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Mateo 26,14-25 – como está escrito

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«El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»

Martes de la Semana Santa | 05 de Abril del 2023 | Por Miguel Damiani

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Reflexión sobre las lecturas

como está escrito

Algunos, por no comprender en realidad los designios y el proceder de Dios, creen ver en la expresión “como está escrito” una predestinación. ¿Cómo puede ser Dios justo si venimos a la existencia con una predestinación de la que no podemos librarnos? Sin embargo, así más o menos creen los calvinistas y están contentos.

Complejo es el ser humano, porque así lo hizo Dios: libre, inteligente y dotado de voluntad. Nos hizo a imagen suya. Solo a la suma Sabiduría y a la perfección del Amor podía ocurrírsele tal idea. Es que Dios nos creó para ser felices y vivir eternamente con Él.

¿Podemos imaginar amor más grande? Con toda seguridad, jamás. Esto es obra de su Divina Majestad. Sin embargo, tal como está escrito, por obra del Maligno entró la soberbia y el pecado en nuestros corazones, y con ellos la ruptura del Plan de Dios, el dolor y la muerte.

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Como está escrito, el mal entró por culpa del demonio

La perdición del hombre es obra del Demonio. El Demonio es un ángel caído, al que el hombre le dio cabida contra la Voluntad de Dios y como resultado del uso de su libertad. Dios nos prohibió entrar en comunión con él y sin embargo lo hicimos.

¿Estábamos predispuestos para el mal? No…Pudo más nuestra curiosidad y dimos crédito a la tentación, desconfiando de la sabiduría, bondad y generosidad de Dios. Dimos más crédito al Demonio que a Dios, nuestro Padre. Es decir, hicimos mal uso de la libertad con la que fuimos dotados y todos tuvimos que pagar las consecuencias.

¿Es injusto? No, porque sabíamos las consecuencias de lo que íbamos a hacer y aun así, lo hicimos. La consecuencia de nuestros actos desató una avalancha de calamidades, mentiras, engaños, destrucción y muerte, de la que hasta hoy no podríamos salir, sino fuera por la Misericordia de Dios.

El Plan de Salvación

Viendo Dios el tremendo daño causado y la imposibilidad de subsanarlo por nuestros propios medios, hundiéndonos cada vez más en una espiral de violencia, destrucción y odio promovido por el Príncipe de este mundo, elaboró un Plan que está escrito en la Biblia.

En este Plan de Salvación Dios dispone enviar a Su Hijo Jesucristo a salvarnos, derrotando al Demonio y a la muerte, restaurando la comunión y filiación con nuestro Padre Eterno, cargando sobre sus espaldas todas nuestras faltas, culpas y dolores.

Para ello fue necesario que Jesucristo, tal como está escrito y había sido profetizado desde la antigüedad, naciera de la Santísima Virgen María, haciéndose mortal igual que nosotros en todo, menos en el pecado. Jesucristo nos reveló al Padre y nos enseñó el Camino, que no es otro que hacer Su Voluntad.

Cristo dio Su vida para salvarnos

Cristo mismo, con Su vida, pasión, muerte y resurrección nos muestra el Camino que con el Sacrificio de Su propia vida en la cruz restauró para nosotros. Así, sin Jesús, no hay salvación posible. Del mismo modo, quien libremente lo rechaza, solo se condena, tal como está escrito en los Evangelios.

Gracias a Jesucristo, la deuda que acarrearon nuestros primeros padres sobre nosotros, ha sido condonada, con lo que tenemos el Camino expedito para salvarnos. Pero no nos salvaremos si en nuestras propias vidas no seguimos el Camino trazado por Jesucristo, que no es otro que hacer la Voluntad de Dios.

El cambio es radical, a pesar que algunos no pueden o no quieren aceptarlo. Sin Jesucristo, no había posibilidad alguna. Estábamos condenados por el Pecado Original. Jesucristo carga sobre sí esta falta y todas las que hubieran recaído sobre todas las generaciones como consecuencia.

Fuimos creados por amor y para el amor

Desde entonces y por el Bautismo tenemos la oportunidad de ser contados nuevamente como Hijos de Dios. Hemos de vivir en este mundo amando a Dios y a nuestros hermanos como Él mismo nos ha amado, para hacernos acreedores a la Vida Eterna para la cual fuimos creados.

Este debe ser el propósito de nuestras vidas. Amar y servir a Dios, así como a nuestros hermanos para recibir la más preciada recompensa. Esta es la Voluntad de Dios. Debemos velar, y pedirle a Él en oración que nos ayude a velar por no caer en ninguna tentación, a fin de alcanzar la plenitud en el cielo.

Así, estamos aquí en tránsito. Todo sería más fácil si no existiera el Demonio. Él es nuestro enemigo, porque es enemigo de nuestro Padre. También sería distinto si no fuéramos libres. Pero sin libertad seríamos esclavos, indignos y tal vez tendríamos razón para renegar de nuestro Padre.

Está escrito que seremos examinados en el amor

Pero Dios, siendo la Luz del mundo y la Sabiduría sobre toda sabiduría, quiso darnos la dignidad de ser Sus hijos, dotados de voluntad, inteligencia y libertad. Es decir, de la capacidad de decidir por nosotros mismos lo que más nos conviene.

Obviamente, así como los peces fueron creados para vivir en el agua, nosotros fuimos creados para el amor. Este puede variar seguramente en intensidad, según nuestra capacidad. Pero el verdadero amor demanda sacrificio.

¿Cuánto amor seremos capaces de profesar a Dios y a nuestros hermanos en esta vida? Como está escrito, al final de la vida seremos examinados por el amor. Es amar lo que nos debe apremiar en nuestro día a día, porque la vida es corta.

Cuanto más amamos, más dominio tenemos de nosotros mismo y por lo tanto somos más libres. Así nos acercamos más al propósito para el cual fuimos creados, configurándonos con Jesucristo. Y mientras más próximos estamos a Él, nos acercamos a la plenitud y la vida eterna.

Oración:

Padre Santo, danos paciencia, entereza, voluntad y decisión para aproximarnos a la lectura, reflexión y meditación de todo lo que está escrito en la Biblia, pues Tu mismo has querido comunicarte de este modo con nosotros, revelándonos el infinito amor que como el mejor de los padres tienes por nosotros, tus hijos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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