Siempre caí en la tentación de interpretar literalmente este pasaje, comprendiendo que cuando encasillamos a una persona, porque la conocemos o al menos creemos conocerla, no somos capaces de esperar nada que nos sorprenda, nada extraordinario.
Claro, sabemos virtudes y defectos de todos los que nos rodean o al menos eso creemos, por lo tanto identificamos sus limitaciones. Unos más otros menos, todos tenemos un comportamiento predecible según nuestra procedencia, historia y trayectoria.
Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: Extiende tu mano. El la extendió y su mano quedó curada.
Texto del evangelio Lc 6,6-11 – Extiende tu mano
06. Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. 07. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. 08. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y quédate de pie delante de todos». el se levantó y permaneció de pie. 09. Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». 10. Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: Extiende tu mano. El la extendió y su mano quedó curada. 11. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Reflexión: Lc 6,6-11
Lucas 6,6-11 Extiende tu mano
No es infrecuente que debamos adoptar actitudes valientes como la que en este caso nos muestra Jesús. Nos cruzamos con personas agresivas, déspotas, abusivas y prepotentes, que quieren imponer sus ideas por la fuerza, especialmente a los más vulnerables e indefensos.
Resulta paradójico que en estos tiempos de derechos humanos y avances científicos, en los que se habla del respeto a los derechos de las minorías, sean estas minorías precisamente las que arremeten con furia contra los que no comparten su ideología.
Favoreciendo a los grandes capitales que buscan incrementar sus ganancias y resolver sus problemas de rentabilidad a través del consumo ilimitado de productos cada vez más diversos, que fomentan un estilo de vida consumista, estas minorías sostienen ideas que pretenden homogenizar a todos los seres humanos, convirtiéndolos en entidades irreflexivas que solo buscan la felicidad en productos de consumo siempre nuevos (físicos o ideológicos), que ofrecen por momentos convertirse en la panacea que pondrá fin a todas sus inquietudes, los que siempre son sustituidas por un producto superior, que a su vez es descartado por otra, y así hasta dejarnos exhaustos y vacíos.
Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: Extiende tu mano. El la extendió y su mano quedó curada.