serán los dos una sola carne
Al principio de la creación Dios «los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Domingo de la 27ma semana del T. Ordinario | 03 de Octubre del 2021 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Génesis 2,18-24
- Salmo 127,1-2.3.4-5.6
- Carta a los Hebreos 2,9-11
- Marcos 10,2-16
Reflexión sobre las lecturas
serán los dos una sola carne
La Iglesia nos propone hoy reflexionar sobre el matrimonio y la familia. ¡Qué importante es tener en cuenta lo que Dios nos dice en cada aspecto de nuestra vida! ¡Qué decir en lo que respecta al matrimonio, pilar de la familia!
Sin embargo, es patético cómo los que nacimos entre las décadas del 50 y 60 del siglo pasado, hemos visto debilitar, resquebrajar y caer una a una las costumbres y actitudes que denotaban la centralidad de Dios en nuestras vidas. Visto en perspectiva, resulta difícil creer que ello no haya sido el resultado de un plan meticulosamente tramado.
¿Quién querría debilitar nuestras buenas costumbres religiosas cristianas? Los enemigos de nuestra fe, que son muchos y coinciden en el propósito de desacreditarnos y banalizar nuestra fe. ¿Por qué? Porque nos envidian. O porque nos odian. De cualquier modo, constituimos un obstáculo para sus propósitos.

Serán los dos una sola carne es también un mandato para la Iglesia
Así, las iglesias protestantes, el progresismo, el modernismo, el comunismo y la masonería satánica nos han atacado por diversos flancos, incluyendo la infiltración, para corroernos y destruirnos desde adentro. Es obra del demonio. ¡Qué duda cabe!
En el afán de conciliar y siendo excesivamente condescendientes, hemos ido admitiendo culpabilidades que no nos corresponden, llegando incluso a avergonzarnos, cediendo a unos y otros, hasta perder por completo nuestro sabor.
Recuerdo ir a Misa el domingo al colegio, cuando era niño, en estricto uniforme de gala y acompañado por mis padres. Siendo 4 hijos, dos hombres y dos mujeres, nuestros padres tenían que dividirse para cumplir con los dos colegios.
Hemos dejado de ser Cristo céntricos
La Misa dominical, en familia, era el centro de las actividades de aquel día, dedicado por completo al sano esparcimiento familiar y a las visitas a abuelos, tíos y primos, en compañía de los cuales solíamos salir a pasear, a almorzar o cenar.
Cada domingo, para poder participar en la Eucaristía, que además seguíamos con nuestro Misal en latín, debíamos ayunar desde el día anterior. Por ello, era costumbre que en el colegio nos invitaran un desayuno frugal, que consistía en un par de biscochos y una botella de chocolate.
Durante la semana teníamos horas en las que podíamos asistir al confesionario y por lo menos dos veces a la Semana teníamos Misa. Las actividades sociales del colegio giraban en torno a festividades religiosas.
Revolución cultural y sexual
Aprendíamos el catecismo de memoria y hacíamos colectas para las misiones en las que competíamos con mucho entusiasmo entre grados y secciones por el primer puesto. El ganador tenía un día libre, lo que constituía un honor.
Jamás se nos hubiera ocurrido si quiera insinuar irnos a vivir con nuestra enamorada. Podíamos flirtear, pero teníamos muy claro que había cosas que estaban reservadas para el matrimonio. Por ello muchos nos casamos muy jóvenes.
Sin embargo, todo esto fue cambiando muy aceleradamente, lo que nos desconcertó a muchos, sembrando confusión. La repentina y acelerada secularización de las costumbres, muy pronto hizo ver como tontos, a los consecuentes. Había que imitar los modelos que llegaban de USA y Europa a través del cine y la televisión.
Tiempo de confusión y condescendencia
De pronto el catecismo, las charlas para confirmandos o pre matrimoniales se convirtieron en tedioso formulismo que había que completar. Parecía que incluso los que las impartían compartían esta idea, exceptuando de ellas a quienes lo solicitaban con insistencia. Ya no parecía entenderse aquello de serán los dos una carne.
Estábamos tan perdidos y desorientados en realidad, que de la Misa dominical en el Colegio al comienzo de mi vida escolar, pasamos a tener un club de fumadores al finalizar. Todo esto fue desconcertante seguramente para padres, profesores y estudiantes.
No es extraño, entonces que de querer ser sacerdote pasáramos algunos a desear enrolarnos en una guerrilla. Los años setenta, ochenta, noventa fueron de un constante ceder posiciones al protestantismo, las sectas, el comunismo y la masonería.
El Nuevo Orden Mundial y la corrección política
Así llegamos al siglo XXI teniendo universidades que en su nombre llevan los títulos de Pontificia y Católica y son centros de adoctrinamiento marxista, relativista, modernista, progresista o cientificista. La sal ha perdido su sabor.
Tenemos obispos y clérigos supuestamente católicos en estas instituciones que son los primeros en alinearse a la Ideología de Género, al feminismo, al ecologismo, al panteísmo, al foro de Sao Paulo y a la mal llamada teología de la liberación.
Obispos que están dispuesto a darle la comunión a cualquier abortista poderoso, en tanto se confiese católico y son capaces de negársela a quien se arrodilla para recibirla en la boca. Hemos ido a un extremo en el que pareciera que los católicos, incluyendo muchos prelados, parecieran creer que lo más importante es la aceptación popular, lo corrección política antes que la fe.
Parece que hay otro plan en desarrollo
Se ha perdido el juicio crítico. O en todo caso parece que aquello que distinguía a la Iglesia Católica, la proclamación de la Buena Noticia para todos, ha dejado de serla para dar paso a condescender con aquello que parece más popular, que todos parecen más dispuestos a aceptar.
¿Se está imponiendo el Pensamiento Único, incluso en la Iglesia? ¿De quién es este Plan? ¿Quién lo ha creado? ¿Por qué todo parece converger? ¿Es idea nuestra o nos estamos acoplando al Foro de Davos y a la Agenda 2030?
El matrimonio, tal como lo expresa el Génesis, está en la Voluntad de Dios para el hombre. La vocación al matrimonio es la respuesta que una pareja compuesta por un hombre y una mujer se dan para toda la vida con el apoyo imprescindible de la Gracia de Dios.
De serán los dos una sola carne a uniones del mismo sexo
¿Cómo es posible que por congraciarse con una minoría equivocada ahora un grupo en la Iglesia esté dispuesto a bendecir la uniones del mismo sexo? ¿Cómo es posible que se diga que vacunarse es un acto de amor, cuando medio mundo sabe que la letalidad de esta enfermedad no es tan alta y existe cura posible para ella, pero está siendo perseguida por los gobiernos?
¿Cómo es posible que altos prelados de la Iglesia Católica peruana, aun conociendo que existen evidencias para que un alto porcentaje de peruanos crea que ha habido fraude electoral, sin tener en cuenta a este segmento social se parcialice apoyando a quienes representan una opción intrínsecamente perversa, tal como lo manifiesta el Catecismo de la Iglesia Católica?
¿Qué nos ha pasado? Parece que la Iglesia Católica Universal viene tomando partido por una ideología, una secta o una herejía. ¿Será que hemos dejado de fundarnos en el Evangelio de Jesucristo, para asimilarnos al Nuevo Orden Mundial y al Pensamiento Único?
¿Y de donde provienen estos? ¿De la Escuela de Frankfurt? ¿De Gramci? ¿O tal vez de alguna logia masónica? Es verdad que todavía quedan sacerdotes católicos que no han sido arrastrados por este tsunami “renovador”. Nos queda el consuelo de la promesa de nuestro Señor Jesucristo y la fe de los fieles laicos que ha sostenido a la Iglesia en peores momentos en el pasado.
El matrimonio, como la fe en Dios es un asunto de lealtad y fidelidad. Será por eso que el Señor nos propone hoy este Evagelio.
Oración:
Pidamos a nuestro Padre Santo, que nos de perseverancia, sabiduría y luz para poder discernir Su Voluntad en estos momentos de confusión, para seguir proclamando el Evangelio a todo el mundo, para que todos le conozcan, se bauticen y crean en Jesucristo, Hijo de Dios vivo, el único capaz de transformarnos y conducirnos a la Vida Eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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