saltaba de gozo
“Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como ustedes, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, su padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.”
Jueves de la 5ta semana de Cuaresma | 07 de Abril del 2022 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Génesis 17,3-9
- Salmo 104,4-5.6-7.8-9
- Juan 8,51-59
Reflexión sobre las lecturas
saltaba de gozo
El Señor se nos revela como la mejor noticia. Saber de Él, conocerle, es lo mejor que puede ocurrir en nuestras vidas. Tal como nos dice Jesucristo, Abrahán saltaba de gozo tan solo de pensar en que llegaría el día en que habríamos de verle.
Encontrarnos con el Señor y entender el mensaje que trae al mundo debe ser para alegrarnos. No hay ninguna noticia que pueda ser mejor. Si atendemos lo que nos está diciendo y nos esforzamos por entenderlo en toda su dimensión, también saltaremos de gozo.
Es que si no tenemos en cuenta lo que nos revela, seríamos unos necios. Por soberbia, ignorancia, petulancia o falta de razón, podemos pasar por alto esta revelación. Sin embargo, nadie con sentido común y medianamente inteligente lo rechazaría.
El gozo viene por la certeza de conocerle
Es que la Palabra que nos trae Jesucristo nos abre la mente y da sentido a nuestras vidas. Él, o tal vez debíamos decir, Su revelación, lo explica todo. Sin ella, estaríamos incompletos. No llegaríamos a comprender nada. Con ella, lo tenemos todo.
Ojalá, como Abrahán, nos llenáramos de gozo pensando en la enorme alegría que este descubrimiento, que esta revelación traerá a nuestros hijos, nietos, bisnietos y a todos nuestros herederos. Él es la respuesta que todos buscamos fervientemente.
No hay noticia más grande, más importante y significativa que la que nos trae el Señor. Nuestros corazones deberían rebozar de alegría al recibirla. Y, como es lógico, nada tendría que entusiasmarnos más que transmitirla a todo el mundo, empezando por quienes más amamos.
Si crees, ¿cómo no saltar de gozo?
Nada ni nadie debía quitarnos esta inmensa alegría que tendría que convertirse en el gozo permanente en nuestras vidas, más allá o por sobre toda circunstancia. Tendría que llevarnos a anhelar está ya en las moradas eternas.
Esta alegría tendríamos que impregnarla en cada una de nuestras palabras y por su puesto en cada una de las situaciones que nos toca vivir. Mirar el mundo con esperanza, por la revelación que nos ha hecho Jesucristo.
Esta debe ser nuestra actitud permanente y ella debe llevarnos a compartir con todos la razón de nuestra existencia. Nada debía empañar esta alegría. Ni si quiera la muerte, el dolor o la enfermedad. No hay nada que pueda hacer nuestro peor enemigo para evitar que salte de gozo
Oración:
Padre Santo, danos la Gracia de comprender y sentir profundamente en el corazón, como Abrahán, que no hay nada más grande, más profundo, más alto, más definitivo y más alegre como lo que Tú nos has revelado. …Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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