si da fruto

Lucas 13,1-9 si da fruto

si da fruto

Pero el viñador contestó: «Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas»

Domingo 3ro de Cuaresma | 20 de Marzo de 2022 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

  • Éxodo 3,1-8a.13-15
  • Salmo 102,1-2.3-4.6-7.8.11
  • Corintios 10,1-6.10-12
  • Lucas 13,1-9

Reflexión sobre las lecturas

si da fruto

El Señor es justo, compasivo y misericordioso. Esta dispuesto a darnos una nueva oportunidad. Él nos espera, por si damos fruto. Esa es nuestra misión. No podemos seguir holgazaneando. Como toda planta, estamos llamados a fructificar. Cuando y cuanto depende de cada planta. Hemos de esforzarnos según nuestras propiedades y circunstancias históricas.

El Señor espera pacientemente aquello que hemos prometido, y de lo que de acuerdo a nuestras cualidades somos capaces. No agotemos la paciencia del Señor. El siempre estará dispuestos a darnos otra oportunidad, aprovechémosla.

Cada desierto, cada dificultad, cada contratiempo debemos tomarlo como una oportunidad para rectificar. No importa cuán difícil parezca. Perseveremos. Redoblemos nuestro esfuerzo que si da fruto ganaremos la vida eterna.

si da fruto

La viña no ha sido arrasada por si da fruto

Es preciso que veamos estas circunstancias adversas como las situaciones de las que se vale el Señor para que abramos los ojos y re direccionemos nuestros esfuerzos. Si estamos haciendo fortuna, tal vez por eso mismo nos estemos alejando de Dios.

Por ejemplo, la Pandemia iniciada en marzo del 2020, que originó tan dramáticos cambios en nuestra vida corriente, debió servir para evaluar lo que hacemos, purificando nuestros propósitos. Muchos de nosotros, en vez de ello optamos por replegarnos, cuidándonos al extremo.

De pronto cuidar nuestra propia salud se convirtió en lo más importante de nuestra existencia. Todo otro propósito pasó a segundo plano. Al extremo que no pocos dejamos de asistir a nuestros familiares y amigos, cegados por el temor.

Pongamos en el centro al Señor

Nublada a razón, caímos presos de un terror irracional que cambio toda prioridad, haciéndonos esclavos del temor. Si ya dábamos frutos escasos, dejamos todo para enfocarnos en nuestro propio cuidado, depositando nuestra confianza en nuestro dinero, el estado y la ciencia.

Mientras tuviéramos dinero, hiciéramos caso a las disposiciones de las autoridades respectivas y finalmente nos aplicáramos dócil y obedientemente las medicinas que dispusieran, estaríamos seguros. Todo juicio crítico previo, quedó anulado.

Tal y como lo señala la lectura del antiguo testamento, caímos sometidos y esclavizados por nuestros enemigos. Si dar fruto atendiendo las exigencias del Señor, antes de la Pandemia resultaba casi una quimera, durante la Pandemia, dejó de ser parte de la ecuación.

Mientras estamos con Él no hay nada que temer

Aun siendo cristianos, muchos, dejándonos llevar por el pánico incitado por la prensa, pusimos en primer lugar la preocupación por salvar nuestras vidas, no contagiándonos. Olvidamos toda prédica sobre la Vida Eterna y pusimos toda nuestra confianza en las medidas adoptadas, antes que en la oración y los sacramentos.

Contra todo razonamiento lógico y sentido común depositamos toda nuestra confianza en los medios de prensa, los gobernantes de turno y la ciencia, a pesar de la poca o nula credibilidad de los dos primeros y de la desconcertante actuación de los médicos y científicos.

En general, el planeta fue sojuzgado, según informaron los nada creíbles medios de prensa. Las voces independientes y críticas eran pocas, perseguidas, demonizadas y silenciadas. Incluso con el apoyo de no pocos cristianos, que solos estuvieron dispuestos a ponerse todos los grilletes que fueran necesarios a cambio de sus vidas.

Pongamos nuestra esperanza en Jesucristo

Este proceder era comprensible, cuando aún la alta jerarquía de la Iglesia se mostró favorable a cerrar los templos, suprimir las Misas y a apoyar las absurdas medidas tomadas por quienes, sabíamos muchos, no tenían autoridad moral para hacerlo.

En esta situación, coincidentemente con las profecías de Fátima, ha de haber sido la Santísima Virgen María la que abogando por nosotros ha de detenido la mano del Arcángel Miguel, por si da fruto suficiente alguno de nosotros, para cambiar esta situación que de otro modo hubiera sido terminada mediante un diluvio o por cualquier otro medio.

Estamos en las manos del Señor. Debemos ser todavía significativamente numéricos los que no hemos caído en la patraña del Demonio. Y, por los más santos entre nosotros, a pesar de esta apostasía universal, los ruegos de nuestra Santísima Madre han detenido la mano del Viñador por si da fruto de conversión este mundo.

Como sucedió con Nínive hasta ahora hay buen número de creyentes cuyas oraciones y sacrificios han merecido que Dios nos tenga paciencia. ¿Cuánto tiempo más habrá de aguantar? ¿La Consagración al Inmaculado Corazón de María de Ucrania y Rusia a estas alturas, después de más de 50 años, será suficiente?

Oración:

Padre nuestro, en estos días en los que nos enfrentamos a tremenda tribulación, en los que parece que una nube negra se cierne sobre la humanidad entera, promoviendo desazón y desconcierto.

Te pedimos que nos des la serenidad y la esperanza para elevarnos por sobre todas nuestras dificultades, cualesquiera que estas sean, para clamar a Ti, confiando en tu Infinita Providencia y abandonándonos en Tus poderosos brazos, con la certeza que Tú sabrás escribir trazos rectos con todos estos garabatos incomprensibles que balbuceamos y oímos.

Padre Santo, acuérdate de todo nuestros hermanos, incluso de aquellos que blasfeman y profanan Tu Santo Nombre, pero especialmente de los abandonados, los solitarios y afligidos. Si está en tus planes, danos la posibilidad de asistirlos, pero que no se haga sino Tu Santísima Voluntad.

Asiste de modo especial a nuestros gobernantes y a los que tienen el deber de conducirnos a la justicia, la paz y el Bien Común. Dales ecuanimidad y sabiduría, para que a pesar de sus intenciones subalternas les sea imposible contradecir lo que Tú has dispuesto.

Líbranos del mal y de las asechanzas del Demonio. Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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