salvará a su pueblo
“Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.”
Sábado de la 2da Semana de Cuaresma – San José | 19 de Marzo del 2022 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Samuel 7,4-5a.12-14a.16
- Salmo 88,2-3.4-5.27.29
- Romanos 4,13.16-18
- Mateo 1,16.18-21.24a
Reflexión sobre las lecturas
salvará a su pueblo
San José estuvo llamado a ser el padre adoptivo de Jesús. No hubiera alcanzado tan alto honor de no ser justo. José, como la Santísima Virgen María antes, aceptó la Voluntad del Señor, por fe. José y María provenían de familias santas, educadas en la fe.
Los dos recibieron por boca de ángeles la Misión que tenían encomendada por Dios y ninguno se negó. Por el contrario, supieron llevar con discreción y fe, el papel que les fue encomendado. Jesús era el Mesías largamente esperado que salvará a su pueblo.
Ser parte de este episodio en la historia de la humanidad tenía que ser sobrecogedor. ¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros? Seguramente eran algunas de las interrogantes que les asaltaban a cada rato. Sus vidas girarían en torno a este hecho central.
Danos Señor la fe de San José
Todo se alteró en sus rutinas. No sabemos si ya antes habían tenido alguna intuición de lo que serían sus vidas. De cualquier modo, estuvieron plenamente dispuestos a aceptarlo. Desde el comienzo todo se es presentó cuesta arriba.
¡Hay que tener fe para aceptar que tu esposa está embarazada por el Espíritu Santo! ¡Hay que tener fe para sentir a este niño creciendo en tu vientre! Hay que tener fe para huir juntos a Egipto protegiendo a este niño, sabiendo que salvará a su pueblo.
Evidentemente conocían la historia sagrada. Conocían a Abraham, a Moisés, a David. Iban al Templo. Con frecuencia recitarían los Salmos. Eran conscientes de los prodigios que Dios había obrado en la historia. Y habían tenido la visita de los Ángeles y luego de los Reyes.
María sabía que Él salvaría a su pueblo
María había visto a Isabel embarazada, siendo ya mayor, y la acompañó durante varios meses. Luego, cuando llevaron a Jesús para presentarlo al templo, Jeremías, reconociéndolo, profetizó todo lo que ocurriría y lo que tendría que sufrir María.
No fue fácil ser los padres del Salvador en aquellas circunstancias. Ello también les inquietaría. ¿Cómo será? Sin embargo, estuvieron dispuestos a aceptarlo todo, sabiendo que era el Mesías, el Hijo de Dios, que salvaría a su pueblo.
Es poco lo que se sabe de Jesús hasta los treinta años, pero es suficiente para imaginar que los tres eran conscientes del papel que les tocaba jugar en esta singular historia. Como cuando teniendo doce años lo encontraron enseñando a los sacerdotes y escribas en el templo.
¿Cuántas veces, como en Caná, Jesús habría tenido que refrenar a su madre, para no intervenir en las vidas de sus familiares y amigos? O tal vez lo hizo. De eso no hablan nada los evangelios. Pero es natural pensar que la presencia cotidiana y sabiduría de Cristo debió terminar de convencerlos que Él era el Salvador.
Oración:
Padre Santo, danos la fe de San José, para entregarnos por completo a Tus designios en nuestras vidas, sabiendo que nadie mejor que Tú habrá de conducirnos a la salvación. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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