Yo y el Padre somos uno
«Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
Martes de la 4ª semana de Pascua | 02 de Mayo del 2023 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Hechos 11,19-26
- Salmo 86,1-3.4-5.6-7
- Juan 10,22-30
Reflexión sobre las lecturas
Yo y el Padre somos uno
Tal vez lo primero que llama nuestra atención y en lo que tenemos que detenernos a reflexionar es en esta afirmación que hace Jesús: Yo y el Padre somos uno. Esto nos dice en primer lugar que hay absoluto acuerdo entre el Padre y el Hijo.
Esta unidad absoluta es lo que llamamos comunión. Están unidos tan fuertemente que coinciden en todo. Si lo que oyes te lo dice el Hijo es igual a que te lo dijera el Padre. Incluso, si alguna vez te refieres al Padre como al Hijo, en el fondo da lo mismo.
¿Qué tenemos que aprender? Que al igual que esta tiene que ser nuestra unidad con el Padre, con e Hijo y entre nosotros. Todos estamos llamados a ser uno. Esa es la clase de comunidad que estamos llamados a formar también en el matrimonio.
Amor, respeto y lealtad
El que ama se identifica con el ser amado. Le reconoce por el tono de voz, por lo que dice, por el gesto. El que ama es leal, coherente; sigue una línea de comportamiento. Sabe qué esperar. No anda con exabruptos. El amor es virtuoso; valora y aprecia la verdad.
Sabemos lo que podemos esperar de quien nos ama y tratamos de ser recíprocos. Cuanto más si a quien nos referimos es a Dios. Él nos ama como a Su Hijo. No nos defraudará jamás. Lo mismo el Hijo que el Padre, porque son uno.
Yo y el Padre somos uno, nos dice el Señor y efectivamente así es. Jesucristo ha venido por Voluntad del Padre ha salvarnos. Lo hace porque tanto amó Dios al mundo que dio a su propio Hijo para salvación nuestra. Estas son palabras de Cristo.
Amor al Padre y al Hijo
El Buen Pastor es Jesucristo y nosotros somos sus ovejas. Lo sabemos porque Él mismo nos lo ha revelado. Hacemos lo que nos dice porque nos ama, como el mismo Dios nos ama. Porque Jesucristo, por voluntad de Dios padre quiere nuestra salvación.
Porque Jesucristo y Dios nos aman como ellos mismos se aman. Y nosotros les debemos el mismo amor. Así llegaremos a ser uno con Jesucristo del mismo modo que Él es uno con Dios. Que seamos uno es la voluntad de Dios.
Es en esta unión que se manifiesta el amor de Dios, del mismo modo que se manifiesta la unidad y el amor entre los esposos. Es así como nos ama Dios y como quiere que le amemos. El que le ama, reconoce su voz y obedece porque le ama y se sabe amado.
Que seamos uno
Como yo y el Padre somos uno, del mismo modo todos estamos llamados a ser uno con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que es e Espíritu de Dios. La unidad es a suprema manifestación del amor, a la cual debemos aspirar.
No se ama lo que no se conoce. Por eso estamos llamados a conocer a Dios o tal vez debíamos decir a reconocerle. Porque es imposible que no le conozcamos. Muy distinto es que cínicamente no queramos reconocerle. Por orgullo y soberbia.
Hemos sido dotados de inteligencia por Dios Padre Creador y ella sola por su propia naturaleza nos lleva a presentirlo, a identificarlo como el origen y sustento de todo, de cuanto vemos, percibimos y somos capaces de pensar e imaginar.
Negarlo es un absurdo
Negar a Dios en un absurdo irracional, motivado por soberbia, orgullo, envidia o mezquindad. Todas mociones del alma que solo pueden provenir del maligno. El hombre, como creatura que proviene de Dios Padre, tiende a Su Creador.
La verdad, la perfección, lo bueno y lo bello solo pueden provenir de Dios. Y es de ello de lo que nos habla la Creación entera. Solo un ciego puede negarlo o dejar de percibirlo. Por ello es que el Señor asegura que los que somos de El reconocemos su voz. Los otros han sido envenenados.
Contaminados por el odio, la soberbia, la avaricia, el orgullo, la ira, la lujuria o la pereza. Estos provienen del demonio, del Diabolo, que divide, que ateta contra la armonía y la unidad. Es de este de quien debemos defendernos con ayuda del Señor. De su influencia nefasta Jesucristo ha venido a salvarnos.
Oración:
Padre santo, no permitas que jamás nos separemos de Ti. Que, por el contrario, nos esforcemos por ser uno contigo, así como Tu eres uno con el Padre. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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