los llevaré conmigo
«Cuando vaya y les prepare un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino.»
Viernes de la 4ª semana de Pascua | 05 de Abril del 2023 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Hechos 13,26-33
- Salmo 2,6-7.8-9.10-11
- Juan 14,1-6
Reflexión sobre las lecturas
los llevaré conmigo
A lo largo de estos versículos el Señor nos da a conocer de diversos modos sus promesas, para quienes le seguimos. Hemos de oírle y hacer o que nos dice, para ir por el Camino que nos propone. Él mismo es el Camino. Hemos de hacer lo que Él hace.
Seguirlo nos conduce a la vida eterna, único propósito de la vida. Esta declaración que acabamos de hacer va más allá de lo que estamos dispuestos a creer y sobre todo sostener a lo largo de nuestros días. Nos cuesta mantenernos firmes.
Hemos de seguirle con lealtad y fidelidad. Nosotros estamos llamados a ser files al Señor. Él es nuestro modelo o como el mismo dice, Él es el Camino. Esto último en realidad es más preciso, porque alude a la senda que debemos seguir. Entonces “los llevaré conmigo”.
Vamos a la casa del Padre
El propósito de nuestra vida es llegar a la Casa del Padre, donde el Señor nos tiene preparada una morada. ¿A quiénes? A los que le seguimos con fidelidad. A quienes seguimos el Camino. Así precisamente se les conocía a los primeros cristianos: seguidores de El Camino.
Los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén también ustedes; esa es la promesa del Señor. ¿Por qué querría el Señor que nosotros estemos donde Él está? Por qué otra cosa, sino por amor. Dios Padre nos ama y no quiere que ninguno de sus hijos se pierda.
Y, si Dios Padre nos ama, Jesucristo, el Hijo de Dios, que ha venido a hacer la Voluntad del Padre, también nos ama. Porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno. Están unidos por el amor. Jesucristo nos ofrece ser partícipes de este amor, porque esta es Voluntad de Dios.
Amor y felicidad plena
Como resultado de vivir en el amor, alcanzaremos la felicidad y la plenitud. Es decir que estaremos completamente colmados, al tope de nuestra medida. Eso es lo que Dios quiere para nosotros y es a dónde Jesucristo nos conduce. Él es el Camino.
Todo lo que estamos tratando de expresar con palabras es aquello a lo que cualquier hombre aspira en forma natural y espontánea. Es a lo que cualquiera tiende. Como muy bien expresan los siguientes refranes: la cabra tira al monte o que más quiere el pato que le echen al agua.
De este modo tan naturalmente lógico podemos decir que el hombre busaca la plenitud y felicidad en el amor. No hay nada en este mundo que pueda colmar esta sed. ¡Solo Dios! Y Jesucristo nos dice: los llevaré conmigo, para que donde estoy yo estén también ustedes.
No hay nada que pueda superar estas promesas
¿Qué más podemos pedir? Dios Padre nos ha creado para aquello que solo Él es capaz de darnos plenamente. Él quiere dárnoslo a todos por igual. No quiere que ni uno solo deje de tenerlo. Para asegurar que alcancemos tal propósito se envía a su Hijo, Jesucristo.
Jesucristo, nos enseña el Camino del amor, hasta el extremo de morir por nosotros para salvarnos. Él nos ha dado ejemplo y nos enseña que Él es el Camino, que no hay nada más que seguirlo. Y, para guiarnos y fortalecernos, nos envía al Espíritu Santo.
Todo está consumado, a condición que no nos dejemos tentar por el Demonio, que quiere nuestra perdición, que quiere nuestra infelicidad y muerte. Él es el Príncipe de este mundo y su misión, por egoísmo, soberbia, desobediencia y maldad es impedir que leguemos a la Casa del Padre.
Oración:
Padre Santo, no permitas que caigamos en las mentiras, engaños, tretas y tentaciones del Demonio, que busca por todos los medios alejarnos de ti. Danos sacerdotes santos que nos ayuden a recibir los Sacramentos, de modo que jamás caigamos y si lo hacemos, que podamos confesarnos y conseguir el perdón de nuestros pecados, para que, salvando nuestra pureza, lleguemos a la morada eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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