lo entregó a los verdugos
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.
Martes de la 3ra semana de Cuaresma | 22 de Marzo del 2022 | Por Miguel Damiani
Lecturas de la Fecha:
- Daniel 3,25.34-43
- Salmo 24,4-5ab.6.7bc.8-9
- Mateo 18,21-35
Reflexión sobre las lecturas
lo entregó a los verdugos
La misericordia de Dios es infinita. Es cierto. Sin embargo, es claro que Él nos pagará con la misma moneda que paguemos a nuestros hermanos. Al Señor no podemos engañarlo. Y es tan justo que aplicará la misma medida que nosotros apliquemos a nuestros hermanos.
Por lo tanto, andemos con cuidado. Si tu entregas a los verdugos a quien de algún modo te faltó, sin atender sus súplicas ni darle ninguna oportunidad, no te quejes si al final recibes lo mismo. ¡Se tan comprensivo como quisieras que fueran contigo!
Tenemos que aprender a dominar el rencor y aprender a perdonar. No es fácil. Solemos llevar cuentas de quienes nos fallan, de quienes nos faltan. Y cuando se trata de dinero, somos implacables. Y a veces por cantidades irrisorias.
La unión hace la fuerza
Algunos de nosotros y a veces cuando más tenemos, somos demasiado apegados al dinero. No seamos tan aprensivos. Es cierto que queremos guardar pan para mayo, porque entonces ¿quién nos ayudara? Nos atemoriza una ancianidad enfermos, pobres y sin tener a quien recurrir.
La vida es un ciclo en el que algunos aprenden a capear temporales y a sobrevivir como pueden. Otros, no llevan cuentas ni reparan en el gasto. Mientras tienen, despilfarran. Los hay que aprovechan cualquier oportunidad con tal de ganar.
Hay quienes siempre viven pendientes del futuro, ahorrando todo lo que pueden. Algunos al extremo de privarse y no compartir. Mientras otros viven el presente, hay quienes ni aun esforzándose logran cubrir todos sus gastos.
Hospitalarios antes que verdugos
La vida no es pareja para todos en lo que respecta a recursos económicos. Ello debe llevarnos a ser generosos y a compartir en armonía, teniendo en cuenta que la vida está llena de cumbres, abismos, valles y tempestades. Que nada dura para siempre.
El mundo actual nos impulsa a vivir egoístamente, cada uno ocupándose de sí mismo. Debemos procurar romper con este círculo, procurando compartir unos con otros. Como vivieron nuestros antepasados. Apoyándose unos a otros.
Hay que romper este círculo vicioso que nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos, ocupándonos tan solo de nuestras necesidades. ¡Cuánto podríamos optimizar nuestros gastos si viviéramos en comunidad con nuestros hermanos!
Si no es el amor, será la necesidad
Pero somos intolerantes y cada uno quiere hacer su capricho. Nos cuesta sacrificarnos en aras de la armonía y la racionalidad del gasto. Tal vez esta sea la única salida que nos quede frente a la crisis económica que se avecina.
En lugar de dedicarnos a atesorar a como dé lugar y a acogotar como verdugos a quienes nos deben, debíamos aprovecha este tiempo para sentar las bases de una vida en comunidad, con la familia ampliada y los amigos más cercanos.
Así fueron las primeras comunidades cristianas. Nos cuesta imaginarlas ahora. Cuanto más difícil se nos hará adaptarnos. Sin embargo, los tiempos que se nos vienen, muy posiblemente, nos llevarán a adoptar por la fuerza esta forma de vida. ¿No sería mejor anticiparnos?
Oración:
Padre Bueno, danos humildad, grandeza de corazón y amplitud de criterio para entender que debemos velar unos por otros. Que es necesario que ampliemos el círculo familiar y afiancemos lazos que nos permitan vivir en comunidad. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.
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