abismo inmenso
“…entre nosotros y ustedes se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia ustedes no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros.”
Jueves de la 2da Semana de Cuaresma | 17 marzo del 2022 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Jeremías 17,5-10
- Salmo 1,1-2.3.4.6
- Lucas 16,19-31
Reflexión sobre las lecturas
abismo inmenso
E cuando menos dramática la constatación que las diferencias que vamos notando, poco a poco se am convirtiendo en un abismo inmenso. Provoca tristeza pensar que podemos llegar a tal extremo. Y en verdad ocurre, casi de modo imperceptible.
Nos vamos distanciando unos de otros. No siempre de modo consciente. Nos esforzamos por contactar con aquellos que nos interesa, con aquellos que coincidimos, que nos son agradables. Los otros van quedando rezagados.
Del mismo modo va ocurriendo con Dios. Sin embargo, en tanto podemos olvidarnos de ciertas personas, no ocurre lo mismo con Dios. Abrir un abismo inmenso entre Dios y nosotros no trae como resultado un olvido intrascendente, del nivel que pudiera ser el olvido de alguna persona.
¿Hay mayor abismo que la muerte?
Si el distanciamiento al que nos referimos fuera de nuestros padres o hermanos, habría que ponerlo en consideración. Nos llevaremos hasta la tumba tal distanciamiento. ¿No hay nada que podamos hacer? Bajar un poco nuestro orgullo, nuestra soberbia. ¿Es posible?
Habrá casos en los que el daño o la ofensa haya sido muy grave. Irreparable. Entonces, tal vez poniéndolo en conocimiento de un tercero, de un consejero, de un asesor espiritual, se pueda allanar el camino. O, con nuestras muertes quedara sellado por siempre este abismo inmenso.
Puede pasar con la esposa o el esposo o los hijos. ¿Persistiremos hasta la muerte con este distanciamiento? ¿Y si fuera un amigo? Mirando a otro lado, reemplazando esta atención o tal vez dedicación por la de otros, podríamos llegar a distanciarnos hasta la muerte.
Un abismo entre Dios y el hombre
Sin embargo, esto que hacemos entre nosotros, los mortales, no lo podemos hacer con Dios. No podemos olvidarlo y prescindir de Él. Porque, si no estamos con Él, estamos contra Él. Porque si ponemos un abismo inmenso entre nosotros y Él, nos perdemos irremediablemente.
Y, si no volvemos los ojos a Él hasta la muerte, es decir que, ni si quiera en ese trance lo llamamos, una vez muertos, el abismo será insalvable.
Si perdemos a Dios, perdemos la razón de nuestras vidas; el propósito de nuestras existencias.
El distanciamiento de Dios, entonces es parecido al distanciamiento que vamos teniendo con cualquiera, por el motivo que fuera. Fundado o infundado; grave o simple olvido. Pero las consecuencias, en este caso, además de irreparables, serán insufribles.
¿Quién marca distancias?
Dios no amenaza. Dios no castiga. Somos nosotros los que decidimos. Somos nosotros los que decidimos. Queremos ir con Él o no. Sabemos cuáles son las consecuencias de ir por uno u otro camino. Para eso Dios nos hizo libres, y nos dotó de inteligencia y voluntad.
Nosotros escogemos. Sin embargo, estamos advertidos. No es aconsejable alejarse de Dios. No se trata de un capricho. Es AMOR. Dios ha sacrificado la vida de Su único para que Él, encarnándose, viviera, muriera y resucitando, nos mostrara El Camino.
Solo hay Un Camino, el que nos señaló Jesucristo con su vida. Este es: hacer la Voluntad de Dios Padre. Ello implica, vivir con Él. Estar con Él. No podemos abandonarlo si queremos alcanzar el propósito para el cual fuimos creados.
Dios jamás nos abandona
La buena noticia es que Él nunca nos abandona. Si nos dejara por un segundo, no existiríamos. Somos nosotros los que nos apartamos de Él. Pero basta que le llamemos, que le hablemos, que le susurremos, que le gritemos, para que Él nos vuelva a tomar de la mano y nos vuelva al Camino.
Pero, siempre hay un pero…Lo tenemos que hacer mientras estamos en vida, en esta vida. Porque una vez que esta termina, no habrá otra ocasión de remediar el distanciamiento y de ser el abismo inmenso, pasará a ser infinito.
Tú decides…
¿Cómo salvo este abismo?
Pues, no seas indiferente. ¡Fíjate en los Lázaros que te rodean! Ama a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Lo contario, te lleva al abismo.
Oración:
Padre Santo, danos la Gracia de mantenernos siempre firmemente unidos a ti, sin importar lo que ocurra, confiando plenamente en tus designios y haciendo Tú Voluntad. Alimenta nuestros cuerpos y nuestras almas con la Santa Eucaristía. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
(226) vistas