vieron a Jesús

Juan 6,16-21 vieron a Jesús

vieron a Jesús

Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.

Sábado de la 2ª semana de Pascua | 22 de abril del 2023 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

Reflexión sobre las lecturas

vieron a Jesús

Los discípulos no salían de su sorpresa. Sin embargo, después de todo lo que estaban viendo, ninguno podría dejar de darse cuenta que estaban con el Mesías, el Hijo de Dios. No podía caber duda en ellos, como no tendría que haberla entre nosotros.

Porque todo esto fue escrito para que nosotros conociéramos quien era Jesús y conociéndolo creyéramos. Sin embargo, después de tanto tiempo pasado y, sobre todo, después de todo lo ocurrido y llegado hasta nosotros, algunos nos resistimos a creer.

¿Por qué nos resulta tan fácil dejar de creer en Él? ¿Por qué ponemos en duda lo que nos dicen los Evangelios, a quienes vieron a Jesús, y no ponemos en duda la existencia de figuras históricas como Atila, Carlo Magno, Nerón, Napoleón, Herodes, Tiberio, Calígula, Séneca, Aristóteles, Julio Cesar, por nombrar solo a algunos?

vieron a Jesús

Hablamos de lo que vemos

Todos hablamos, contamos y damos testimonio de aquello que hemos visto, de aquello que sabemos. Cuando es necesario testificamos y vamos transmitiendo de generación en generación algunos conocimientos fundamentales, dando el crédito a quienes nos contaron.

Nombres, personas, hechos, sobre todo los más importantes, los conocemos por boca de nuestros padres, familiares y amigos. Es del círculo más íntimo que obtenemos los conocimientos más necesarios y fundamentales para nuestro desempeño cotidiano.

Y entre estos conocimientos no faltan las referencias a lo que es más importante: la vida, la muerte, el día luminoso, la noche cerrada, el llanto, el dolor, la alegría, el peligro, la precaución, el temor, la confianza, la fe. La existencia de aquellos que vieron a Jesús y lo dejaron por escrito.

El crédito y la fe

Aprendemos a dar crédito a algunas personas, al extremo de tener fe en lo que algunas de ellas nos dicen. Difícilmente ponemos en duda lo que nos dicen o enseñan, por ejemplo, nuestros padres. En condiciones normales, es natural que nos fiemos de ellos.

¿Por qué? Por amor. Porque desde muy pequeños e indefensos hemos aprendido a creerles, a fiarnos de ellos. Un buen padre enseña el bien y promueve la fidelidad en sus hijos. Los buenos hábitos y las virtudes se aprenden en el hogar, en la familia.

Difícilmente ponemos en duda lo que nuestros padres nos enseñan porque, aunque ellos no vieron a Jesús, viven y obran tal como si le hubieran visto y conocido. Este es el testimonio de fe viva que muchos hemos recibido.

Vieron y creyeron

La importancia del testimonio es fundamental. Es más, diríamos que es vital. Y así nos lo enseña el Señor. No se trata solamente de predicar el Evangelio con la palabra, sino de dar testimonio con nuestras propias vidas.

El Señor nos dice: Ustedes se amarán unos a otros como yo los he amado, así sabrán todos que ustedes son mis discípulos: si se tiene amor los unos a los otros. El cristianismo tiene que verse, tal como aquellos vieron a Jesús.

Es porque vieron a Jesús caminar sobre las aguas, que aún hoy lo sabemos. Está escrito porque no había forma de ocultarlo. El Señor hizo lo que tenía que hacer para que después de 2mil años siguiéramos hablando de Él. Nuestro testimonio tiene que ser así de contundente.

Esto es lo que el Señor espera cuando nos manda ser luz y sal. Así como vieron a Jesús y quedaron inolvidablemente deslumbrados, tienen que vernos a nosotros. Es la contundencia de nuestros actos que no pueden tener otra explicación que la fe en Dios vivo.

Oración:

Padre Bueno, danos humildad, grandeza de corazón y amplitud de criterio para entender que debemos velar unos por otros. Que es necesario que ampliemos el círculo familiar y afiancemos lazos que nos permitan vivir en comunidad. Y, sobre todo, que demos el mismo testimonio de quienes vieron a Jesús. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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