Texto del evangelio Lc 2,36-40 – hablaba del niño a todos
36. Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido,
37. y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
38. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
39. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Reflexión: Lc 2,36-40
Comprender las cosas, nos parece que a todos da mucha satisfacción. Cuando hemos venido estudiando y aprendiendo sobre un tema y finalmente todas las piezas empiezan a encajar, nos viene una alegría muy profunda y comprensible. Es que hay pocas cosas que nos reconfortan más que llegar a entender algo. No en vano la inteligencia es uno de los tres principales atributos con los que Dios nos ha bendecido. Tal vez esta sea una pista de lo que debe ser alcanzar la Verdad plena, la Perfección, la Sabiduría. Cuando se disipan las dudas y desaparecen los nubarrones de nuestro cielo, nos invade una euforia que nos impulsa a compartir con alegría la certeza alcanzada. Comunicar las Buenas Noticias también es parte de esta reacción natural de los seres humanos. ¡Tantas cosas buenas que hemos recibido! Es precisamente fundado en esta inquietud que brota de lo más profundo de nuestro ser cuando somos sinceros y honestos, que el Señor nos pide salir a Evangelizar. Las Buenas Noticias no se pueden guardar, se dicen a voz en cuello, desde lo más alto para que todos las escuchen, para que todos se enteren y sepan a qué atenerse. Eso mismo pasa con Ana, que vivía muy cerca a Dios y recibió la Gracia de reconocer inmediatamente quién era aquel Niño, cuando lo tubo cerca. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Seguir leyendo Lucas 2,36-40 – hablaba del niño a todos
(625) vistas