son incapaces de mantener una postura adecuada en cada lugar. En sus hogares andan literalmente sometidos a esa máquina de adoctrinamiento que conocemos como televisión. No pestañean, ni son capaces de prestar atención a ninguna otra cosa que no sea su programa favorito y ay de quien ose quitárselo. ¿Quién va criando a estos monstruitos? La televisión con la complicidad de los padres, que a falta de una mejor oferta y antes que tener que esforzarse un poco más, pues están comprensiblemente agotados por el trabajo, prefieren tenerlos allí enganchados, porque por lo menos no molestan. ¿Pero qué hay de las sinapsis? ¿Esos surcos que se van gravando en nuestros cerebros de tanto hacer lo mismo, a las mismas horas y con los mismos mensajes? ¿Qué criamos? Consumistas, defensores y adaptados hasta la esclavitud a este sistema, como si no fuera posible si quiera reflexionar en otra opción. No, no hay reflexión posible. Y qué propone el sistema: una cultura individualista, consumista, utilitaria, práctica, desarraigada, egoísta, de espaldas a Dios, donde lo único que cuenta es la satisfacción personal, en la que los principales valores son la riqueza, la acumulación, la avaricia, el placer, el hedonismo, la competencia, la recompensa inmediata, al menor esfuerzo posible. Vivimos inmersos en una cultura de muerte y lo primero que hacemos con nuestros hijos es dejarlos al cuidado y entrenamiento de quienes la sostienen, demoliendo sus cualidades y personalidad, convirtiéndolos en un producto más del mercado, como si no hubiera más alternativa. Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial.

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Mateo 5,38-42 – A quien te pida da

Texto del evangelio Mt 5,38-42 – A quien te pida da

38. «Han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
39. Pues yo les digo: no resistan al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra:
40. al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto;
41. y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
42. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Reflexión: Mt 5,38-42

No resistir al mal, es un reto que parece imposible de cumplir e incluso descabellado. ¿Cómo se nos puede pedir que no resistamos al mal? ¿Qué quiere decir? Es que debemos dejarnos arrastrar? ¿Es que no debemos oponernos y luchar? ¡Qué difícil nos resulta comprender esta exigencia! Pongámosla en contexto. Salgo a la calle y cuando estoy pasando por el callejón aquel que conduce al parque, de la oscuridad salen dos individuos que me han estado esperando, que me han tendido una celada; uno de ellos me derriba de una trompada, mientras el otro me patea en el suelo, rompiéndome la boca y los dietes. Asustado y desprevenido no atino a gritar y entre improperios me obligan a entregarles la billetera con todo lo que tengo. Luego salen corriendo y se pierden entre las sombras de la noche, dejándome medio aturdido, adolorido, sangrando por la boca y sin un par de dientes. ¿Qué hago? Pongo la denuncia en la Comisaría. Se la hora y el lugar, pero no pude ver quienes fueron. A los pocos días la policía me presenta dos sospechosos y me piden que acuse a alguno de ellos, pues los tienen cercados y falta que alguien los reconozca para retirarlos de circulación. Aunque es posible que estos sean yo nunca logre verlos en realidad. ¿Haría bien acusándolos? ¿Hace bien hoy Donald Trump exacerbando los ánimos contra los musulmanes y emigrantes por la matanza de 50 jóvenes en una discoteca en Orlando? ¿A qué nos lleva la violencia verbal, xenofóbica o religiosa? ¡Es vengándonos que vamos a lograr erradicar la violencia, el odio y el desprecio por la vida? ¿No es toda esta violencia consecuencia de algo más profundo que viene afectando a nuestra sociedad? ¿Cómo es posible que un sicótico pueda tener a su alcance el tipo de armamento empleado para estos crímenes? ¿Quién y por qué le dio licencia? ¿Con qué justificación puede cualquiera portar armas en los Estados Unidos? ¿Son las armas la solución a los problemas que aquejan a nuestras sociedades? ¿Es la matanza, la persecución, la represión la xenofobia, el gheto o el apparteid la solución a la ola de violencia? ¿No tendríamos que preguntarnos en primer lugar por qué hay violencia? ¿Quién provee las armas? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué tiene que suceder para poner fin a esta ola de violencia? ¿Le pondremos fin persiguiendo, deportando o ejecutando a todos los sospechosos? ¿Quién sindicará a los sospechosos, con qué criterios? …al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

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Lucas 7,36-8,3 – Tu fe te ha salvado

Texto del evangelio Lc 7,36-8,3 – Tu fe te ha salvado

36. Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.
37. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,
38. y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
39. Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»
40. Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» Él dijo: «Di, maestro.»
41. Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta.
42. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?»
43. Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» Él le dijo: «Has juzgado bien»,
44. y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.
45. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
46. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.
47. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.»
48. Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»
49. Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?»
50. Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»
01. Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce,
02. y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,
03. Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Reflexión: Lc 7,36-8,3

Qué duros e insensibles somos los que lo tenemos todo, los que lo peor que nos ha sucedido alguna vez es que hemos tenido un dolor de muelas. Claro, como siempre lo hemos tenido todo, incluyendo belleza relativa y salud, pues no podemos reconocer y condolernos con el sufrimiento de nuestros hermanos. Además, parece que el no haber atravesado por nada particularmente doloroso y penoso, nos ha permitido forjar una capa, una coraza impenetrable, desde la cual observamos todo, sin involucrarnos, porque todo nos es ajeno. No nos hemos quemado, no nos hemos fracturado una pierna, no se ha muerto nadie a nuestro alrededor, nada más que aquellos que por su edad ya se esperaba, no hemos padecido pobreza, nunca nos ha faltado abrigo, ni comida, ni compañía. No nos han robado, no nos han correteado, no hemos tenido que escapar, siempre hemos tenido dinero suficiente y nadie nos ha forzado a nada. Bien visto, hemos sido engalanados con abundantes bendiciones, pero ello mismo nos ha hecho sentir engreídos y crecer entre algodones, así que difícilmente somos capaces de ponernos en los zapatos de los demás, ni llegamos a comprender lo que ha de ser realmente la impotencia de querer lo que sea, de necesitar algo y no poder alcanzarlo, ni tener a quién acudir por algo de ayuda. Entonces nos damos el lujo de criticar y de ser exigentes e incluso intransigentes con nuestros hermanos, porque somos incapaces de comprender sus limitaciones y dificultades. Tal vez tengamos razón en algunas situaciones, pero a veces no interesa tener la razón, sino ser comprensivos y caritativos. Es muy fácil poner barreras. Esforcémonos por tender puentes, por abrir caminos que permitan acercarnos y ofrecer aun cuando solo sea compañía y tal vez consuelo y desahogo. Si tenemos la bendición de no sufrir aflicciones, seamos el remanso aquel que necesitan nuestros hermanos para recuperar sus fuerzas y seguir adelante, ya sea bridándoles consejo y solidaridad, o simplemente acompañándolos; con-doliéndonos. Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?» Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»

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Mateo 10,7-13 – el obrero merece su sustento

Texto del evangelio Mt 10,7-13 – el obrero merece su sustento

07. Vayan proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
08. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron; denlo gratis.
09. No se procuren oro, ni plata, ni calderilla en sus fajas;
10. ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.
11. «En la ciudad o pueblo en que entren, infórmense de quién hay en él digno, y quédense allí hasta que salgan.
12. Al entrar en la casa, salúdenla.
13. Si la casa es digna, llegue a ella su paz; mas si no es digna, su paz se vuelva a ustedes.

Reflexión: Mt 10,7-13

El Señor aquí nos proporciona el itinerario de vida del verdadero cristiano. ¿Qué debe ser lo que lo inquieta cada día y a qué debe dedicar su tiempo y todo lo que es y ha recibido? Tenemos una Misión, que ha de estar por sobre todas las cosas, porque esa es nuestra razón de ser. Eso es lo que el Señor Jesucristo nos ha encomendado y es lo Único que dará sentido a nuestras vidas. Nada fuera de este Plan tiene sentido. Lo que quiere decir que no es que tengamos que compatibilizar lo que hacemos con lo que Dios nos manda, sino que debemos dedicarnos a hacer lo que nos manda, porque solo entonces nuestra vida adquiere sentido. Veamos esto, porque alguien dirá: “no entiendo, es decir que si soy maestro, ¿he de dejar de ser maestro para atender la Misión encomendada?” No, no exactamente así. Lo que tendrás que hacer es NO OLVIDAR por ningún motivo que todo cuanto enseñes lo harás con amor y teniendo en cuenta la Palabra de Dios, es decir, con vistas a la Salvación de todos y especialmente de tus ocasionales pupilos. Todo, TODO puede ser santificado y visto desde la perspectiva de Jesús y así transmitido. Por lo tanto, tendrás que redoblar tus esfuerzos para cristianizar el mensaje de la Inquisición, del Virreynato, de las guerras de independencia, de los sucesivos gobiernos…Lo que no quiere decir hacer ver como bueno lo que sabemos que fue malo, sino pedir que el Espíritu Santo te guie por el Camino de la Luz y la Verdad, de modo que puedas orientar cristianamente el análisis de estos episodios para obtener el lado positivo y constructivo. Esforzarnos por aprender a ver en cada uno de los acontecimientos lo que Dios nos dice y revela, tanto a la comunidad como en la vida personal. La Biología, la Química, la Genética, la Filosofía, la Política, la Geografía e incluso la Artesanía o la Carpintería son pasibles de ver y enseñar con la óptica cristiana, como de hecho están impregnadas de una visión utilitarista, relativista y egoísta. Destilarlas para presentarlas Evangélicamente, es una labor que podremos hacer en la medida que nosotros mismos vivamos impregnados del Evangelio. Se requiere coherencia y fidelidad al Señor. ¿Cómo alcanzarla? Pues llevando una vida de oración y pidiendo Su Gracia constantemente. Solo en la medida en que permanezcamos unidos a Él a través de los Sacramentos y la oración seremos capaces de enfocarnos adecuadamente y perseverar en el Camino, llevando su Luz a los más pequeños. No se procuren oro, ni plata, ni calderilla en sus fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.

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Mateo 5,27-32 – córtatela y arrójala de ti

Texto del evangelio Mt 5,27-32 – córtatela y arrójala de ti

27. «Han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
28. Pues yo les digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna.
30. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.
31. «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio.
32. Pues yo les digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.

Reflexión: Mt 5,27-32

Nos cuesta cortar con todo aquello que –proviniendo del demonio, del mal espíritu-, nos hace daño. Queremos mantenernos ahí, cerca, sin cerrar definitivamente la posibilidad de volver, de repetir. Y hay que decirlo sin tapujos, es fundamentalmente todo lo que rodea al sexo, a nuestro goce y disfrute personal y egoísta el que nos causa mayores problemas de conciencia…Por eso los “seudo liberales” pretenden que son las normas morales de la Iglesia Católica las que les han cohibido y les han hecho daño, insinuando o declarando abiertamente que debía permitírseles aquello que ellos en su interior siempre supieron que estaba mal. Por ejemplo el encuentro furtivo con la esposa o la novia de un amigo, lo que a todas luces constituye una traición, una falta a la confianza, que luego nos obliga a mentir, porque tenemos que ocultar algo que no debimos hacer. Que la tentación fue muy grande y que luego no lo pudimos evitar, eso salta a la vista y nadie lo discute, pero debimos ser capaces de controlarnos, teniendo en claro que hay valores superiores a la complacencia y al disfrute ocasional, aunque sea mutuo, como la amistad, la lealtad y la verdad. Que podemos ser perdonados, pues claro que sí, pero a condición que estemos arrepentidos, pidamos perdón y reparemos el daño causado. Pero el problema surge cuando nos entra el gusanillo y nos gustó tanto aquello, que preferimos seguir a ocultas, engañando a nuestro amigo y queremos que Dios no se meta en nuestros problemas de conciencia y como nos molesta tanto, renegamos de Él, inventando cualquier excusa tonta, que somos nosotros los primeros en creer. Es decir que no solo engañamos a los demás, porque seguimos siendo puros, castos e inmaculados frente a nuestras propias esposas, hijos, familiares y amigos, sino que nos engañamos a nosotros mismos, conviviendo con el pecado y elaborando intrincadas teorías para justificarlo, alejándonos del único que ciertamente puede impedirlo, porque es el único que tiene acceso a la verdad plena. Y así llegamos a negar a Dios. Lo matamos en nosotros mismos e intentamos matarlo en los demás, alejando a todo el mundo de él, empezando por la adúltera esposa de nuestro amigo, quien también vivirá en la mentira frente a sí misma y a los suyos, todo por justificar nuestros actos. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.

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Insultar es dar una bofetada al alma del hermano

El Santo Padre recuerda que los cristianos que dan un testimonio negativo hacen mucho mal a la gente

Es “herético” querer “esto o nada”, no es católico. Lo ha indicado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta, centrada en el “sano realismo” que el Señor ha enseñado a sus discípulos. El Santo Padre también ha subrayado el mal que causan al pueblo de Dios los hombres de Iglesia que hacen el contrario de lo que dicen. Por eso, ha exhortado a librarse de ese idealismo rígido que no permite reconciliarnos entre nosotros.

Jesús, en el Evangelio del día, indica que “vuestra justicia debe superar la de los escribas y los fariseos”. Y a esta afirmación el papa Francisco ha hecho referencia para explicar la importancia del realismo cristiano.

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Mateo 5,20-26 – si su justicia no es mayor

Texto del evangelio Mt 5,20-26 – si su justicia no es mayor

20. «Porque les digo que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
21. «Han oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal.
22. Pues yo les digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego.
23. Si, pues, al presentar tú ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
24. deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
25. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel.
26. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.

Reflexión: Mt 5,20-26

El Señor nos hace ver de diversas maneras la exigencia de Su Palabra, que va más allá de cuanto estamos habituados. No se trata entonces de hacer lo que todos hacen; nosotros estamos llamados a ir mucho más allá. Nos lo ha dicho de diversas maneras, así que debemos estar atentos y reflexionar al respecto. Fijémonos en la comparación que hace. Parece abismal la diferencia, sin embargo es claro que por ningún motivo podemos considerar como ejemplo o excusa para nuestro comportamiento la forma en que se comportan los escribas y fariseos, es decir los que detentan el poder, de los que sabemos que usualmente son hipócritas y practican la ley del embudo, es decir que siendo ellos los legisladores y los que tiene el deber de velar porque las leyes se cumplan, las aplican de un modo muy suigéneris, siendo muy permisivos con ellos mismos y exigiendo al extremo a los demás. Pues Jesús no nos dice tan solo que debemos ser justos en el sentido que todos esperan, incluso los hipócritas, sino que debemos ir más allá, al otro extremo. Entre dar la muerte a alguien y encolerizarse contra un hermano hay una distancia sideral, sin embargo el Señor quiere que rechacemos a tal extremo esta actitud, que la equipara. Es decir que para cualquiera de nosotros ha de ser tenido por un crimen el encolerizarnos con nuestros hermanos. A qué puede llevarnos esto, si no a vivir de tal modo que jamás, JAMÁS acudamos a la violencia en ningún sentido, ni física, ni verbal y podríamos agregar incluso ni de pensamiento, porque solo así podremos evitar cualquier manifestación externa de cólera. ¡Qué difícil! ¡Cuánto autocontrol se nos exige! Y es que el Camino que nos propone el Señor está muchísimo más allá de cuanto imaginamos o estamos acostumbrados a considerar. Jesús no quiere que hagamos lo que todos, así que la excusa aquella de “es normal”, porque “todos lo hacen”, no entra en ninguna de sus consideraciones. Nosotros hemos de actuar de otro modo, siguiendo el ejemplo de Jesús. Porque les digo que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.

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