Un tema que siempre nos inquieta, sobre el cual volvemos una y otra vez en nuestras vidas, algunas veces con mayor acierto que otras es la razón de nuestras existencias. ¿Por qué vivimos? ¿Para qué? ¿Qué hacemos en este mundo al que no pedimos venir? ¿Quién nos ha puesto aquí? ¿Qué espera de nosotros? ¿Qué debemos hacer?
¿Será la diversión la que nos conduzca a la felicidad?
Buscando la felicidad
Muchos jóvenes, buscando la felicidad, van dejando la fe lamentablemente conforme van creciendo, como si creer en Dios fuera cosas de niños o de ignorantes. Es el mundo contrario a la fe en Dios definitivamente la que nos va alejando.
El sistema en el que vivimos, nuestra cultura, nos estimula todo el tiempo a alcanzar la felicidad. ¿Quién no quiere ser feliz? El problema es que aquello que nos ofrece como la fuente de la felicidad, no lo es en realidad.
Nos hace saltar de una a otra opción, como el picaflor, buscando en diferentes circunstancias la esquiva felicidad. En el fondo todo se reduce a tener. Seremos felices si vamos a tal concierto, se viajamos a tal playa, si compramos tal auto, si tenemos tal equipo, si asistimos a tal encuentro, si probamos tal droga…