Que se cumpla todo
“Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.”

Reflexión: Lucas 24,35-48
La presencia de Cristo entre nosotros obedece al Plan de Salvación trazado por Dios desde muy antiguo. Como todo Plan, tiene todo previsto; todo está anticipado con el objeto de lograr el propósito que se propone. Pero mucho más aun tratándose de los Planes de Dios. ¡Qué duda puede caber que estos son perfectos y por lo tanto no contienen error! Nada se deja al azar. Todo tiene una razón de ser.
Hasta que la llegada de Jesucristo, Su nacimiento, vida, muerte y resurrección todo había sido profetizado, proclamado y escrito a lo largo de los siglos, por diferentes personajes, quedando registrado en los libros del Antiguo Testamento, en la Biblia. Todos de algún modo se habían referido a este hecho, lo habían anticipado y esperado. Para quienes conocían las Escrituras, había una expectativa que sería colmada con la venida de Cristo, el Mesías, nuestro Salvador.
Es como cuando uno abre un signo de interrogación o un paréntesis, este supone un cierre. Mientras no se cierre habrá expectativa y no se podrá leer y entender el sentido de la frase u oración contenida. Eso mismo ocurre en el Plan de Salvación trazado por Dios y eso es lo que hoy nos revela Jesús. Él es de quien se hablaba. Con Él todo adquiere sentido. Todo lo que se anticipó alcanza significado y cumplimiento con Cristo.
No niega ni pone en tela de juicio todo cuanto le precedió por siglos. Todo cuanto fue anticipado -siglo por siglo, profeta por profeta- y registrado en las Escrituras adquiere sentido con Jesucristo. Él lo integra y lo eleva a su verdadero y profundo significado, para que no quepa duda que es Dios el que se ha venido comunicando, conforme a un Plan que ha terminado de revelarse y cumplirse con Cristo Jesús, Su Hijo y Salvador nuestro.
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