tiene vida eterna
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.»
Jueves de la 7ma semana de Pascua| 02 Junio del 2022 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Hechos 5,27-33
- Salmo 33,2.9.17-18.19-20
- Juan 3,31-36
Reflexión sobre las lecturas
tiene vida eterna
Está en nuestras manos. Es nuestra decisión. Aplicando la razón lo podemos entender. El Señor revela la condición para obtener la Vida Eterna. ¿La quieres o no? Seamos razonables. ¿Hay algo que pueda tener mayor valor que la vida misma? No.
La condición primordial para poder valorar, aquilatar, pensar, anhelar, buscar, gozar…es tener vida. Sin vida no hay nada de qué hablar. Dios Padre Creador nos ha dado la vida gratuitamente, es decir, sin mediar merecimiento ni condición alguna.
La condición primera es tener vida. Esta la ha puesto Dios generosamente en nuestras manos. Sin ninguna otra razón que Su Amor incondicional. ¡Él nos ama! Lo sabemos porque Jesucristo, Su Hijo, nos lo ha revelado. ¡Dios Padre nos ama como nadie nos amará nunca!
¡Cómo no creer en Dios!
Por amor gratuito y generoso nos creó Dios y nos trajo a cada uno a la vida. Por lo tanto, el mayor crimen que se puede cometer es oponerse a la Voluntad de Dios, quitando la vida a quienes Dios se la quiso otorgar. Nadie tiene este derecho.
No existe mayor crimen que este y quien lo comete lo sabe. Tampoco es lícito ni está permitido que nadie atente contra su propia vida, porque este es un Don Gratuito de Dios que Él lo da y lo quita a su debido tiempo.
La vida es un Bien, el mayor de los Bienes, el mayor de los tesoros, que tenemos la obligación de administrar adecuadamente. ¿Y quién puede decirnos qué es correcto, qué está bien hacer en la vida de cada uno? Nadie, solo Dios, el mismo que la puso en nuestras manos.
No tienes nada entre tus manos que Dios no te lo haya dado
¿O sea que Dios nos da la vida y luego no permite que hagamos lo que nos place con ella? ¡Exactamente! ¿Y por qué habría de hacerlo? Porque la vida, que tenemos en este mundo, tiene un solo propósito. ¿Cuál es? Decidir si queremos lo que Dios Padre Creador tiene preparado para nosotros o si no lo queremos.
¿Y, por qué tendríamos que decidir? Porque Dios Padre Creador, en su Infinita Sabiduría nos ha dotado de inteligencia, voluntad y libertad. Es decir que nos ha dotado de lo indispensable para ejercer nuestra Dignidad de Hijos de Dios.
Ella nos informa y nos ilustra respecto a la Voluntad de Dios y nos permite decidir en consecuencia. El Señor nos propone como meta en esta vida, vivir para el amor, amando a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como Él nos ama.
La Voluntad de Dios es que vivamos eternamente
De este modo lograremos salvar nuestra alma y alcanzaremos la plenitud y la Vida Eterna, cuando nos llegue la hora de dejar este mundo. Es decir que quienes así vivamos, haciendo la Voluntad de Dios, una vez superado el trance de la muerte corporal, alcanzaremos la Vida Eterna.
Esto es lo que Jesucristo nos revela y en lo que tenemos libertad de creer o no. No es bueno ni razonable que no creamos, sin embargo, es un peligro que corremos, que el Señor procura amenguar enviándonos el Espíritu Santo para que nos guie y dejándonos las Escrituras, la Iglesia y los Sacramentos.
El Señor Jesucristo, Hijo de Dios Padre Creador, ha dado su propia vida para que no se pierda ninguno de los que le han sido encomendados. Ha hecho todo cuanto le cupo hacer e incluso lo sigue haciendo en la vida de cada uno de nosotros.
Somos libres para amar
Lo que no puede hacer es elegir por nosotros. No puede amar por nosotros. Aunque si está dispuesto a transformarnos, a facilitar circunstancias que nos induzcan a creer en Dios y a vivir en consecuencia. Pero ello, en última instancia depende de nosotros.
El hacer el mal que no queremos y no hacer el bien que queremos, es parte de la naturaleza caída del ser humano. Es por causa del Demonio, que ancestralmente quiere engañarnos haciendo que consintamos en sus tentaciones.
Es el Demonio, al que el Señor reconoce como el Príncipe de este mundo, por el poder que se le ha concedido sobre las tinieblas, el que nos llevan a dudar de Dios y a poner nuestra propia voluntad por encima de la suya, lo que desde luego constituye un despropósito.
Contra el Demonio, la Gracia
Sin embargo, él se encarga en cada ocasión de disfrazar la realidad en tal forma, que nos resulte atractivo caminar hacia nuestra propia destrucción y muerte. Él es el engañador por excelencia. No podemos menospreciar su poder.
El poder del demonio es proporcional a nuestra permisividad. Por lo tanto, no nos está dado jugar con sus tentaciones, porque siempre saldremos perdiendo, con respecto al único propósito que hemos de tener en esta vida, es decir, salvar nuestras almas.
Por el contrario, la Gracia, es decir, la presencia de Dios en nuestras vidas es inversamente proporcional al poder del Maligno. Es decir que cuanto más abunda la Gracia de Dios en nuestras vidas, más difícil se le hace al Demonio tentarnos o extraviarnos.
En consecuencia, hemos de vivir en Gracia si queremos alcanzar la Vida Eterna. Para eso el Señor nos ha dejado una serie de auxilios, entre los cuales, los más importantes son los Sacramentos y especialmente el de la Eucaristía, que nos hace uno con Él y nuestra Santa Madre Iglesia
Oración:
Padre santo, te pedimos que nos ayudes a creer y dar testimonio de nuestra fe a nuestros hermanos y al mundo entero. Que nos aventuremos a amar como Tú nos has amado, estando siempre dispuestos a dar, antes que a recibir. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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