Lucas 19,1-10 – buscar y a salvar lo que estaba perdido

Buscar y a salvar lo que estaba perdido

«Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido ».

Texto del evangelio Lc 19,1-10

01. Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad.
02. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos.
03. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
04. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí,
05. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».
06. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
07. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador».
08. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más».
09. Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham,
10. porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido ».

Reflexión: Lc 19,1-10

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Lucas 19,1-10 buscar y a salvar lo que estaba perdido

La principal dificultad para seguir a Jesús e incluso para creer en Él, es la soberbia. Esta nos ciega y nos impide ver todo aquello que nos hace daño y hace daño a los demás. La soberbia nos hace creernos distintos y mejores, por lo tanto merecedores de otro trato.

Somos tan inteligentes, sensibles, profundos y espirituales que ninguna de las llamadas de atención de Jesús nos cae. Entendemos todo e inmediatamente sabemos cómo aplicarlo a este, a ese o a aquel. En tanto que nosotros permanecemos intactos.

Es que nosotros somos tan buenos, inteligentes y atinados, que ningún detalle pasa para nosotros desapercibido. Nuestra oración es perfecta. Nuestra meditación acertada. Es decir, hemos establecido una sintonía sin igual con Jesucristo. No necesitamos el más mínimo ajuste.

«Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido ».

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Marcos – Capítulo 14

Marcos – Capítulo 14

1.Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle.
2.Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo.»
3.Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, recostado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza.
4.Había algunos que se decían entre sí indignados: «¿Para qué este despilfarro de perfume?
5.Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios y habérselo dado a los pobres.» Y refunfuñaban contra ella.
6.Mas Jesús dijo: «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena en mí.
7.Porque pobres tendréis siempre con vosotros y podréis hacerles bien cuando queráis; pero a mí no me tendréis siempre.
8.Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura.
9.Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.»
10.Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes para entregárselo.
11.Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando cómo le entregaría en momento oportuno.
12. El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?»
13. Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Vayan a la ciudad; les saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; síganle
14. y allí donde entre, digan al dueño de la casa: “El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”
15. El les enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; hagan allí los preparativos para nosotros.»
16. Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.
17. Y al atardecer, llega él con los Doce.
18. Y mientras comían recostados, Jesús dijo: «Yo les aseguro que uno de ustedes me entregará, el que come conmigo.»
19. Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso soy yo?»
20. El les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.
21. Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»
22. Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomen, este es mi cuerpo.»
23. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella.
24. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.
25. Yo les aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»
26. Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
27.Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.
28.Pero después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»
29.Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen, yo no.»
30.Jesús le dice: «Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres.»
31.Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.» Lo mismo decían también todos.
32.Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.»
33.Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia.
34.Y les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad.»
35.Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora.
36.Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
37.Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón, ¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?
38.Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»
39.Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.
40.Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle.
41.Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
42.¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»
43.Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
44.El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.»
45.Nada más llegar, se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso.
46.Ellos le echaron mano y le prendieron.
47.Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le llevó la oreja.
48.Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos?
49.Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras.»
50.Y abandonándole huyeron todos.
51.Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.
52.Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.
53.Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54.También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.
55.Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.
56.Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no coincidían.
57.Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio:
58.«Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por hombres y en tres días edificaré otro no hecho por hombres.»
59.Y tampoco en este caso coincidía su testimonio.
60.Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»
61.Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?»
62.Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.»
63.El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?
64.Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que era reo de muerte.
65.Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a golpes.
66.Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote
67.y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice: «También tú estabas con Jesús de Nazaret.»
68.Pero él lo negó: «Ni sé ni entiendo qué dices», y salió afuera, al portal, y cantó un gallo.
69.Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí: «Este es uno de ellos.»
70.Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres galileo.»
71.Pero él, se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a ese hombre de quien habláis!»
72.Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.» Y rompió a llorar.

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Lucas 18,35-43 – Recupera la vista

¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que yo vea otra vez». Y Jesús le dijo: « Recupera la vista, tu fe te ha salvado».

Texto del evangelio Lc 18,35-43 – Recupera la vista

35. Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
36. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.
37. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.
38. El ciego se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
39. Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
40. Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:
41. ¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que yo vea otra vez».
42. Y Jesús le dijo: « Recupera la vista, tu fe te ha salvado».
43. En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

Reflexión: Lc 18,35-43

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Lucas 18,35-43 Recupera la vista

Esto es lo que el Señor está dispuesto a hacer con cada uno de nosotros si se lo pedimos de todo corazón y con fe. No nos quedemos en el caso anecdótico, aunque prodigioso, de este ciego. Lo más importante fue su insistencia. No se detuvo hasta conseguir lo que quiso.

Esto es precisamente lo que debemos aprender. A pedir insistentemente aquello que de un modo sutil comunica el Señor al ciego: la salvación. ¿Y cómo llega la salvación a este ciego? Por la fe. ¡Pidámosle al Señor insistentemente que nos devuelva la vista!

Incluso el hecho de pedir que nos devuelva la vista es algo significativo. Es que cuando somos niños en realidad vemos muy bien. Es en el proceso de convertirnos en adultos que, adecuándonos al mundo, perdemos la vista por completo. Muchos nos cegamos para siempre.

¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que yo vea otra vez». Y Jesús le dijo: « Recupera la vista, tu fe te ha salvado».

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Lucas 21,5-19 – no se alarmen

Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin.

Texto del evangelio Lc 21,5-19 – no se alarmen

05. Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
06. «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».
07. Ellos le preguntaron» «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va suceder?».
08. Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: «Soy yo», y también: «El tiempo está cerca». No los sigan
09. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».
10. Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
11. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en cielo.
12. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
13. y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
14. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
15. porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
16. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
17. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
18. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
19. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

Reflexión: Lc 21,5-19

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Lucas 21,5-19 no se alarmen

Que el fin sobrevendrá, no hay duda. Pero no llegará de un momento a otro, sino que tardará. ¿Cuánto? No lo sabemos a ciencia cierta, porque el Señor no nos ha revelado fechas. Sin embargo si nos ha dado ciertas señales que lo anunciarán.

Los que creemos en el Señor no debíamos tener ningún temor. Tal como Él mismo nos anuncia, no se caerá ni un solo cabello de nuestra cabeza. ¿Cómo poder entender esta promesa, si todo el mundo, incluso nuestras familias estarán contra nosotros.

Esto solo es posible por el amor de Dios. Si estamos con Él no necesitamos nada más. Solo es precisa la constancia. No retroceder, ni prepararnos para hacer frente a quienes nos atacan. El Señor se hará cargo de nuestra defensa y pondrá en nuestra boca las palabras necesarias.

Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin.

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Marcos – Capítulo 13

Marcos – Capítulo 13

1.Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: «Maestro, mira qué piedras y qué construcciones.»
2.Jesús le dijo: «¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»
3.Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo, le preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrés:
4.«Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas estas cosas están para cumplirse.»
5.Jesús empezó a decirles: «Mirad que no os engañe nadie.
6.Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: «Yo soy», y engañarán a muchos.
7.Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
8.Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
9.«Pero vosotros mirad por vosotros mismos; os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos.
10.Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las naciones.
11.«Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo.
12.Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán.
13.Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
14.«Pero cuando veáis la abominación de la desolación erigida donde no debe (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
15.el que esté en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa,
16.y el que esté por el campo, no regrese en busca de su manto.
17.¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
18.Orad para que no suceda en invierno.
19.Porque aquellos días habrá una tribulación cual no la hubo desde el principio de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volverá a haber.
20.Y si el Señor no abreviase aquellos días, no se salvaría nadie, pero en atención a los elegidos que él escogió, ha abreviado los días.
21.Entonces, si alguno os dice: «Mirad, el Cristo aquí» «Miradlo allí», no lo creáis.
22.Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos.
23.Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho todo.
24.«Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor,
25.las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas.
26.Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria;
27.entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28.«De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29.Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas.
30.Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
31.El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32.Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
33.«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.
34.Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele;
35.velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.
36.No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.
37.Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»

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Marcos – Capítulo 12

Marcos – Capítulo 12

1. Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó.
2. Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña.
3. Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías.
4. De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron.
5. Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.
6. Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: “A mi hijo le respetarán”.
7. Pero aquellos labradores dijeron entre sí: “Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia.”
8. Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
9. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros.
10. ¿No han leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido;
11. fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?»
12. Trataban de detenerle – pero tuvieron miedo a la gente – porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron.
13. Y envían donde él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra.
14. Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?»
15. Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tientan? Traiganme un denario, que lo vea.»
16. Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.»
17. Jesús les dijo: «Lo del César, devuélvanselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se maravillaban de él.
18. Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya resurrección, y le preguntaban:
19. «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
20. Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar descendencia;
21. también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el tercero lo mismo.
22. Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió también la mujer.
23. En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
24. Jesús les contestó: «¿No están en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?
25. Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos.
26. Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
27. No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estan en un gran error.»
28. Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»
29. Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor,
30. y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
31. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.»
32. Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que El es único y que no hay otro fuera de El,
33. y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
34. Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
35.Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
36.David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
37.El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» La muchedumbre le oía con agrado.
38.Decía también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,
39.ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes;
40.y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.
41.Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho.
42.Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as.
43.Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro.
44.Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.

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Lucas 18,1-8 – les hará justicia

Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?».

Texto del evangelio Lc 18,1-8 – les hará justicia

01. Después le enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
02. «En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres;
03. y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: «Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario».
04. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: «Yo no temo a Dios ni me importan los hombres,
05. pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme».»
06. Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto.
07. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?
08. Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?».

Reflexión: Lc 18,1-8

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Lucas 18,1-8 les hará justicia

Si de algo podemos estar seguros, si en algo podemos confiar plenamente es en la Justicia Divina. Esta llegará y se dará definitivamente, tal y como cada día vemos salir el sol. Incluso este fallará algún día, la Justicia Divina, jamás.

Si de algo podemos dudar, si algo debía preocuparnos es nuestra propia perseverancia en la fe. Si alguien es cambiante y voluble en esta relación con Dios, somos precisamente nosotros. Esa es nuestra naturaleza contingente, endeble, frágil.

El Señor mejor que nadie lo sabe. No es algo que hoy estamos descubriendo para Él. Dios, nuestro Padre Creador lo sabe desde siempre y aun así nos amó, aun antes que existiéramos. Él nos ama, porque esa es Su Voluntad, no por nada que hayamos hecho.

Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?».

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Marcos – Capítulo 11

Marcos – Capítulo 11

1.Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos,
2.diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo.
3.Y si alguien os dice: «¿Por qué hacéis eso?», decid: «El Señor lo necesita, y que lo devolverá en seguida».»
4.Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la calle, y lo desataron.
5.Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?»
6.Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron.
7.Traen el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él.
8.Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos.
9.Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: « ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
10.¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»
11. Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
12. Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.
13. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos.
14. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus discípulos oían esto.
15. Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas
16. y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
17. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero ustedes la tienen hecha una cueva de bandidos! »
18. Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina.
19. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
20. Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.
21. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca.»
22. Jesús les respondió: «Tengan fe en Dios.
23. Yo les aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar” y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.
24. Por eso les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán.
25. Y cuando se pongan de pie para orar, perdonen, si tienen algo contra alguno, para que también su Padre, que está en los cielos, les perdone sus ofensas.»
27. Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28. y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?»
29. Jesús les dijo: «Les voy a preguntar una cosa. Respóndanme y les diré con qué autoridad hago esto.
30. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respóndanme.»
31. Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: “Del cielo”, dirá: “Entonces, ¿por qué no le creyeron?”
32. Pero ¿vamos a decir: “De los hombres?”» Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.
33. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice: «Tampoco yo les digo con qué autoridad hago esto.»

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