su recompensa será grande

Mateo 5,1-12 – su recompensa será grande

su recompensa será grande

Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes.

Lunes de la 10ma semana del T. Ordinario| 06 de Junio del 2021 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

Reflexión sobre las lecturas

su recompensa será grande

Estamos seguramente frente a uno de los textos más precisos del Nuevo Testamento. Podríamos decir que el Capítulo 5 de Mateo establece el Programa de vida del cristiano. Aquí el Señor describe con exactitud lo que espera de cada uno de nosotros.

Si alguien pregunta cómo debe ser la vida de un cristiano para entrar en el Reino de los cielos, podríamos limitarnos a recomendar la lectura del capítulo 5 de Mateo. Y si mucho apura, los doce primeros versículos de este capítulo, es decir el Evangelio de hoy.

Se nos dice con frecuencia, parafraseando a San Juan de la Cruz, que al final de la vida seremos examinados en el amor. Y, aunque parezca mentira, cada vez comprendemos menos en qué consiste el amor, por lo que hay que explicarlo.

su recompensa será grande

Habrá que batirse a duelo para sostener que el pasto es verde

En el mundo pos moderno en el que nos ha tocado vivir, cada vez entendemos menos aquello que es producto de la aplicación del Sentido Común. Es que por más extraño que parezca, la cultura ha atentado de tal modo contra este sentido, que en la práctica muchos lo ignoran.

Desde lo que se conoce como la Ilustración y posiblemente un poco antes, los conceptos basados en la Verdad, que habían alcanzado consenso en el mundo entero, empezaron a cuestionarse, con el propósito de tergiversarlos.

Asistimos a una revolución cultural que se ha ido radicalizando desde ese entonces que prefiere la ambigüedad, la confusión y el relativismo a la Verdad. Podemos tratar de explicarlo doctamente, pero ello no hace más que confundir más las cosas.

El secularismo nos ha llevado a vivir de espaldas a Dios

La Verdad sin ambages es que las fuerzas del mal se han asociado para combatir el Bien. La santidad, la moralidad, la ética y todo aquello que conduce al Bien se ha dado en desconocer, prefiriendo la laxitud y comodidad de normas menos exigentes y más complacientes.

¿Por qué? Porque los grandes poderes que se han desatado y venido imponiendo, sobre los que los poderosos han puesto sus esperanzas, son contrarios a la ley de Dios, porque necesitan de la laxitud moral, de la concupiscencia y la tolerancia para imponerse. De este modo la cultura católica ha devenido en obstáculo para sus proyectos.

Alguien podrá argumentar, no sin razón, que tal vez siempre ha sido así. Y no le faltará razón. Sin embargo, no menos cierto es que la cultura occidental cristiana ha dejado de ser la preminente, cediendo el paso al secularismo liberal, una concepción acorde con la fuerza arrolladora del crecimiento económico.

Las ideologías han fracasado

El crecimiento económico no es malo por sí, pero se ha realizado a costa una cada vez mayor liberalidad y laxitud moral, misma que fue arrollando todo escrúpulo que naturalmente se oponía a prácticas económicas vedadas que redujeran al ser humano al nivel de una mera mercancía.

El crecimiento de la producción exigió un aumento de la demanda y el ingreso en esta dinámica perversa y descontrolada muy pronto requirió de la abolición de todo escrúpulo que se levantara como obstáculo para esta vorágine.

El Señor ya nos advirtió respecto a este peligro cuando nos dijo que habríamos de escoger entre Dios o el Dinero. En tal sentido, de algún modo podemos decir que la suerte está echada. Ya está cantado el final. Es cuestión de tiempo asistir a la hecatombe de esta civilización.

La recompensa será grande para quienes perseveren

Aunque hay muchas profecías que señalan por lo tanto la llegada del Apocalipsis y el regreso del Señor, nosotros no podemos ni negarlo, ni afirmarlo. Pero lo que sí parece un hecho es que el liberalismo ha fracasado.

Con el también habrán de hundirse todas las fuerzas parasitarias que han crecido a su sombra, como son todas las ideologías perversas que pretenden abolir el sentido común y la ley natural, dado que estos son como rieles que Dios ha puesto, por sobre los cuales debe desarrollarse la historia de la humanidad.

Qué duda cabe que estas ideologías contrarias a la humanidad, son contrarias a Dios y por lo tanto propias del Maligno. Así, no se puede servir a dos Señores. Y el que no recoge con el Señor, esparce. Eso es lo que estamos viviendo.

La oración es la única garantía

Por eso, no es que todo nos parezca malo o una conspiración, sino que efectivamente las fuerzas del Mal, lideradas por el Demonio, están ejerciendo mucha presión sobre quienes les han entregado sus corazones y sus almas, para de una vez imponer su voluntad sobre la de Dios.

Eso sabemos que no será posible, porque el Señor ha vencido al mundo. Sin embargo, estamos en medio de un combate colosal que causará mucho daño a la humanidad. Combate que solo Jesucristo y la Santísima Virgen María pueden evitar, menguar o detener. Por eso este es tiempo de oración perseverante e incansable.

Vivamos las Bienaventuranzas, que tal como nos promete el Señor: su recompensa será grande. Las Bienaventuranzas, como enunciábamos al comienzo, nos remiten a amor en su acepción universal, aquella utilizada por Cristo, para referirse a la entrega, la donación de sí, en forma incondicional, por el bien del otro.

Amemos sin ambigüedades

Esta definición engloba o contiene como un subconjunto las relaciones sexuales circunscritas y santificadas en el matrimonio. Dista mucho, pues, de la cópula, a lo que ha quedado reducido el amor en la sociedad secularizada contemporánea con la expresión: hacer el amor.

Esto es lo característico de los tiempos secularizados en los que vivimos: desacralizarlo todo, vaciarlo de contenido, hacerlo ambiguo y desvirtuarlo, para luego pisotearlo. Esto mismo que ha hecho con el amor, pretende generalizarlo con conceptos tan nobles y determinantes como la Verdad y la Vida.

Feliz día Santa Madre Iglesia

No queremos terminar esta reflexión sin referirnos a nuestra Santa Madre Iglesia, cuyo día celebramos hoy. Instituida por Cristo y siendo Él la cabeza, no es solo nuestra Madre, sino nuestra Maestra. El poder concedido a ella por nuestro Señor nos permite asegurar que, ninguna de estas fuerzas demoníacas podrá prevalecer contra ella.

En tal sentido, a pesar de los mares tormentosos que habremos de atravesar, hemos de orar mucho por ella, manteniéndonos unidos en la misma barca, descartando toda acción herética en contra de ella, como la condenable separación de Lutero que tanto daño ha hecho a millones de hermanos, acarreándoles la perdición.

Oración:

Padre Santo, te pedimos que nos mantengas fieles a la Verdad y a tu Amor, que el Señor nos revela en los Evangelios. Que denunciando el mal, luchemos por la unidad acudiendo humildemente al ejemplo de nuestra Santísima Madre, la Virgen María, disponiéndonos a discernir y obedecer Tu Voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

(450) vistas

Imágenes Relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *