que vea
Qué difícil se le hace al hombre caminar sin ver. Eso es algo que los ciegos comprenden en carne propia mejor que nadie, tal como nos lo recuerda el Evangelio de Lucas 18,35-43. Por eso, quien vive esta desgracia por alguna razón en la vida, no puede tener mejor anhelo que el que declara el ciego de Jericó: Señor, que vea.

Pero tan trágico o más que eso es la ceguera de la que padece gran parte de la humanidad, que no es capaz de ver y entender la Voluntad de Dios y tomarla como la mejor opción para nuestras vidas, porque solo ella nos llevará a alcanzar el propósito par el cual fuimos creados.
Dios nos ha hecho para ser felices y solo alcanzaremos la felicidad haciendo Su Voluntad. Que sea pues nuestra oración permanente: Señor, que vea.
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