Yo libertaré a mi pueblo
«Así dice el Señor de los ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia.»
Lunes de la 26ta semana del T. Ordinario| 27 de Setiembre de 2021 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Zacarías 8,1-8
- Salmo 101,16-18.19-21.29.22-23
- Lucas 9,46-50
Reflexión sobre la lectura
Yo libertaré a mi pueblo
Esta lectura del Profeta Zacarías llama especialmente nuestra atención el día de hoy. ¡Qué duda cabe que puede ser leída hoy como cuando fue escrita! La invitación a reflexionar en torno a los dos poderes que parecen dividir nuestro mundo es obvia.
El Señor, nuestro Dios, no habrá de dejarnos a merced de ninguna, porque tanto una como otra nos esclavizan y conducen a la perdición. Una u otra nos quieren dominar y sojuzgar. Para ninguna somos el propósito de sus esfuerzos.
Ambas tienen planes sobre nosotros que no tienen nada que ver con la razón de nuestra existencia. Para las dos visiones somos tan solo objetos útiles a sus propósitos. Ambas desconocen la razón de nuestra existencia, porque se niegan a reconocer a Dios Padre, Creador del mundo. Origen y fin de la humanidad.
Nuestra verdadera felicidad
Volvamos nuestros ojos al Único que tiene el poder para salvarnos. Al Único que de verdad vela por nosotros desde mucho antes que existiéramos y lo seguirá haciendo hasta el final de los tiempos. Por una sola razón: porque nos ama. Porque somos sus hijos, tal como nos lo reveló Jesucristo.
Nuestra verdadera felicidad, la que habrá de durar eternamente, está en el Señor que hizo el Cielo y la Tierra. Allá nadie sobra: ni los niños, ni los jóvenes, ni los ancianos. Todos podemos descansar en la paz del Señor.
Que haya quienes no quieren creer en ello, no lo hace imposible. Porque todos es posible para Dios. Desprendámonos de la esclavitud de oriente y de occidente, que el Señor viene en nuestra ayuda. Él nos dará la libertad que corresponde a los Hijos de Dios.
El Señor nos conduce a la libertad
La mayor estratagema del Demonio es precisamente hacernos creer en esta falsa dicotomía. No es entre estos sistemas que tenemos que elegir. Es, como nos dijo nuestro Señor Jesucristo, entre Dios o el Dinero. No podemos servir a dos Señores.
Ni comunismo, ni capitalismo. Ni totalitarismo populista, ni liberalismo salvaje. Ni lucha de clases, revancha y violencia. Ni dictadura del libre mercado. Nuestro camino es hermandad, comprensión, amor, sacrificio, modestia, empatía, solidaridad, generosidad, virtud, verdad, paz y amor.
Este es el Camino que el Señor nos propone: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente… Es el Único que nos conduce a la Libertad y la Vida Eterna, deparada para los Hijos de Dios. Mantengámonos firmes, que Él viene a liberarnos. Nuestra alegría es vivir en la Gracia del Señor, esperando con nuestras lámparas encendidas. ¡Ya viene el Novio!
Oración:
Padre Santo, no permitas que caigamos en tentación. Que no nos dejemos engañar por los cantos de sirena. Danos la fuerza y valentía necesarias para perseverar en el Camino que con Su vida y resurrección nos ha mostrado Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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