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Juan 13,1-15 – lavar los pies

lavar los pies

Jesús tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavar los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Jueves de la Semana Santa| 06 de Abril del 2022 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

  • Éxodo 12.1-8.11-14
  • Salmo 115,12-13.15-16bc.17-18
  • Corintios 11,23-26
  • Juan 13,1-15

Reflexión sobre las lecturas

lavar los pies

Las lecturas de hoy nos permiten revivir la presencia constante de Dios en nuestra historia, la de nuestros padres y familias. Como salvó a Su pueblo con Moisés 13 siglos antes de Cristo, lo hizo con toda la humanidad por medio de Jesucristo hace 20 siglos.

En aquél entonces Moisés libró al pueblo escogido de la esclavitud de los egipcios. Jesucristo nos salvó del demonio y la muerte, que nos ataban a este mundo, para abrirnos las puertas del cielo. Las Escrituras, la tradición y la fe nos permiten unirnos hoy celebrando estos mismos misterios.

Dios ha querido mantenerse siempre cercano a quien lo invoca. Jesucristo, el Hijo de Dios nos ha mostrado el Camino, humillándose como el más pequeño y enseñándonos a lavar los pies unos a otros, sin distingos de ninguna clase.

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La oración para San Agustín, Padre de la Iglesia

¿Quién es San Agustín?

El 28 de agosto la Iglesia celebra al más grande de los Padres de la Iglesia, San Agustín; y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental. Quien nació nació en el año 354 en Tagaste (Argelia actual).

Una de las autobiografías más famosas del mundo, las Confesiones de San Agustín, comienza de esta manera: “Grande eres Tu, Oh Señor, digno de alabanza … Tu nos has creado para Ti, Oh Señor, y nuestros corazones estarán errantes hasta que descansen en Ti” (Confesiones, Capítulo 1). Durante mil años, antes de la publicación de la Imitación de Cristo, Confesiones fue el manual más común de la vida espiritual. Dicho libro ha tenido más lectores que cualquiera de las otras obras de San Agustín. El mismo escribió sus Confesiones diez años después de su conversión, y luego de ser sacerdote durante ocho años. En el libro, San Agustín se confiesa con Dios, narrando el escrito dirigido al Señor. San Agustín le admite a Dios: “Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé” (Confesiones, Capítulo 10). Muchos aprenden a través de su autobiografía a acercar sus corazones al corazón de Dios, el único lugar en donde encontrar la verdadera felicidad … ¿Quién fue este ‘pecador que llegó a ser un santo’ en la Iglesia?

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