se le exigirá

se le exigirá – Lucas 12,39-48

se le exigirá

El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.

Miércoles de la 29na semana del T. Ordinario | 21 de Octubre de 2020 | Por Miguel Damiani

Lecturas de la Fecha:

Reflexión sobre las lecturas

se le exigirá

Vivimos en un tiempo en el que todas las normas parecen relajadas. Y muchas efectivamente lo son, por diversos motivos. Y es que la corrupción generalizada daña nuestra moral, relaja nuestros principios. Nos hace más vulnerables. Vaya uno a saber a qué extremo.

No nos damos cuenta. Imperceptiblemente el Demonio entra en el mundo y en la sociedad entera y la va corrompiendo. Alguien ha dicho que la asedia es el mayor pecado de nuestros tiempos. No se equivoca. Todos en mayor o menor medida somos víctimas de ella.

Nos cabreamos. Evadimos nuestras responsabilidades y obligaciones, porque no se nos exige. Se dan tantas normas como se van echando al olvido otras. Como si no tuviéramos pasado. Como si recién hubiera llegado la civilización al mundo.

se le exigirá

Lo políticamente correcto

La constante publicación de nuevas normas junto con la corrupción que desde el estado justamente las evade establece un patrón nocivo de comportamiento. Esto es lo que se conoce como “hecha la ley, hecha la trampa” que padece la humanidad entera.

La entronización de “lo políticamente correcto” nos está conduciendo a una permisividad total, en la que el mundo entero hace tabla rasa de las normas. ¿Por qué? Porque de una u otra manera el que quiere consigue que se le exceptúe, alegando algún derecho.

Con este argumento nos volvemos tan permisivos que toleramos y pasamos por alto casi cualquier cosa, atendiendo a justificaciones subjetivas. Si no me parece, si no me gusta, si me molesta puedo trasgredir cualquier cosa alegando un derecho.

El relativismo y la percepción

Basta decir que a uno le gusta así. Para que se convierta en derecho. Es a lo que asistimos con la nefasta Ideología de Género. El relativizar lo más natural y evidente, como es la existencia de los dos sexos, se quiebran las bases del razonamiento lógico.

La realidad, a partir de ese momento depende de lo que el sujeto perciba o interprete. Deja de ser objetiva, para convertirse en el resultado de una apreciación subjetiva. Como decía Chesterton: llegará el día en que tendremos que batirnos a duelo para sostener que el pasto es verde.

El relativismo en el que vivimos es producto de una reingeniería social que poco a poco, en forma casi imperceptible pero constante ha ido deconstruyendo las sólidas bases de nuestras sociedad, levantada sobre el pilar inamovible de la ley natural.

Se le exigirá razonar con lógica

Aquella que nos dice que después del día viene la noche. Que dos cosas o pueden ser al mismo tiempo algo y su contrario. Que no se puede inhalar y exhalar al mismo tiempo. Que las diferencias en los cuerpos del hombre y la mujer corresponde a funciones distintas, pero complementarias.

Que a cada órgano le corresponde una función. Que la vida es un Don que comienza con la concepción y termina con la muerte. Que nadie tiene derecho sobre la vida de sus semejantes. Que somos libres por Gracia de Dios. Que tenemos una dignidad que se funda en nuestra filiación divina. Que somos únicos e irrepetibles.

Que hemos sido creados por Dios a su imagen y semejanza. Que nuestra vida cobra sentido cuando la orientamos a vivir de conformidad con el propósito que Dios ha impreso en nuestras almas. Que estas no descansarán hasta volver a la patria celestial de donde proviene.

Amar como Dios nos ama

Que la vida es un Camino de perfección que solo alcanzaremos si tenemos al Hijo de Dios como modelo. Que tal como nos revela Cristo somos hijos del mismo Padre. Que como hermanos nos debemos amor antes que tolerancia. Que debemos amarnos unos a otros como Dios Padre nos ama.

Que el amor es incondicional. Que nada tiene que ver con el merecimiento, porque Dios nos amó incluso antes de existir. Que amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos es la regla de oro que debe normar nuestras existencias.

Todo esto, puesto en práctica no puede acarrear sino virtud, conduciéndonos a la perfección. Que es esta plenitud la que el Señor propone para nuestras vidas. Que solo la alcanzaremos si vivimos unidos a Él, como la vid a los sarmientos.

Necesitamos permanecer unidos a Dios

Que esta unión es posible mediante la oración y los sacramentos que Él mismo instituyó y nos enseñó mientras vivió entre nosotros. Que todo esto lo encontramos registrado en las Escrituras y especialmente en los Evangelios.

Que nadie puede querer nada mejor para nuestras vidas que aquello que Dios Padre ha dispuesto. Que por eso debemos discernir a cada paso cuál es Su Voluntad para nuestras. Y, con Su Gracia llevarla a la práctica.

Aquello que el dispone ha de ser el norte en nuestras vidas. Hacia allá debemos marchar sin demora. Reconociendo que no solo somos responsables por nosotros, sino también por nuestros hermanos. Que tenemos un deber con todos nuestros hermanos impuesto por el Señor antes de partir.

Al cristiano se le exigirá resultados de su misión

Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. (Marcos 16,15-16) Esa es nuestra misión. Tarea ineludible por la que seremos juzgados. Se le exigirá más a quien más se le dio.

Hay definitivamente un momento designado para la rendición de cuentas. Todo lo que hemos recibido tiene un propósito ineludible, por el cual habremos de rendir cuentas. Somos corresponsables de nuestros hermanos.

Al atardecer de nuestras vidas seremos examinados en el amor, como dice la canción. ¿Debemos tener miedo? ¡No! Pero ello debe ser suficiente acicate para dejar el tedio, la acedia y la modorra. El tiempo es corto. Hay mucho por hacer. No seamos irresponsables, como nos quiere el Demonio.

Oración.

Oremos mucho. Pidamos a nuestro Padre las fuerzas, la voluntad, la perseverancia, la energía, la lucidez y el ánimo para hacer hoy y siempre lo que debemos hacer. Para ir en contra de la corriente. Para vencernos. Te lo pido por Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

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