Cuando llegó el tiempo
Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
Texto del evangelio Lc 21,34-36
34. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
35. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.
36. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera.
Lc 21,34-36

Reflexionaremos hoy respecto a la oportunidad de Dios. Todo lo hace Bien y a su debido tiempo. Todo ocurre conforme a un Plan meticulosamente trazado. ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a él? Absoluta confianza y paciencia.
El Señor tiene nuestros pelos contados. Ni uno solo se cae de nuestras cabezas sin que Él lo permita. Siendo así, ¿por qué nos afanamos? ¡Qué absurdo vivir empeñados en algo que no haya sido previsto por Él! ¡Es una pérdida de tiempo!
¿Quiere decir que todo está fatalistamente predeterminado? ¡No! Quiere decir que Dios lo tiene todo previsto para que solamente un necio se pierda. Hay una meta a la que todos estamos invitados a llegar, pero depende de nosotros alcanzarla.
Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
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