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Lucas 10,1-9 – los obreros pocos

los obreros pocos

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino!»

Miércoles de la 28ª semana del T. Ordinario. San Lucas, evangelista | 18 de octubre de 2023 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

  • Timoteo 4,9-17a
  • Salmo 144,10-11.mo12-13ab.17-18
  • Lucas 10,1-9

Reflexión sobre las lecturas

los obreros pocos

Hay un trabajo constante que hacer. Evangelizar es una tarea primordial. Es el trabajo al que estamos llamados todos. Es importante y urgente. No hay tiempo que perder. La mies es abundante y los obreros pocos, Debemos orar al dueño de la mies para que envíe más obreros a su mies.

El Señor habla claro a sus discípulos. Como siempre, hay que prestarle atención. Hay que escuchar. No es que cada uno vaya y vea cómo se las arregla, sino que da instrucciones precisas. Igual que siempre, la Palabra del Señor es abierta y amplia. Va mucho más allá de la frontera literal.

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Lucas 10,1-12 – el reino de Dios

el reino de Dios

No anden cambiando de casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les pongan, curen a los enfermos que haya, y digan: «Está cerca de ustedes el reino de Dios.»

Jueves de la 26ta Semana de T. Ordinario | 30 de setiembre del 2021 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

Reflexión sobre las lecturas

el reino de Dios

Para el Señor no hay nada más importante que el anuncio de el Reino de Dios. Esta es la misión a la que estamos llamados todos. Y de nosotros no requiere nada más que nuestra disposición para hacerlo tal como Él mismo nos indica.

No es un paseo. Encontraremos oposición rabiosa, perversa y abusiva. ¿Qué otra cosa puede esperar un cordero que se atreve a desafiar a una manada de lobos? Nos estarán buscando, poniendo trampas y esperando que tropecemos.

No será fácil. Sin embargo, el Señor espera que vayamos sin más que lo que llevamos puesto. No necesitamos nada más que conocer el anuncio. Tenemos que confiar, porque Él hará el resto. Ni si quiera nos asegura éxito.

el reino de Dios

Prediquemos el reino de Dios

Basta con que vayamos y hagamos lo que nos manda. Quedarnos en casa de quien nos reciba. Es decir, saber discernir la situación y el comportamiento de quienes nos reciban. Quedarnos donde nos quieren bien. Con quienes nos ofrecen hospitalidad.

Si encontramos oposición, no perder el tiempo dando explicaciones, ni buscando convencer, porque aquello será una pérdida de tiempo. Perdemos el tiempo esforzándonos por quien no nos quiere, por quien nos rechaza.

Sacudámonos el polvo de sus casas, hacerles saber que de todos modos el reino de Dios está cerca y sigamos adelante con quien nos quiera oír. La estrategia es muy simple. Trabaremos amistad con aquel que nos recibe y atiende con docilidad o incluso con asombro. Allí nos quedaremos y comeremos lo que nos ofrezca.

Anunciar el Evangelio del Reino

Estos últimos son los que nos interesa. Es a ellos que anunciaremos con mayor dedicación que el reino de Dios está cerca. Que deben disponerse a recibirlo y darlo a conocer a los demás. Estos son corderos como nosotros. Conocen la voz del pastor y están dispuestos a seguirlo.

Nuestra Misión es marchar y anunciar. Es echarnos a caminar sin mirar atrás. Sin otro plan ni precaución alguna que no sea ponernos en manos del Señor. Sí, hay una estrategia a la que tal vez no le hemos dado demasiada importancia: la de marchar de dos en dos.

Parece una trivialidad, pero quien ha hecho solo el esfuerzo de llevar a el anuncio del Evangelio, a menudo corre el peligro de sentirse intimidado, solo o defraudado, lo que puede conducirlo a depresión y a no ser muy objetivo al momento de evaluar los resultados.

La actitud correcta

Por algo reza el dicho: una pena entre dos es menos atroz. La experiencia indica que es una buena estrategia. Finalmente, y no por eso menos importante, tengamos siempre presente la oración para que el Señor envíe más obrero a la mies.

Tengamos presente que somos obreros; personas modestas, humildes y sencillas. No funcionarios y mucho menos catedráticos o doctores. No buscamos privilegios, ni que nos sirvan o agradezcan. Es al Señor a quien tenemos el privilegio de servir y a quien ha de serle dada toda la Gloria.

Esa ha de ser la actitud de quien reconoce esta vida como un peregrinar, como un tránsito temporal al reino de Dios, al cielo, a la Vida Eterna. No hay nada aquí a qué aferrarse. Nada que atesorar, que no sea el amor de Dios, llevando una y mil almas al cielo.

El Señor está a la puerta y llama

No haberlo creído o no vivirlo de este modo tal vez sea lo que viene retardando Su llegada, porque no hay coherencia entre el imperativo que el Señor propone y la forma tan “personalizada” en cada quien lo toma.

Para decirlo de otro modo, tomamos tantos rodeos o lo adaptamos a de tal manera a nuestro gusto y ritmo que lo que bien podría haberse realizado en un tiempo perentorio ha resultado demorando dos, tres o quien sabe cuántas veces más.

Oración:

Padre Santo, ayúdanos a comprender que, estando cerca el reino de Dios, lo que sin duda es una Buena Noticia para la humanidad entera, exige de nosotros cierta celeridad en el anuncio para llegar a toda la humanidad, para acelerar la segunda y definitiva venida del Señor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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Mateo 9,32-38 – sintió compasión de ella

Sintió compasión de ella

Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.

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Mateo 9,32-38 sintió compasión de ella

Mateo – Capítulo 09 – tu fe te ha salvado

Reflexión: Mateo 9,32-38

Hay muchísimo por hacer. Eso es lo que el Señor Jesucristo constata cuando ve a la muchedumbre que lo sigue. Y es que estamos todos como perdidos, como ovejas sin pastor. Es decir, como ovejas descarriadas, caminando sin rumbo fijo o siguiendo nuestros apetitos, sin reparar mucho en el camino.

La imagen es realmente desoladora. Sobre todo para quien ama. Es desconsolador, es triste ver a quienes amamos perdidos, deambulando como zombis. Como robots producidos en serie, carentes de corazón, de dignidad, de identidad, de voluntad y autonomía. Esclavos de un programa que siguen al pie de la letra.

Así se presenta a nuestros ojos muchas mañanas la humanidad. Todos corriendo, cumpliendo, atareados, obsesionados por el tiempo, por la hora, por la tarea. La angustia y el stress atormenta a aquellas almas perdidas, incapaces de la ilusión que da una visión panorámica.

Eso es lo mismo que seguramente veía Jesucristo: hijos de Dios, incapaces de verse a sí mismo y reconocer su dignidad. Atribulados por las angustias de cada día, sin posibilidad de levantar la cabeza, erguirse y mirar el horizonte.

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Mateo 9,35-10,1.6-8 – el Reino de los Cielos está cerca

El Reino de los Cielos está cerca

Vayan proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron; denlo gratis.

Texto del evangelio Mt 9,35-10,1.6-8

35. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
36. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.
37. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.
38. Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»
01. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia.
06. diríjanse más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
07. Vayan proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
08. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron; denlo gratis.

Reflexión: Mt 9,35-10,1.6-8

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Mateo 9,35-10,1.6-8 – el Reino de los Cielos está cerca

El Señor da un poder extraordinario a sus discípulos. ¿Por qué? Porque siente compasión de la muchedumbre que deambulaban como ovejas sin pastor. Es decir que sin Jesucristo estamos perdidos. Es precisa su intervención. Para eso lo ha enviado Dios Padre.

Aunque Él va caminando de pueblo en pueblo, es evidente que no es suficiente, porque todos necesitamos de Él, por donde va. Es mucho más la gente que necesita de Él, que anda perdida, que aquella a la que puede llegar. Esto lo conmueve profundamente.

Así, será imposible, por lo que hace dos cosas. La primera es instarnos a que pidamos a Dios que mande más operarios a este campo de Evangelización. La segunda es darles poderes extraordinarios a los discípulos. Solo así se puede garantizar la cobertura necesaria.

Vayan proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, purifiquen leprosos, expulsen demonios. Gratis lo recibieron; denlo gratis.

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