Tanto amó Dios al mundo
Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.

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Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
13. Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
14. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
15. para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
16. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
17. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Es preciso creer en Él. Solo el que cree en Él tendrá Vida Eterna. Mucho hablamos de la vida y hacemos bien. Es el primer derecho consagrado en la constitución, aunque luego muchos pretendan evadir el respeto a la misma con argucias y engaños.
El hecho es que todos tenemos Derecho a la Vida y este constituye el primer y fundamental derecho, sin el cual ninguno de los demás tiene sentido. Hay que tener vida primero para luego ejercer los demás derechos. Pero aquí el Señor nos señala una meta superior.
No se trata solo de tener vida –que ya es bastante-, sino de darle un sentido. Esta vida tiene que estar encaminada a algo. Ese algo, superior, es Dios; es el Amor. La vida adquiere sentido cuando está orientada al amor. Esta es la Novedad a la que nos invita Jesús.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
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