La sana doctrina
La sana doctrina: cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.»
Martes de la 32da semana del T. Ordinario | 08 de noviembre del 2022 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Pablo a Tito 2,1-8.11-14
- Salmo 36,3-4.18.23.27.29
- Lucas 17,7-10
Reflexión sobre las lecturas
la sana doctrina
En la primera lectura, en la carta de San Pablo a Tito, este nos describe cual debe ser el comportamiento ejemplar de un cristiano en general y con mayor razón de un obispo. Así, desde los primeros años de la Iglesia queda establecida la ética y moral que debe regir nuestro comportamiento.
No se trata de aparentar, sino de llevar una vida coherente con la ley natural, la tradición, el Evangelio y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo. Las exigencias son totalmente lógicas y concordantes con el buen criterio y el sentido común.
A nadie se le exige más que lo que corresponde a las buenas costumbres. Entonces, como ahora, la convivencia pacífica y sana entre los miembros de la sociedad y más aun de una comunidad, suponen el respeto a la familia, al cónyuge, a los hijos, a los padres, a los indefensos, a la propiedad…finalmente a la verdad y a la vida.
La sana doctrina la inspira Dios
Y es que la avalancha de neologismos ideológicos, como las ideologías mismas se han vulgarizado recientemente. Seguramente han estado ideándose y desarrollándose en ámbitos cerrados o puramente académicos, de los que no formamos parte.
Tal vez haya sido lo mejor, porque de esa forma, como muchos otros, no hemos sido contaminados. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de los jóvenes profesionales y universitarios que hace por lo menos un par de décadas vienen siendo adoctrinados en estas nuevas expresiones y conceptos.
Ha costado entender que todos estos nuevos modos de expresión más que una moda juvenil, constituyen el resultado de una ofensiva largamente planificada para deconstruir la sana doctrina, remplazándola por una serie de falacias y medias verdades encaminadas a reflejar un Nuevo Orden Mundial.
El hombre por voluntad de Dios es el centro de la Creación
Un Nuevo Orden Mundial (NOM) definido subjetivamente a partir de parámetros o principios establecidos por las ideologías dominantes, todas las cuales coinciden en la pretensión de poner al hombre en el centro de la existencia, desplazando a Dios, que hasta antes de la “Ilustración” constituyó la piedra angular.
Cuando afirmas que el mundo y la realidad para ti no es binaria, estás afirmando en realidad una herejía. O en el mejor de los casos, estás preparando el terreno o poniendo las bases para ella. La sana doctrina solo es posible en un universo binario.
Podemos declarar que la oscuridad en realidad es la ausencia de luz, y por analogía, que el mal es la ausencia de bien. Sin embargo, las palabras del Señor no dejan lugar a duda respecto a dos caminos: “No se puede servir a dos señores”.
Dios es el fundamento de la sana doctrina
Hemos de escoger entre Dios y el Dinero. El primero te lleva a la Vida Eterna, el segundo a la perdición y la muerte. Qué duda cabe que solo se puede proceder conforme a la buena doctrina sirviendo a Dios. Y solo sirve a Dios quien ama al prójimo.
El amor es indispensable. Si no amas, de nada sirven tus intenciones, tus riquezas, tu poder o tu sabiduría. El que ama, vive según los dictamines del amor, por lo tanto, sigue la sana doctrina, con lo que agrada a Dios y por lo tanto a los hombres.
El que ama, hace la Voluntad de Dios. Y, el que hace la Voluntad de Dios, como nos dice el Evangelio, no hace nada más que lo que debe hacer. Matizando, podríamos decir, que hace lo que real y verdaderamente le conviene.
Oración:
Padre Santo, ayúdanos a hacer Tu Voluntad. Que deponiendo todo orgullo y soberbia te oigamos a ti, dejando de lado la pretensión de hacer lo que nos parece, según nuestros gustos, nuestro criterio e incluso nuestra capacidad o buen entender. Porque hacer lo que Tú mandas no depende de nuestra capacidad, ni de nuestros buenos propósitos y deseos, sino de Tu Gracia, que debemos pedir incesantemente. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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