“Padre Santo, danos la Gracia y el valor de perseverar en la luz de la fe, aun a costa de nuestra integridad física, de modo que seamos ejemplo que ilumine las conciencias y los corazones de nuestros hermanos”
Domingo de la 4º semana de Cuaresma | 19 de Marzo del 2023 | Por Miguel Damiani
Las lecturas de hoy nos invitan a confiar en Dios, sabiendo que estamos en sus manos y que nada sucede sin que Él lo permita. Auscultar su Voluntad, atendiendo a Su Palabra cada día para saber lo que quiere y espera de nosotros, es nuestro primer deber cotidiano.
Del mismo modo en que no podemos empezar el día sin meditar la Palabra del día, ella servirá de poco si no la ponemos inmediatamente en práctica transmitiendo la luz de la fe en cada uno de nuestros actos.
Hemos de alimentar cada día la conciencia y la profunda convicción interna, que no somos nada sin Dios. Que no podríamos sostenernos ni un segundo en este mundo y en esta vida, si no fuera porque El así lo quiere.
Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Domingo de la 27ma semana del T. Ordinario | 03 de Octubre del 2021 | Por Miguel Damiani
La Iglesia nos propone hoy reflexionar sobre el matrimonio y la familia. ¡Qué importante es tener en cuenta lo que Dios nos dice en cada aspecto de nuestra vida! ¡Qué decir en lo que respecta al matrimonio, pilar de la familia!
Sin embargo, es patético cómo los que nacimos entre las décadas del 50 y 60 del siglo pasado, hemos visto debilitar, resquebrajar y caer una a una las costumbres y actitudes que denotaban la centralidad de Dios en nuestras vidas. Visto en perspectiva, resulta difícil creer que ello no haya sido el resultado de un plan meticulosamente tramado.
¿Quién querría debilitar nuestras buenas costumbres religiosas cristianas? Los enemigos de nuestra fe, que son muchos y coinciden en el propósito de desacreditarnos y banalizar nuestra fe. ¿Por qué? Porque nos envidian. O porque nos odian. De cualquier modo, constituimos un obstáculo para sus propósitos.
2. Primer relato de la creación del hombre (12-IX-79/16-IX-79)
1. En el capítulo precedente comenzamos el ciclo de reflexiones sobre la respuesta que Cristo Señor dio a sus interlocutores acerca de la pregunta sobre la unidad e indisolubilidad del matrimonio. Los interlocutores fariseos, como recordamos, apelaron a la ley de Moisés; Cristo, en cambio, se remitió al «principio», citando las palabras del libro del Génesis.
El «principio», en este caso, se refiere a lo que trata una de las primeras páginas del libro del Génesis. Si queremos hacer un análisis de esta realidad, debemos sin duda dirigirnos, ante todo al texto. Efectivamente, las palabras pronunciadas por Cristo en la conversación con los fariseos, que nos relatan el capítulo 19 de San Mateo y el 10 de San Marcos, constituyen un pasaje que a su vez se encuadra en un contexto bien definido, sin el cual no pueden ser entendidas ni interpretadas justamente. Este contexto lo ofrecen las palabras: «¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra…?» (Mt 19, 4), y hace referencia al llamado primer relato de la creación del hombre inserto en el ciclo de los siete días de la creación del mundo (Gén 1, 1-2, 4). En cambio el contexto más próximo a las otras palabras de Cristo, tomadas del Génesis 2, 24, es el llamado segundo relato de la creación del hombre (Gén 2, 5-25), pero indirectamente es todo el capítulo tercero del Génesis. El segundo relato de la creación del hombre forma una unidad conceptual y estilística con la descripción de la inocencia original, de la felicidad del hombre e incluso de su primera caída. Dado lo específico del contenido expresado en las palabras de Cristo, tomadas primera frase del capítulo cuarto del Génesis, que trata de la concepción y nacimiento del hombre de padres terrenos. Así intentamos hacerlo en el presente análisis.
Hay hombres que han nacido eunucos. Otros fueron mutilados por los hombres. Hay otros todavía, que se hicieron tales por el Reino de los Cielos. ¡Entienda el que pueda!
Texto del evangelio Mt 19,3-12 – fueron mutilados por los hombres
03. Se le acercaron unos fariseos y lo pusieron a prueba con esta pregunta: «¿Está permitido a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?» 04. Jesús respondió: «¿No han leído que el Creador al principio los hizo hombre y mujer 05. y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne? 06. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.» 07. Los fariseos le preguntaron: «Entonces, ¿por qué Moisés ordenó que se firme un certificado en el caso de divorciarse?» 08. Jesús contestó: «Moisés vio lo tercos que eran ustedes, y por eso les permitió despedir a sus mujeres, pero al principio no fue así. 09. Yo les digo: el que se divorcia de su mujer, fuera del caso de unión ilegítima, y se casa con otra, comete adulterio.» 10. Los discípulos le dijeron: «Si ésa es la condición del hombre que tiene mujer, es mejor no casarse.» 11. Jesús les contestó: «No todos pueden captar lo que acaban de decir, sino aquellos que han recibido este don. 12. Hay hombres que han nacido eunucos. Otros fueron mutilados por los hombres. Hay otros todavía, que se hicieron tales por el Reino de los Cielos. ¡Entienda el que pueda!»
Reflexión: Mt 19,3-12
Mateo 19,3-12 fueron mutilados por los hombres
Debemos confesar que nos aproximamos con mucho temor y respeto a proponer esta reflexión, ya que toca puntos tan sensibles y controversiales para la humanidad de hoy. Sin embargo asumimos los riesgos precisamente porque pensamos que es la familia la que está en juego y queremos adoptar posiciones adecuadas, iluminadas por el Espíritu Santo.
Es la Iglesia la que nos propone esta lectura y es la Palabra de Dios la que queremos que nos ilumine. Obviamente el Señor habla en primer lugar del matrimonio, sin ambigüedades, como una relación indisoluble. Una vez unida por Dios, solamente Él la puede separar.
Por lo tanto, si uno cree en Dios, lo ama y lo respeta debe percatarse que está frente a una decisión fundamental, trascendente e irreversible. Siendo un tema de dos, es decir de una pareja, ambos han de ser conscientes de la decisión que toman.
¡No se pueden tomar decisiones para toda la vida! ¿Quién lo dice? Lo que ocurre es que hay que tener la edad, la madurez y el conocimiento suficientes para hacerlo. No se trata de un gusto, de un pasatiempo o de una afición o de un placer. ¿Por qué? Porque hay mucho en juego.
Hay hombres que han nacido eunucos. Otros fueron mutilados por los hombres. Hay otros todavía, que se hicieron tales por el Reino de los Cielos. ¡Entienda el que pueda!