creían en Jesús
“Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.”
Lunes de la Semana Santa | 03 de Abril del 2023 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Isaías 42,1-7
- Salmo 26,1.2.3.13-14
- Juan 12,1-11
Reflexión sobre las lecturas
creían en Jesús
Hoy como ayer, Jesús resulta incómodo para el mundo. Su proceder no es el de cualquier persona. Muy poco de aquello a lo que estamos acostumbrados se lo podemos aplicar a Él. Es en muchos sentidos desconcertante para el común de los mortales.
A tal punto remece y cuestiona todos nuestros conceptos, que para muchos resulta difícil empatizar con Él. No grita, no vocifera, no protesta. Para algunos es exasperantemente pacífico. No se ajusta al comportamiento. No se puede permanecer indiferente frente a Él.
Nada parece pasar desapercibido para Él. Y presta especial atención a los más simple y humildes. No rechaza a quien se le acerca y mucho menos a quien le suplica alguna gracia. Siempre está presto a concederla no sin antes levantar la dignidad de quien la recibe y sin perder la oportunidad para evidenciar de algún modo quien es.
Difícil permanecer indiferente ante Jesús
Es imposible que pase desapercibido. Los humildes lo quieren, lo aman por su sensibilidad. Es distinguido, pero al mismo tiempo cercano. Mueve los corazones. Atrae. Difícilmente pueden permanecer indiferente a su presencia. Ellos creían en Jesús.
Es por eso que muchos lo siguen. No solamente los pobres, ni solamente los que sufren por algo, sino también la gente honesta y sincera. Ellos sí creían es Jesús. Solos se decantan los que lo siguen expectantes en busca de algún provecho singular o egoísta.
Los que creen tenerlo todo, posición, dinero o fama, le tienen recelo porque temen perderlo todo por su causa. Les resulta sospechoso y temen que en algún momento azuce al pueblo contra ellos. Por eso lo ven y escuchan desde lejos. Les resulta poco confiable.
Le oían, creían y le seguían
Sin embargo, algunos como Mateo o como Zaqueo se sienten inmediatamente transformados por Él y lo siguen aún poniendo en juego su reputación y patrimonio. Ellos creían en Jesús. Tal es el poder que ejerce la personalidad de Jesús. Imposible permanecer al margen.
También entre sus más cercanos colaboradores despierta pasiones. Lo aman sin condiciones, como la Magdalena, que no pierde oportunidad de arrojarse a sus pies para aliviarlos con el más caro perfume. Y es que en su corazón sabe quién es Jesús y cualquier cosa que le pudiera dar, resulta poco o nada frente a tan inalcanzable dignidad.
Judas, en cambio, lo sigue expectante, habiéndose hecho sus propias ideas de Jesús. Cegado tal vez por sus ambiciones, se ve como protagonista de un reino terreno, como el de griegos o romanos en el que sin duda tendrá parte importante por su cercanía a Jesús, a quien, desde luego, no conoce ni comprende.
Los poderosos no creían en Jesús
Los sacerdotes y las autoridades judías lo siguen con inquietud porque ven amenazado su poder y sus riquezas, a manos de un incoherente, blasfemo y mitómano. Luego de darle vueltas y pensarlo llegan a la conclusión que es un peligro, así que mejor deshacerse de Él. No creían en Jesús.
No han cambiado mucho las cosas hoy. Es verdad que el mundo se ha secularizado dramáticamente los últimos tres o cuatro siglos. Los que antes con mucha naturalidad creían en Jesús, se siente hoy tentados a abandonarlo.
Todos buscamos la popularidad. Queremos caer bien. Tener muchos “megusta” en nuestro perfil o en nuestras páginas. La necesidad de ser simpático ha sido elevada al nivel de culto. Así, los que antes creían en Jesús prefieren ocultarlo procurando ser políticamente correctos.
La corrección política y la fe
No está bien visto manifestarse católico, pues toda manifestación religiosa, pero especialmente la católica ha sido asociada convenientemente con el fanatismo. Así que los que antes decían que creían en Jesús, prefieren mantenerlo hoy en el ámbito privado.
Ahora están de moda los nuevos derechos humanos, que no son otra cosa que una puerta abierta al libertinaje. Pues al amparo de los mal llamados derechos humanos, un hombre puede decidir que es mujer y exigir que así se le registre y trate, sin más evidencia que su voluntad expresada, aun cuando su apariencia física diga otra cosa.
De este modo, hay quienes están llegando a creer que bastan las palabras y las preferencias para cambiar la realidad objetiva. Nada más falso, por supuesto. Pero para quienes así lo creen y mientras la contundencia de la realidad objetiva no les muestre lo contrario no encuentran necesidad de creer en nadie más que en ellos mismos y sus fantasías.
Maniobras ideológicas
Este lavado cerebral resulta el mejor caldo de cultivo para combatir la espiritualidad. Así, los que antes creían en Jesús y buscaban discernir su Voluntad para aplicarla en sus vidas, ahora se conforman con vivir una fantasía, para lo que cuentan con la complicidad de otros ciegos, como ellos, que también se resisten a ver y creer en la verdad.
Esta confusión es sin duda obra del demonio que a partir de la Ilustración ha sabido avanzar sin tregua en un proceso de secularización que ha terminado por imponer ideologías de lo más perniciosas y variadas en sustitución de la religión católica.
Hay que decir que ello hubiera sido imposible si no hubiera contado con la complicidad de intelectuales, religiosos y prelados que, desde adentro, cual Judas, han minado la fe católica. Empezando con la herejía de Lutero y siguiendo con la masonería, el modernismo, el progresismo, el liberalismo y hasta el comunismo, revestido de teología de la liberación.
Oración:
Pidamos a nuestro Padre Santo, que nos de perseverancia, sabiduría y luz para poder discernir Su Voluntad en estos momentos de confusión, para seguir proclamando el Evangelio a todo el mundo, para que todos le conozcan, se bauticen y crean en Jesucristo, Hijo de Dios vivo, el único capaz de transformarnos y conducirnos a la Vida Eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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