conviene

San Juan 16,5-11 – conviene

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Pero yo les digo la verdad: Les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; pero si me voy, se los enviaré.

Martes de la 6ta semana de Pascua | 24 de Mayo de 2022 | Por Miguel Damiani

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Reflexión sobre las lecturas

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El Señor siempre está a nuestro lado y aunque a veces no nos damos cuenta, Él siempre está haciendo y disponiendo lo que más y mejor nos conviene. Y es que su misión es salvarnos y ha venido a cumplirla, por más difícil e imposible que a veces nos parezca.

Él siempre está actuando, aun mientras dormimos. Aun cuando nos parece la noche más oscura. Definitivamente su labor es muy basta, porque debe salvarnos ayudado por nuestra voluntad. Quiere esto decir que sin nuestra aceptación no es posible.

Si llegáramos a comprender esto, seríamos seguramente más dóciles y confiados. No depende de lo que hagamos o dejemos de hacer nosotros. Depende de Él. A nosotros solo nos toca adherirnos a Su Plan, que no es otra que la Voluntad de Dios.

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Nos conviene que se vaya

Precisamente en los versículos que reflexionamos hoy nos habla de tres cosas: de un pecado, de una justicia y de una condena. Tres objetivos a los que Él mismo nos da a conocer como los pilares de su Misión. Haremos bien en detenernos un momento a reflexionar acerca de estos pilares.

Ha de ser importante el distinguir que se refiere a un pecado, una justicia y una condena. Ninguna es parte de muchas otras. Es decir que estas tres son las únicas en las que debemos reparar. Es como cuando dice que Él es la Verdad, el Camino y la Vida.

Solo hay un pecado en el cual debemos detenernos para enmendar. Solo hay un pecado y es “el pecado”, que da origen a nuestra perdición. Solo un pecado a vencer, a retirar, a superar. Este solo es suficiente para condenarnos, para perdernos.

¡Jesucristo nos ha salvado!

Su Misión ha sido precisamente liberarnos de este pecado. ¡Y así lo ha hecho! Ha triunfado sobre la mentira, la muerte, la oscuridad y el pecado. ¡Él nos ha liberado! No podía ser de otro modo, puesto que Él es el Hijo de Dios, el Enviado para salvarnos.

Esto será lo que el Espíritu Santo nos mostrará, una vez que Él se vaya. Por eso es necesario que se vaya, Para que Él nos guíe y nos lleve. El pecado sería desconocerlo. No reconocer e pecado, ni caer en cuenta que Él nos ha librado; que Él nos ha salvado.

El segundo pilar se refiere a la justicia. El Señor, al cumplir la Voluntad de Dios Padre, ha hecho justicia. ¡Ha obrado el mayor acto de justicia! Y lo ha hecho por nosotros. Por amor. Porque así lo ha querido y dispuesto nuestro Padre.

El Señor nos ha salvado

Por lo tanto, ya no tenemos que pedir ni mendigar justicia, porque ella ya ha sido obrada por Jesucristo. Nos conviene que se vaya. El Señor vuelve al Padre, porque su misión ha sido concluida, obrando la justicia divina, tal como lo ofreció a nuestros padres. ¡La Salvación ha llegado!

Finalmente, una condena. ¡Solo Una! ¿A quién? Al mentiroso, al malo, al maligno, al Príncipe de las tinieblas. Al obrador de iniquidad. Al artífice de la mentira y el engaño. ¡Ha sido derrotado! Enjuiciado y condenado. No puede nada contra nosotros, estando nosotros con Cristo.

El Paráclito, el Espíritu Santo de Dios vendrá enviado por Jesucristo precisamente para que nos conduzca a la plenitud y la vida eterna. La condena ha sido impuesta. ¡Ya no tenemos qué temer! Hemos de vivir alegres y confiados, dejándonos guiar con humildad.

Oración:

Padre Bueno, Padre de Bondad y Padre de Misericordia, te damos gracias, te bendecimos y adoramos, por habernos enviado a Tú Amado Hijo, para que muriendo en la cruz y resucitando al tercer día, nos sacara de las tinieblas, el dolor, la enfermedad y la muerte. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos…Amén.

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