Darlo todo

Lucas 21,1-4 darlo todo

darlo todo

Darlo todo: «En verdad les digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Lunes de la 34ta Semana del T. Ordinario | 21 de noviembre de 2022 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

• Apocalipsis 14,1-3.4b-5
• Salmo 23,1-2.3-4ab.5-6
Lucas 21,1-4

Reflexión sobre las lecturas

Darlo todo

Si nosotros realmente creemos en Dios, entonces estamos obligados a darlo todo por Él. En los últimos tiempos nos hemos ido acostumbrarnos a no ser coherentes. Pretendemos que algunas exigencias planteadas por Jesucristo en los Evangelios son solo formas de expresión, que no quieren significar literalmente lo que dicen.

Es decir que nos hemos acostumbrado a interpretar a nuestro antojo lo que dice el Señor. Porque queremos creer que Él no puede ser tan exígete con nosotros. Nos hemos acostumbrado a reinterpretar sus palabras y asignarles el valor que somos capaces de tolerar o soportar.

Este es parte del subjetivismo en el que estamos viviendo, resultado de la manipulación de conciencias, de la que somos objeto todo el tiempo a través de todos los medios de prensa y difusión de las ideas. Empeñados en sacar a Dios de nuestras vidas, no pierden ocasión de evitarnos sacrificios, poniéndonos al centro.

Darlo todo

Darlo todo exige sacrificio

Así, al mismo tiempo que se promueve el consumismo y la complacencia personal a cualquier precio se descarta el valor del sacrificio y las privaciones como medios para fortalecer nuestro carácter, haciéndonos consentir que lo primero debe ser nuestra satisfacción y que en ella radica nuestra felicidad.

Yendo más lejos, diariamente y por todos los medios se nos dice que vivimos para ser felices y que por lo tanto es comprensible y humano que pongamos nuestro mejor empeño en alcanzar este estado en todo tiempo y circunstancia.

Para ello lo mejor es evitar noticias y pensamientos tóxicos y centrarse en aquello que en cada ocasión es capaz de acarrearnos la dosis de felicidad requerida, evitado todo aquello que pudiera empañarlo, desde luego, cualquier privación, sacrificio o situación que nos pudiera imponer la postergación de nuestra felicidad.

¿Comprenderá Dios que no podemos darlo todo?

Entonces, ¿cómo darlo todo? ¿Qué o quién puede demandar tanto? ¿Qué o quién no sería capaz de conformarse con menos, con tal de no llevarnos a un sacrificio innecesario? Hasta Dios comprendería que no lleguemos a ningún extremo. Al menos eso es lo que creemos.

De este modo, darlo todo es un modo de hablar, un eufemismo a cuyo extremo nadie está dispuesto a llegar en este mundo moderno. Ni nosotros lo exigimos, ni tampoco estamos dispuestos a dejar que nadie nos lo exija.

Y sin embargo el Señor pone como ejemplo a esta viuda que por Dios es capaz de dar todo lo que tiene para vivir. Esto es lo que espera el Señor de nosotros. Y, si no lo damos es en realidad porque no le creemos. Porque no estamos dispuestos a jugarnos el todo por Él.

Nadie es capaz de darlo todo

Somos tibios. Esa es la realidad. Nos conformamos con términos medios. Al final, no llegamos a entregarnos al Señor. Queremos tener un pie en la tierra, en el mundo y todo lo que nos ofrece, y el otro, tímidamente apoyado en lo que nos pide el Señor.

No muy convencidos del todo. Como Pedro, a la primera nos hundiremos. El Señor, el Rey del Universo nos pide; darlo todo por Él. Nosotros esperamos que comprenda que no podemos llegar a tal extremo y que nos perdone. Nos amparamos en aquello de: todo el mundo lo hace. En este caso: nadie

Y, damos por hecho que Dios nos comprende y perdona, puesto que es todo amor y misericordia. De este modo pretendemos manipularlo para, como se dice, quedar bien con Dios y con el diablo. Así actuamos y nos justificamos. ¿Dios hará lo que nosotros creemos? ¿Procederá como nosotros esperamos?

Oración:

Padre amado, perdónanos que no seamos capaces de dar un paso más. Que nos conformemos con lo poco que hacemos. Que encima nos sintamos generosos y con nuestra conciencia tranquila, como si estuviéramos seguros de haber hecho todo lo que podíamos. ¡Perdónanos Señor! danos humildad y sencillez para oír y cumplir con lo que nos mandas. Danos Tu Gracia para dar ese paso más que Tu siempre estás esperando y que nuestros hermanos necesitan. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

(119) vistas

Imágenes Relacionadas:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *