Cuando oramos, todos queremos de algún modo salir justificados. Aquí el Señor nos enseña la primera condición no solo para tratar de obtener el perdón, sino para empezar a orar. Si de veras quiere obtener algún fruto de la oración has de presentarte con humildad.
No podemos presentarnos ante nuestro Padre exigiendo el derecho de ser escuchado y mucho menos perdonado. Eh ahí la gran dificultad de esta generación. Se no ha metido hasta el tuétano que somos sujetos de derecho, pero muy poco se habla de nuestros deberes.
Difícilmente puede concentrarse en la oración, este diálogo piadoso entre Dios Padre y el hombre, aquél que se está fijando en lo que hacen los demás. Tampoco lo hará el que se dedica a “posar” para impresionar a los que lo ven. Ni uno, ni otro.
“No se dejen llamar maestros, porque uno solo es su maestro, el Mesías. El primero entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”
Martes de la 2da semana de Cuaresma| 15 de marzo del 2022 | Por Miguel Damiani
No seamos frívolos como los fariseos. Evitemos dejarnos persuadir por ellos. No imitemos su pésimo comportamiento. Evita jactarte de lo que haces, de lo que eres o de lo que tienes. Sé sobrio, austero. No te compares con nadie.
Deja de prestar atención al qué dirán. No te obsesiones por tu apariencia. Sé más humilde y sencillo. Siempre encontrarás quien vista mejor, quien sepa más, quien sea más atractivo, quien sea más fuerte, más rico. No te fijes en frivolidades.
Procura, más bien, cultivar la modestia. No andes buscando que te saluden, que te alaguen, que se fijen en ti. Evita discutir por la preferencia, por la mejor ubicación. No presumas. Sé sencillo, humilde, paciente, respetuoso.
…cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: «Amigo, acércate más», y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Texto del evangelio Lc 14,1.7-11 – ve a colocarte en el último sitio
01. Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. 07. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: 08. «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, 09. y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: «Déjale el sitio», y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. 10. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: «Amigo, acércate más», y así quedarás bien delante de todos los invitados. 11. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
Reflexión: Lc 14,1.7-11
Lucas 14,1.7-11 ve a colocarte en el último sitio
Los fariseos siempre a la expectativa de lo que hace el Señor. Tendiéndole trampas para ver si lo pillan en algo inexplicable o incoherente. Como siempre, van por lana y salen trasquilados. Con el Señor no hay pierde. Él siempre será coherente y fiel a Su Palabra.
Como se dice coloquialmente, mientras nosotros estamos de ida, el Señor ya está de vuelta. Es una pretensión ridícula encontrarlo en falta o en una inconsistencia. El Señor sabe lo que hace y es siempre consciente de Su Misión.
A nosotros nos pueden coger hurgándonos la nariz en privado o tal vez escogiendo la mejor parte del pastel. Al Señor jamás lo encontraremos haciendo algo fuera de libreto. Es que siendo hombre como nosotros, es sin embargo el mejor.
…cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: «Amigo, acércate más», y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
Texto del evangelio Lc 7,1.7-14 – invita a los pobres
01. Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. 07. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: 08. «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, 09. y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. 10. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados. 11. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado». 12. Después dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. 13. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. 14. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».
Reflexión: Lc 7,1.7-14
Lucas 7,1.7-14 invita a los pobres
Aquel que no reflexiona con frecuencia los evangelios, le deben llamar la atención los consejos que da Jesús. No corresponden al comportamiento habitual de las personas. No concuerdan con el mundo en que vivimos.
En el mundo entero una invitación es señal de distinción y lo que todo invitado espera es sentarse en los primeros lugares. Además, dependiendo de la importancia de nuestro anfitrión, buscaremos mostrarnos con Él y le enrostraremos a los más humildes la clase de personas que nos invitan.
Por ello, el invitado difícilmente se dejará relegar, ni asumirá una posición modesta o reservada, menos aun si el anfitrión es importante. Por el contrario, buscaremos que todo el mundo note y sienta la distinción de la que somos objeto. Así somos.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.