se les dará

Lucas 6,36-38 – den, y se les dará

den, y se les dará

“Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso; no juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará”

Lunes de la 2da semana de Cuaresma| 14 de marzo del 2022 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

Reflexión sobre las lecturas

den, y se les dará

¿Qué puede importarnos más que ganar el cielo? El Señor te pone muchas oportunidades en tú vida para obrar conforme a Su Ley. Oportunidades para obrar cristianamente. Para actuar como Él. ¿Qué tienes que hacer? Ser misericordioso y dejarte llevar por Su corazón.

Nosotros tenemos miedo de comprometernos. Nos asusta asumir una carga que tal vez después no podamos llevar. Nos corremos de asistir a quien nos pide con insistencia. ¡No queremos asumir una carga de la que después tal vez no podamos sacudirnos!

El Señor llama a nuestra puerta y solo estamos dispuestos a abrirle si trae buenas noticias. Si lo que nos dice o pide no nos incomoda. ¿Si tengo que meter la mano al bolsillo y después no tengo cómo reponerlo? No me sobra. ¿Por qué yo? ¿Por qué no otro que tiene más?

se les dará

Quien les darás sin esperar nada

Siempre es la misma historia, incluso si no es dinero lo que te piden. Por ejemplo, si te piden tu tiempo, tu atención, tu dedicación. Estás dispuesto solo hasta cierto punto. Te molesta cuando empiezan las exigencias. Mejor no ofrecerse para no llegar a estos extremos.

Mantener perfil bajo es la consigna. No te ofrezcas. No participes. Mantén la distancia. Se aprovecharán de ti. Es que todos queremos dar lo que se nos antoja, lo que queremos, lo que nos sobra, lo que no nos hace falta. Y esperamos ser acogidos con sonrisas y gratitud.

Tal vez estemos dispuesto a dar, en alguna ocasión. Pero no a ser la solución. No estamos dispuesto a meternos tan a fondo. Tal vez por un padre, por un hermano, por la esposa, por el hijo, Pero ¿por un amigo? Habría que pensarlo. Y, ¿por un desconocido? Ni hablar.

Quien les darás sin esperar nada

Esa es la diferencia entre el amor de Dios y nuestro amor. Él nos amó aun antes de que existiéramos. Él nos trae a la vida, que es el mayor Don que jamás recibiremos, sin pedir nada a cambio. Pero esta vida es pasajera y su futuro depende de lo que hagamos con ella.

Como en la parábola de los talentos, unos recibimos 10, otros 20, otros 30. Lo recibimos gratis. Pero nuestro futuro depende de lo que hagamos con lo que recibimos. La decisión es nuestra. Sin embargo, Dios Padre no nos abandona en este trance.

Para que no nos perdamos, nos envió a Su único Hijo. Él nos muestra el Camino, llegando al extremo de dar Su vida por nosotros. Este es el mayor ejemplo de amor que jamás recibiremos. Luego, como nos había prometido, Resucitó de entre los muertos y se encuentra sentado a la derecha de Dios Padre.

Da sin hacer cálculos

No tenemos nada que temer. Jesucristo ha vencido a la muerte, ganando para nosotros la Vida Eterna y mostrándonos el Camino para alcanzarla. Ese fue Su propósito y Misión. Cumplió a cabalidad, dando Su vida por nosotros.

Tenemos que dejarnos conmover. Tenemos que abandonarnos a la Voluntad de Dios y dejar que Él nos guíe. Si te están volviendo a llamar, ten por seguro que es el Señor que te está dando una nueva oportunidad para enmendar.

No puedes quedarte así. Tienes que hacer algo. Tú puedes. El Señor sabe, como tú, recónditamente, que puedes y que debes. Por lo tanto, dispón tu corazón y tu espíritu y afronta aquella responsabilidad a la que te llaman.

Gratis lo has recibido

Da tu mano sin recelo. Anda hasta donde el Señor te indique. Camina sin temor, que todo cuanto hagas hoy por éste, a Él se lo haces. Si tú vas, Él te recibirá con lágrimas en los ojos, porque finalmente habrás respondido a Su amor. Eso es todo lo que necesitas para entrar en el Reino.

Tú has sido creado por amor. Todo lo que tienes, todo lo has recibido por amor de Dios. No hay nada que merezcas. No hay detalle que Él no haya previsto para que tú alcances la plenitud y la vida eterna. Anda hoy a ese encuentro y estarás más cerca de Él.

Todo lo has recibido gratis, por lo tanto, si alguien te pide, da. No repares en cálculos y hazte disponible. Recuerda que con la misma vara que midas, serás medido. Y si das, recibirás una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.

Oración:

Padre Santo, danos la virtud de la generosidad. Haznos sensibles y caritativos. Permítenos desprendernos del egoísmo y de esa falsa seguridad que reposa en las riquezas materiales. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

(399) vistas

Imágenes Relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *